Con el apoyo del municipio de San Carlos Centro, el artista Luis Dona creó un espacio único en su tipo, que fusiona la perspectiva tridimensional con la identidad local.
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Hace algunos años, el artista plástico sancarlino Luis Dona comenzó a experimentar en el terreno del arte en 3D, con una técnica denominada anamorfosis, que consiste en utilizar las proporciones y la perspectiva en los dibujos para conseguir un determinado efecto óptico. De esta forma, los distintos componentes de la obra aparecen distorsionados sobre la superficie elegida, pero cobran sentido cuando se los observa desde un punto de vista específico.
En 2021, sobre esa base, dibujó en la vereda, ante las puertas de su taller de la ciudad de San Carlos Centro, un avión de papel muy especial, ya que si el visitante se para en un punto fijado, la sensación es la de estar volando entre las nubes. Lo que siguió fue una especie de “viralización”. Gente de San Carlos y de toda la región empezó a circular por el lugar para llevarse su foto “en vuelo”. Este interés llevó a Dona a pensar en la posibilidad de un proyecto más amplio, que finalmente se concretó con el apoyo de la Municipalidad sancarlina: la primera sala 3D de la provincia de Santa Fe.
¿En qué consiste este espacio, que se inauguró el pasado 5 de noviembre, el mismo fin de semana en que la ciudad celebró a su santo patrono, San Carlos Borromeo? En un salón, ubicado en el interior del Jardín Botánico de la ciudad, en cuyo interior los visitantes pueden encontrar cuatro pinturas de amplias dimensiones, que están trabajadas en base a la mencionada técnica. Es decir, gracias a los efectos de perspectiva bajo el cual fueron creadas, desde un lugar predeterminado parecen sumergir a quien acepta el convite, en una escena dentro de la cual interactúa.
Dibujar la identidad
Pero el rasgo significativo es que cada una de las obras que componen la sala está relacionada con algún aspecto o arista de la identidad sancarlina. Así, en el corazón mismo de la estancia, en el piso, hay una vista aérea de la ciudad, con el arco de la entrada en primer plano y otros puntos emblemáticos ubicados más atrás. La sensación, para el público, es que puede observar la escena desde arriba, como si estuviera al borde de una cornisa. Y puede, por ejemplo, caminar por encima del mencionado arco, pasar sobre los vehículos dibujados o simplemente observar el paisaje.
En las paredes de la sala, están plasmadas tres industrias emblemáticas de San Carlos Centro. Dona, luego de investigar en forma concienzuda la historia, los procesos de producción y los desarrollos de cada una de ellas, ideó una “escena” que permite conocer algún detalle llamativo. La idea es que tanto los sancarlinos como los visitantes de otros lugares (a San Carlos llegan, semanalmente, excursiones de estudiantes de nivel primario de procedencias diversas) puedan obtener su fotografía como recuerdo.
Así, el artista representó en uno de los murales a la fábrica de campanas Luis Bellini e Hijos, la única que queda en pie en Sudamérica. Cabe recordar que, para sus productos, los Bellini utilizan todavía el milenario método de moldeo a la cera perdida, algo ostensible en la obra pensada y ejecutada por Dona. El espectador atisba a un obrero en plena elaboración y puede generar en la foto la sensación de que “toca” una campana que está recién terminada.
Cristal y golosinas
En otra pared, Luis Dona se ocupó de la Cristalería San Carlos, empresa icónica en la región, fundada en el año 1949 y dedicada a la producción artesanal. En el dibujo, el visitante parece entrar al interior de la fábrica y probar la técnica del soplado, que es precisamente la que permite que cada una de las piezas generadas sea única e irrepetible.
Por último, el artista formuló una mirada muy particular de un producto que se ha convertido en uno de los clásicos de esta ciudad del departamento Las Colonias: el chupetín Pico Dulce, de la centenaria firma Lheritier. En este caso, hay una especie de caja fuerte que se abre y da pie a un “ataque” de golosinas.
Un aspecto sobre el cual puso hincapié el propio gestor de este espacio dependiente de la Municipalidad de San Carlos Centro, es que más allá de las técnicas y las premisas utilizadas, es el propio espectador el que completa la obra, con su propia impronta y creatividad, a través de las situaciones y posiciones que utilice para jugar con cada una de ellas. Es posible que, durante los seis meses que Dona se dedicó a este proyecto, haya disfrutado mucho. Ahora, le toca el turno a los invitados.
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