Benjamín Delgado vivió hasta los 18 años en Goya, Corrientes, una provincia atravesada por ríos. Viajó a Buenos Aires, se hizo cineasta y filmó la primera película que narra parte de la vida de Tulio Mochi, un pescador que participa, hace 30 años, de la Fiesta Nacional del Surubí, uno de los festivales de pesca más importantes del mundo.
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Terminaban de jugar a la pelota a las nueve de la noche y con la última luz del día se zambullían al agua, a una de las afluencias del río Paraná. Pasaban el tiempo dentro el río, cerca del río, a la vera del río. “Después de comer, a las dos de la tarde, no importaba si hacía calor, si estaba pronto a llover, nos íbamos río arriba... remando en piragua... un lunes, un martes. Era un privilegio, era una opción casi habitual”. En verano, caminaban hasta la casa de un amigo que vivía ahí nomás, “en pata y en cuero, 300 metros río arriba, quemándonos con la arena durísima y nos tirábamos, veníamos boyando”, si había un sauce llorón, lo trepaban y se lanzaban al agua. Otra vez. El tiempo transcurría así, y luego de que transcurriera el tiempo de ese modo, de nuevo lo mismo: caminar río arriba, lanzarse al agua, nadar, nadar. Se divertían, y también existía el riesgo. “Hay una cuota de dificultad. Siempre ha habido un goce en poner la vida un poco en riesgo de manera sana, en relación a la naturaleza, es parte implícita de la infancia de vivir en un lugar así”.
Benjamín Delgado es hijo de Silvia Mercau y Gustavo Delgado. Vive en México desde el 2019, pero nació en Goya, Corrientes, en un paraje rural llamado Buenavista. Cuando tenía 4 años, junto con su familia se mudaron a la ciudad. Por buena fortuna, como dice él, el campo quedaba a dos cuadras: tenía la ciudad, tenía el campo, estaba el río. “Cuando íbamos al campo de algún amigo, siempre nos íbamos a investigar al monte. Agarrábamos un machete, o así nomás, buscábamos aventuras con un montón de alertas y cuidados que había que tener, de las víboras, las arañas, los bichos que estaban dando vueltas”.
A los 18 viajó a Buenos Aires para estudiar Diseño de Imagen y Sonido en la UBA y Dirección de Fotografía en el SICA. Hizo dos cursos de astronomía en el Planetario y, algo fundamental (más bien fundante), Benjamín también es músico. “Es algo que fue heredado a través de mi padre. El gusto por la música me lo transmitió él. Yo heredé su discografía de vinilos, son más de 350 discos”.
Todo lo que hizo y hace está en función de realizar audiovisuales, de contar historias a través del sonido y de la imagen: el don de la música que le supo trasmitir su padre, las cámaras filmadoras con las que jugaba a los diez años grabando las vacaciones familiares y las fiestas de quince de sus hermanas Lenisa y Natalia, la astronomía que lo ayudó a comprender el movimiento del sol. El movimiento de la luz.
Alguna vez, con todo lo que sabía, iba a filmar los atardeceres de Goya. Le iba a devolver a la ciudad algo de lo mucho le había dado. Así surgió la idea de hacer un documental acerca de uno de los concursos de pesca más importantes del mundo, el de la Fiesta Nacional del Surubí.
Junto con Lucía Cavallotti, directora, guionista y actriz, nacida en Jujuy y radicada en la ciudad de Buenos Aires desde chica, dirigieron Reflejo de un pescador. El film, que se acaba de estrenar el jueves 22 de febrero en el Cine Gaumont, y que estará en cartelera hasta el 28, fue declarado de interés por el Ministerio de Turismo de la provincia de Corrientes, el Instituto de Cultura de Corrientes, la Honorable Cámara de Diputados de la Nación y el prestigioso Fondo Nacional de las Artes. Aunque el premio más importantes lo obtuvo en Goya, en la primera edición del Festival de Cine realizado en la ciudad. Reflejo de un pescador recibió el premio del público. “Para mí es una satisfacción bastante difícil de expresar”, dice Benjamín, “difícil encontrar las palabras adecuadas para mensurar el sentimiento... ese premio del público es un abrazo enorme”.
En la capital de la amistad, la Fiesta Nacional del Surubí
“Goya es mundial” se lee en la bandera de una lancha que corre a gran velocidad levitando (literalmente así) sobre el río Paraná. Dicen que justamente eso es lo que se ve en la sensacional largada: agua, diez centímetros de aire y “sobre” los diez centímetros de aire, cerca de 1.000 lanchas suspendidas en cielo goyano deslizándose entre ruido de motores y gritos de sapukay -“grito que sale del alma”, así lo describe Lenisa, una de las hermanas de Benjamín-.
La largada de lanchas es una de las cosas más espectaculares de ver y por eso, a lo largo de la realización del film, Benjamín tuvo una justa y comprensible preocupación, haber capado el momento tal cual es (y parece que lo consiguió porque es una escena impactante). “Recuerdo de chico, con mi familia siempre era un plan ir a ver dónde íbamos a ver la largada de lanchas. Un año íbamos a un lugar y teníamos un tipo de vista, otro año íbamos más al sur de la ciudad y se veía distinto, otro año íbamos al norte”.
