En una finca de fin de semana del Valle de Uco, es número 1 en Trip Advisor y se hizo famoso por el boca en boca y las recomendaciones de los turistas.
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A menos de media hora de Tunuyán y a dos de la ciudad de Mendoza se encuentra Los Chacayes, un lugar que deslumbra por su paisaje simple y agreste. Al pie de la Cordillera de los Andes, todo es naturaleza en su estado más puro. Desde la ruta, un desvío de dos kilómetros por un camino de tierra y los carteles como única referencia conducen a una tranquera que finalmente anuncia el lugar de destino, buscado y aclamado por turistas y locales por igual: El Paisano.
Desde hace seis años, la casa de veraneo de los Zeid en su finca familiar, un pequeño paraíso repleto de álamos y castaños y atravesado por el Arroyo Grande, se convirtió en restaurante. La idea fue de los hermanos Omar y Zamid Zeid que se opusieron a que sus padres vendieran el predio (porque se usaba poco). Sin experiencia en gastronomía pero con entusiasmo de sobra, decidieron montar una propuesta de cocina de espíritu sencillo y noble, donde prevaleciera el hecho de estar al pie de la montaña. El nombre decantó por sí solo: en el pueblo, ellos siempre fueron “los paisanos”; no sólo por lo criollo, sino también por la descendencia árabe que hay en Tunuyán. Los Zeid tienen herencia siria y libanesa.
Cuando inauguraron no sabían cómo darse a conocer y decidieron abrir perfiles en redes sociales enseguida. “Los hoteles de la zona no nos recomendaban ni venía nadie de Mendoza. De a poco empezaron a llegar turistas extranjeros de casualidad, algunos perdidos, y dejaban sus reseñas y fotos en Internet”, recuerda Omar. Fue suficiente para que la web hiciera lo suyo y se convirtieran en un furor en las redes. “La gente nos preguntaba si era así de lindo cómo se veía en las fotos, con las mesas al lado del arroyo, no lo podían creer”.
Hoy Omar y su papá Daniel junto a un pequeño equipo le dan vida a este lugar único que fue creciendo a través de reseñas en Trip Advisor. Hoy son número uno en esa red y un éxito entre turistas de todas partes y también locales, que particularmente los descubrieron cuando reabrieron en octubre de 2021, después de la peor parte de la pandemia. “La frase de los mendocinos que llegan por primera vez es, ‘no puedo creer que esto exista acá’, si no se iban a Potrerillos o a Cacheuta”, relata Omar.
Cocina honesta y sin tiempo
“Acá no hay lujos ni grandes detalles”, explica Omar, que además de parrillero, es instructor de ski y surfista. “Somos el lugar y una propuesta simple, para que te sientas en tu casa, que pases el día sin apuro, en la naturaleza, al pie de la cordillera en toda su expresión”. Tan simple como entregarse a las manos del ‘paisano’ y disfrutar del menú casero, fijo y de pasos.
Incluye empanadas de carne y humita, focaccia criolla, hummus y quesos, carne a la olla –si es temporada, sale con castañas de los árboles de la finca– o risotto al curry. De la parrilla salen entraña, matambre o cerdo. También hay opciones veggie, veganas y sin tacc con pedido previo en la reserva. Daniel, el padre y parrillero, se jacta de que hasta los extranjeros más reacios se hicieron fanáticos de su famosa molleja “al palito”, que sale tipo brochette, bien dorada, crocante y con mucho limón, y es la especialidad de la casa. Todo se acompaña con buenos vinos mendocinos, y una selección especial de la zona: Valle de Uco es una región privilegiada para el cultivo de la vid, a 1200msnm y con un microclima entre la quebrada y el comienzo de la montaña que da vinos únicos.
Están abiertos todos los días, todo el año, al mediodía y a la noche, y aunque a veces las reservas se agotan con varias semanas de antelación, nunca ofrecen más de 15 o 20 cubiertos: “No queremos romper la estructura. Son pocas mesas, separadas entre sí para mantener la tranquilidad y que la gente esté relajada, que se sienta como en su casa”.
El espacio de los Zeid está entre una alameda añosa, y las mesas se disponen en el mejor punto, justo a la vera del Arroyo Grande, el más grande de Valle de Uco, que atraviesa el terreno con su agua de deshielo de manantial que baja a toda velocidad. El mismo arroyo en el que Omar y su hermano Zamid -que dejó el proyecto y ahora vive en Suecia-, se bañaban cada verano cuando eran chicos, hoy lo comparten con los que llegan a pasar el día a la finca. “Quisimos abrir las puertas de nuestra casa para recibir a todo el mundo”, dicen Omar y Daniel, con el orgullo y la satisfacción del sueño cumplido.
Datos útiles
El Paisano. Callejón Videla Guiñazú s/n, Tunuyán. Reservas al (02622) 44-4338.
En Facebook: El Paisano Casa de Campo
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