En La Pampa y Catamarca, dos nuevas posadas proponen avistajes de fauna nativa y animales propios de la sabana africana.
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Los atardeceres rojos de La Pampa cobran otra dimensión en Nehuen Mapu. Se vuelven africanos, por increíble que parezca. Ojos de agua que emergen de los médanos, paisaje ondulado, pastos ralos y amarillentos y grandes animales que se desplazan majestuosamente. Es un paisaje de sabana africana, pero sucede al este de La Pampa.
Curiosamente, en este ambiente los caldenes no desentonan; enmarcan los ojos de agua que emergen solitarios de los médanos o se agrupan en montes en otras partes de la estancia.
Cuando baja el sol, la quietud del campo se convierte en paisaje en movimiento. En esas horas de la tardecita, manadas de antílopes, búfalos de agua, guanacos, ciervos y muflones se desplazan lenta y armoniosamente para abrevar o darse un chapuzón. Son unos 1.800 animales, entre especies introducidas y autóctonas, que cada noche cumplen con el ritual. Es el momento en que el campo deja de ser silencioso y a los cantos de los pájaros se suma el croar de las ranas y los sonidos de insectos y de grandes bestias en inusual sinfonía.
Adultos y chicos se sorprenden por igual al ver colosos como los búfalos de agua o simpáticos antílopes que saltan como resortes en medio de los pastizales. Originarios de la India, gráciles y bonitos, los antílopes brincan en manadas y producen una imagen muy alejada de lo que uno espera ver en La Pampa.
Nehuen Mapu ofrece en sus 2.000 hectáreas distintos paisajes y experiencias que dependerán de si la recorrida se hace a pie, en bici o 4x4. Se puede deambular en silencio por los montes de caldenes y así descubrir los dormideros de los ciervos u observar de cerca animales habitualmente muy ariscos. O se puede salir en Land Rover al atardecer, para recorrer los abrevaderos y ver las distintas manadas. También hay senderos para mountain bike o paseos en cuatris, para turistas que prefieren algo de vértigo.
Por las noches, cuando la negrura del firmamento se puebla de estrellas, Gastón Semper, el dueño del emprendimiento, invita con una copa de vino pampeano junto al fogón de la cabaña principal. Es cuando la conversación discurre fácil y el anfitrión comparte, generoso, sus conocimientos sobre el campo y los animales. La gastronomía, con fuerte componente de productos regionales de calidad, completa la propuesta.
La estancia fue durante décadas un establecimiento ganadero, luego perteneció a Ginette Reynal, años más tarde se convirtió en coto de caza y en la actualidad se enfoca en el turismo rural.
Nehuen Mapu ofrece estadías, días de campo o alquila sus instalaciones para casamientos y eventos. Lo que la distingue es la enorme variedad de animales y el paisaje poco habitual de su entorno, que incluye médanos tapizados de verde, montes de caldenes y bañados temporales.
La Ceiba
El monte catamarqueño tiene encanto propio, pero su atractivo aumenta cuando el paisaje se asemeja a un rincón de África. Un vínculo que, según cuenta Mauricio Szostak, su anfitrión, se acrecienta en el invierno, cuando el frío y la escasez de lluvias tiñen el lugar de amarillo pálido, deshidratado. Pero ahora es verano y está todo verde, increíblemente verde.
El lodge está ubicado a unos 20 minutos de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. El nombre La Ceiba hace honor a los numerosos palos borrachos que se encuentran en la propiedad, allí son gigantes y muy panzones. Hay ceibas por todos lados, una variedad que, junto con los algarrobos, espinillos y quebrachos, dan vida a esta geografía, tierra de zorros, osos meleros, pecaríes, gatos onza y lagartos overos. Claro, también están los reptiles, la lampalagua entre las más temidas.
La propiedad se extiende por 2.300 hectáreas que se pierden en el cordón del Ancasti, de las cuales 800 están “blindadas”, cercadas, porque decidieron criar aquí dos especies exóticas: ciervos colorados y antílopes negros. Hoy, los ciervos son casi 300 y los antílopes llegan a los 80 ejemplares.
Los seis cuartos del lodge fueron diseñados en suite, cuentan con ingreso individual, galería propia y un ventanal enorme. Después, está el comedor donde se disfruta el menú diseñado por la chef Nadia Haron y un agradable living para demorar las sobremesas y planificar las actividades: salidas a caballo, en camioneta, en bici, observación de fauna y caminatas.
Tras almorzar un delicioso pollo al disco adobado con un mix de ingredientes secretos que le dan un sabor único, partimos con Mauricio, en camioneta, para hacer la primera exploración. Cuando él no está, los encargados de atender a los huéspedes son Gabriela Figueroa y Miguel Díaz, un matrimonio de la zona, que más tarde nos llevarán a recorrer los alrededores a caballo.
El vehículo avanza sin tropiezos por un camino abierto en el monte hasta los sitios más lindos del campo. También hacemos el circuito de los miradores, una serie de mangrullos ubicados estratégicamente para ver fauna autóctona y de la otra.
Elegir cada uno de los lugares para emplazar los miradores llevó su tiempo. Se estudiaron las rutas de los animales y se encontraron puntos clave, generalmente vinculados a un manantial con sombra. Uno de los factores más importantes para considerar fue el viento: siempre hay que ubicarse en contra para que la brisa no lleve el olor humano a los animales y los ahuyente.
La idea es llegar a los mangrullos al atardecer o bien temprano a la mañana, cuando apenas despunta el sol, y quedarse allí a la espera.
Al final del día, el plan es recuperar fuerza sumergiéndose en unas antiguas barricas de vino que fueron adaptadas como tinas individuales, esperando el anochecer, que llega rápido y lleno de estrellas.
Datos útiles
Nehuen Mapu. RP 18. 10 km antes de Quehué (yendo desde el este) y luego 15 km por un camino vecinal de tierra en muy buen estado. C: (02954) 23-4625 / 52-1896. FB: Estancia Nehuen Mapu IG: estancianehuenmapu
La Ceiba. RN 38 Km 614, La Bajada, Catamarca. WhatsApp: (+549-261) 209-3093.
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