Revisemos los datos duros. La Fiesta Nacional del Surubí se hace desde 1969, una vez por año, en la ciudad de Goya, Cuna del Surubí. Participan aproximadamente 1.000 lanchas, 50 barras pesqueras compuestas por 3000 pescadores que llegan de distintos puntos de Argentina y de otros países. En el 93, Julio Sandoval y Arturo Aranda, goyanos los dos, pescaron un surubí de 38.900 kg. A partir del 2004, los peces se devuelven al río (pesca con devolución) y solo se mide la longitud. En el concurso hay dos categorías: Surubí Mayor y cantidad de pesca de surubíes.
Del guaraní Suruví, suru: correrfluir, pez de aguas dulces de los ríos Paraná, Uruguay y Paraguay, al surubí lo llaman Príncipe del Río y es un tipo de bagre, un pez nocturno. Su mayor actividad se da a altas horas de la noche, por eso la pesca del concurso comienza a las 6 de la tarde y termina a las 8 de la mañana, preferentemente al reparo de la luna, porque si bien no es veloz, el surubí sabe esconderse.
La zona más apropiada para pescar está comprendida entre el puerto de Reconquista y el Paraná Medio y sus afluentes, pero su hábitat preferido son las cercanías de la ciudad de Goya. Este año se realizará la edición número 47, del 29 de abril al 5 de mayo. En la web oficial hay vasta información y frases como esta, “La FIESTA NACIONAL DEL SURUBI es parte de la idiosincrasia del goyano. Es la representación de su afecto”.
Amigo pescador del río
Tulio Mochi es uno de los personajes principales del documental junto con Matías Segovia, su compañero de pesca. Se hizo actor porque en una época realizaba videos y programas referidos al mundo pesquero y se dio cuenta de que tenía que armar algo más prolijo, “que tuviera un sentido para el televidente, no podía ser tan silvestre la producción”. Aprendió a actuar, o a descubrir que sabía actuar... “Surubí, surubí” se le oye decir desde la lancha y su voz llega como un recitado suave, rítmico, como un cantito.
Para Tulio, nacido en Buenos Aires, pero radicado en Corrientes, hacerse pescador fue un paso natural, sus años acontecieron a la vera del Paraná, del río majestuoso. “Se puede establecer un paralelismo entre el desarrollo del río desde su nacimiento hasta que sale al mar y la búsqueda y los contratiempos que tiene, con lo que le sucede en la vida a uno también”.
Participó del concurso de pesca durante 30 años. Esta claro que en algún momento de esas tres décadas también él subió al podio de los ganadores, y la anécdota tiene color. Tulio y su compañero habían llegado tarde la fiscalización de peso de surubíes, los tres primeros puestos estaban definidos, “el primero era un surubí de 21 kg, el segundo de 19 kg y el tercero era otra pieza que pesaba 17.400 kg, y cuando entramos nosotros con la pieza, el nuestro pesó 17.700 kg”. Pero eso no fue todo. El que había obtenido el tercer puesto era un vecino que vivía enfrente de su casa, “amigo pescador del río... hasta el día de hoy nos acordamos de esa situación.”.
El documental
En el año 2014, faltando dos semanas para que se hiciera el concurso de la Fiesta Nacional del Surubí, Lucía y Benjamín esperaban el apoyo monetario de una empresa para solventar el inicio del proyecto. El dinero nunca llegó y ellos tomaron una decisión: hacerlo igual. Viajaron a Goya en el auto de un amigo de Benjamín. Cuando llegaron a la puerta de su casa, el amigo les entregó las llaves del automóvil y les dijo que se encontraban después del evento, para el regreso a Buenos Aires.
El documental fue realizado íntegramente de modo independiente, con el apoyo de diversas participaciones. A lo largo de los años tuvieron aporte y sponsoreo de instituciones estatales de la ciudad de Goya, de la provincia de Corrientes, de más de 30 empresas del sector privado y de toda la comunidad goyense. Benjamín recuerda que en aquella época (hace diez años) se puso a mirar la serie House of Cards para aprender de gestión y política. Empezó a hacer llamadas intentando conseguir hospedaje, movilidad, canjes que le fueran útiles; en pocas palabras, se puso al hombro la producción.
El film tuvo su paso por el BAFICI y se estrenó este jueves 22 de febrero en el cine Gaumont. La música original, uno de los fuertes estéticos junto con el guión y las imágenes, la hizo Manuel Farizano, guitarrista y compositor de Superlasciva, un grupo de música archiconocido en Goya.
Benjamín y Lucía filmaron nada más ni nada menos que cinco fiestas del surubí, es decir, la filmaron durante cinco años. Probablemente porque él, uno de sus directores, tiene pleno conocimiento de lo que ese evento significa y en cada uno de los intentos quiso asir un poquito más de la magnitud que tiene, de lo memorable que es, “Todo lo que está, está puesto meticulosamente a conciencia. Había algo que sí era la idea, poder transmitir algo de lo que es esta fiesta, como una manera de devolverle a Goya, a mi ciudad, todo lo que me dio.”.
DATOS ÚTILES
Reflejo de un pescador. IG: reglejodeunpescador. Cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635, C1033 Buenos Aires. Del 22 al 28 de febrero, a las 18:40 hs. Fiesta Nacional del Surubí: www.goyasurubi.com
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