La figura del primer santo argentino hilvana un circuito histórico y cultural que recorre 240 kilómetros. Naturaleza, historia, patrimonio jesuita y un pasaporte para “turigrinos” para sellar el paso por cada etapa.
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Con el café todavía calentito en la mesa del parador Giulio Cesare de las Altas Cumbres, en plena Pampa de Achala donde la vista se pierde en un desierto de piedras, el pibe toma el sello de color verde y estampa triunfal la oblea en la última hoja. “Esta credencial se otorga a todos los peregrinos que recorren el Camino de Brochero, independientemente de su motivación, y con el deseo de conocer la vida y obra del Santo Cura Brochero”.
La frase encabeza las recomendaciones del Pasaporte del Peregrino, un documento desplegable con información turística, histórica y religiosa que sirve para certificar el paso de su portador por las distintas estaciones de una ruta de 240 kilómetros que une Villa Santa Rosa, Córdoba Capital y Villa Cura Brochero, las tres ciudades cordobesas donde nació, se formó y tuvo protagonismo el religioso José Gabriel del Rosario Brochero (1840-1914), considerado el primer santo argentino.
Tal como se estila en España con el Camino de Santiago de Compostela, el primer itinerario cultural europeo declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, con el que Córdoba firmó en 2023 un convenio de hermandad cultural, se lanzó oficialmente El Camino de Brochero, el producto estrella con el que La Docta aspira a posicionarse en el mercado del turismo religioso nacional y mundial.
Razones, méritos y atractivos, no le faltan. El recorrido completo hilvana los hitos centrales de la vida del Cura Gaucho, propone un viaje histórico-cultural por el siglo XIX y por el patrimonio jesuita e incluye un majestuoso tramo al aire libre para cruzar las Altas Cumbres siguiendo su huella, ya que durante 40 años el religioso desplegó su labor pastoral y social en Traslasierra.
La huella cordobesa
La referencia del antiguo Seminario Mayor Nuestra Señora de Loreto en el que José Gabriel Brochero ingresó a los 16 años, el salón de grados de la universidad fundada por los jesuitas donde defendió su título de Maestro en Filosofía, la Capilla Doméstica con su altar íntegramente dorado a la hoja, la Catedral donde fue capellán del coro en 1867 (época en que visitaba a los presos y se dedicó a los enfermos durante una epidemia de cólera) son algunos de los hitos de El Camino de Brochero para visitar en 300 metros a la redonda, en la Manzana Jesuítica, en la Capital cordobesa. Siendo estudiante, Brochero se relaciona con Ramón Cárcano y Miguel Juárez Célman (futuros gobernador de Córdoba y presidente de la Nación respectivamente), y cuando a los 29 años asume el curato de San Alberto en Villa de Tránsito (hoy Villa Cura Brochero) y advierte la inmensa tarea de promoción que lo esperaba, no dudó en gestionar directamente con ellos los caminos, el correo, las escuelas, el ferrocarril o las obras de infraestructura que necesitaba la gente de Traslasierra. Sin pereza, cruzaba las Altas Cumbres en su mula Malacara o se tomaba el tren a Buenos Aires para entregarles en mano los pedidos que redactaba en su máquina de escribir.
Ideal, comenzar el recorrido en el Centro de Interpretación Tecnológico ubicado al lado de la Catedral. Un monolito del Camino de Santiago de Compostela ubicado en el ingreso simboliza la hermandad entre los dos itinerarios separados por un océano y 10.011 kilómetros. Imposible no llevarse a casa la foto del mojón.
Los viajeros, turistas y peregrinos pueden pedir ahí su pasaporte brocheriano (no olvidar sellar la etapa) y recorrer la muestra, que vale la pena. En el antiguo Salón de los Obispos que conserva óleos de gran porte, la Sala Interactiva describe de manera muy entretenida la vida religiosa de Brochero en cuatro pantallas táctiles (Seminarista, Cura joven, Traslasierra y Canónigo), y atravesando el Patio de la Higuera donde alguna vez descansaron los restos del caudillo Facundo Quiroga, conviene dedicarle unos minutos a la proyección de la Sala Inmersiva. Con suerte, no siempre se habilita, se puede subir al campanario de la Catedral para tomar otra foto gloriosa, con el cielo recortado entre edificios clásicos, cúpulas y tejas coloniales.
“Brochero transitó en la ciudad de Córdoba toda su formación académica, su consagración sacerdotal y un sinnúmero de obras que ya daban cuenta de su espíritu solidario y de su perfil como gestor”, explica Kuki Peralta, directora de Productos turísticos de la Municipalidad de Córdoba, mentora del equipo que diseñó el circuito capitalino, sin duda, el más rico en términos de patrimonio histórico y cultural.
Muy reveladora resulta la parada que incluyeron en el Instituto de las Hermanas Esclavas, en barrio General Paz, fundado en 1872 por la beata Catalina de María Rodríguez, una de las grandes amigas y “socias” de Brochero en la tarea social y de evangelización en Traslasierra, donde fundó la Casa de Ejercicios Espirituales y el Colegio de Niñas. En la primera misión, lo acompañaron 15 religiosas con tanta determinación como él.
Durante la visita, en el claustro que separa el convento de la escuela, la Madre Superiora Cecilia Sarmiento -una de las 11 que residen allí- cuenta algunas anécdotas y muestra el antiguo confesionario y la capilla donde el cura daba misa cuando venía de visita. Hoy es un colegio mixto muy apreciado por la comunidad y tiene una canchita con un arco de fútbol: “En ese patio, él les enseñaba a las hermanas a andar a caballo para cruzar las Altas Cumbres”.
Marca registrada
Aunque ya se hacían cabalgatas y peregrinaciones, el turismo religioso abrió una bisagra el 14 de septiembre de 2013, cuando una multitud estimada en 180 mil personas se congregó en un descampado junto al río de Villa Cura Brochero para seguir en vivo la beatificación del sacerdote en pantallas gigantes. Semejante muestra de devoción popular puso a las autoridades a rescatar y poner en valor los hitos principales de su vida, tanto en la Capital cordobesa, como en Villa Santa Rosa (está el Museo casa natal y la pila bautismal tallada en piedra de sapo) y por supuesto, en Traslasierra.
Tres años después, ya declarado santo (el primero que nació, desarrolló su obra pastoral y murió en Argentina) se inauguró en la Pampa de Achala el Camino del Peregrino. Son 28 kilómetros de panorámicas surcadas por arroyos, vertientes y quebradas, con ocho estaciones pensadas para la oración, el descanso o la contemplación, de armónico diseño integrado al paisaje, cada una con un tótem de hormigón de seis metros de altura coronado por una cruz de chapa con la imagen del Cura Gaucho a caballo.
Es el trazado que todos los años sigue la peregrinación pero también el que eligen turistas, viajeros, ciclistas y amantes del trekking por su maravilloso enclave natural. A muy escasa velocidad, se puede recorrer en vehículo. A mitad de camino está Villa Banegas con su capilla de piedra, donde hay también hospedaje, un comedor abierto todo el año y puestos para comprar vajilla de cerámica negra.
El camino termina en Villa Cura Brochero donde la figura del santo es una marca registrada. Los manteles de papel de restaurantes frente a la plaza, los ponchos, las tazas de loza o las remeras que se venden en las tiendas, todo remite al poplar cura de sotana, poncho y rebenque. Y en el pueblo, todos tienen algo para contar.
“A mí me ha cumplido varias”, dice el intendente Carlos Oviedo. Deja las anécdotas para otra oportunidad pero cuenta que las ocho mil plazas disponibles que antes se ocupaban solamente en verano ahora tienen interesados todo el año. “Además de nuestros ríos y nuestras maravillas naturales, tenemos un patrimonio cultural y una historia muy inspiradora para ofrecer. Brochero fue un hombre que siempre actuó desde la espiritualidad y dedicó su vida a mucha gente que estaba estancada y que podía desarrollarse. Y es increíble que después de cien años sigue abriendo caminos y trayendo gente a este lugar”, dice.
La iglesia principal frente a la plaza es el santuario que guarda sus reliquias y tiene las paredes cubiertas de plaquitas con mensajes de gratitud. Es de visita obligada, como la Casa de Ejercicios Espirituales por cuyos retiros de oración y meditación pasaron más de 70 mil personas, el Colegio de Niñas que hoy es mixto y sigue dando clases, o la casa que pertenecía a Aurora, la hermana de Brochero donde él pasó sus últimos días y murió en 1914 pobre, ciego y enfermo de lepra.
El último gran atractivo es el moderno Parque Temático Brochero Santo, con 10 salas que evocan su vida y obra a través de recursos multimedia y escenas donde intervienen 70 figuras en tamaño real creadas por el escultor Fernando Pugliese. Abrió hace apenas unos meses en el predio junto al río donde hace 10 años una multitud celebraba la beatificación del Cura Gaucho. Otro sellito fundamental para estampar en el pasaporte.
Datos útiles
El Camino del Peregrino es un circuito de turismo religioso de 240 kilómetros que vincula tres ciudades donde José Gabriel del Rosario Brochero dejó su legado: Villa Santa Rosa, Córdoba Capital y Villa Cura Brochero. El recorrido puede realizarse a pie, a caballo, en bicicleta o en vehículo.
Pasaporte del Peregrino. Es personal y de entrega gratuita. Además de información turística, histórica y religiosa de los distintos circuitos y guarda espacio para sellar el paso por cada localidad. Se retira en el Centro de Interpretación Tecnológico ubicado al lado de la Catedral de Córdoba y en la oficina de Turismo del Cabildo. También, en Villa Santa Rosa (a 90 kilómetros de la Capital) y en el Parque Temático de Villa Cura Brochero: $2.000 la entrada general, $1.500 para jubilados.
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