En Diagonal Alberdi Norte y Santiago del Estero se construyó la Fonda del Globo, antecedente del Royal, el primer hotel moderno de la ciudad balnearia. Después de varios años de abandono fue demolido en 2016 y arranca una nueva etapa como flamante emprendimiento.
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El diario “El Nacional”, en su edición del 14 de agosto de 1856, informa que un consorcio portugués adquirió una extensión de 52 leguas de campo, 7 leguas de costa y donde hay no menos de 115.000 cabezas de ganado manso y alzado, yeguarizo y lanar trasladándose hasta la desembocadura del arroyo San Ignacio (hoy Las Chacras, que corre entubado bajo la ciudad de Mar del Plata) y pareciéndole el lugar adecuado, mandó construir un saladero, en el paraje denominado mas tarde Punta Iglesia.
Una caravana de carretas tiradas por bueyes, llegó a esta zona en diciembre de 1856. Los jinetes estaban compuestos por gauchos argentinos pero, en su mayoría, eran procedentes de Río Grande do Sul (Brasil), pues eran expertos en tareas de saladeros, industria que prosperaba en esa parte del continente. La planta manufacturera se ubicó, después de muchas dudas, sobre la desembocadura del arroyo Las Chacras, cercana a la actual playa de Punta Iglesia.
Frente a ese polo productivo, en la actual esquina de Diagonal Alberdi Norte y Santiago del Estero, hubo un rancho donde un matrimonio francés daba comida y alojamiento y aunque su verdadero nombre fuera Fonda del Globo se lo conocía como la Fonda del Huevo, pues en la puerta del establecimiento de hospedaje se había colocado una piedra alargada como banco, que tenía dicha forma y de allí la denominación generalizada entre el paisanaje del pueblo.
Esta fonda fue propiedad de don Fernando Bonnet, quien junto a su esposa, Juana Fabbre, llegó a Buenos Aires en 1853 procedente de Francia. Bonnet trabajó unos años en Buenos Aires y luego se trasladó hasta esta ciudad, donde se radicó en 1857. Inició sus actividades en el saladero de José Coelho de Meyrelles. Pero su espíritu de empresa y las excepcionales condiciones de luchador del emigrante francés le llevaron a buscar otros horizontes y construyó una casa de adobe en un terreno que había adquirido en un sector que se encontraba frente al saladero.
El primer hotel de Mar del Plata
Allí inauguró, en 1859, una casa de hospedaje y fonda que pronto debió ser ampliada, construyendo otra de material que comenzó a recibir huéspedes de los pueblos vecinos y estancias de la zona, así como a los pocos argentinos que llegaban de la Capital Federal (por todo ello puede considerarse a dicho establecimiento, como el nacimiento de la actual industria hotelera marplatense).
Los peones y el personal que trabajaban en el saladero, se instalaron en sus inmediaciones dando lugar así, a una incipiente actividad en el lugar. La Fonda del Huevo era una casa de adobe, alargada de un solo piso, la que luego fue modificada para agregarle una planta alta. Allí se formaban animadas tertulias a las que concurría personal del saladero de Coelho de Meyrelles, ubicado calle por medio, sobre la costa del arroyo Las Chacras.
En los días festivos o de descanso, los que trabajaban en las estancias cercanas, se reunían en las casas de juego y entretenimientos, como la de Madame Bonnet. Los juegos eran la taba, las carreras de caballos, la riña de gallos, el juego de las bochas y el juego de las sortijas.
Como en muchos de ellos mediaban apuestas, era común que surgieran disputas o peleas, que provocaban la intervención del Juez de Paz, quien era el encargado de mantener el orden. Pero con la primera llegada de los veraneantes y luego la inauguración del ferrocarril en el año 1886, esas fondas fueron desplazadas por grandes hoteles, como el Hotel Bristol que inauguraría sus instalaciones allá por el año 1888.
El 24 de noviembre del año 1887 falleció don Fernando Bonnet. Su esposa Juana Fabbre, sin embargo, lo sobrevivió hasta el 6 de julio de 1922. Con los años este establecimiento fue cambiando de nombre. Después de haber sido el Hotel del Globo pasó a ser El Piccolo Torino, con nostalgias itálicas, y desde 1905, Royal Hotel.
A cada clase su hotel
En los hoteles se hacía diferencias sociales. Al Grand Hotel, iban las familias acomodadas provincianas, de vida más simple y sin etiqueta. También hubo hoteles que tenían diferentes alas según la clase social a la que pertenecían sus huéspedes. Fue el caso de un hotel bicolor, pintado la mitad de color rosado y se llamaba Hotel Victoria, que estaba destinado a gente distinguida. La otra mitad, de color blanco, se llamaba Hotel Progreso y se alojaba la gente menos pudiente. La clase media acomodada se ubicaba en el Hotel Confortable o en el Hotel Royal. En cambio, los viajantes de comercio se instalaban en el Hotel de los Vascos, frente a la Estación Vieja de trenes.
El Hotel Royal, ya impulsado por don José Rubertis y Hno, arrancó con 28 habitaciones y tras la ampliación de 1924 llegó a tener 212 habitaciones y 40 baños. Podía alojar unas 450 personas. Según estadísticas, recibieron casi 2000 pasajeros en la temporada de 1924.
Otro hecho significativo es que para el año 1928, los hoteles de tercera y cuarta categoría, superaban en su capacidad a los de primera y segunda (el turismo de la elite). La clase alta porteña que se había gestado a principios de siglo, se estaba reduciendo ante el crecimiento de los sectores medios y populares. Este proceso de ampliación de la base social del turismo fue progresivo y para el año 1938, se contaba en Mar del Plata con 5 hoteles de primera, 13 de segunda, 35 de tercera, 35 de cuarta, 69 de quinta, 146 de sexta categoría y más de 38 casas de pensión.
Los gremios al poder
Posteriormente, en 1966, el Royal Hotel es adquirido por la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) con la participación del entonces Secretario General, Augusto Timoteo Vandor quien concretó la operación. Así, poco a poco, durante este proceso Mar del Plata completa el perfil de un lugar de veraneo de sesgo ‘gremial’ y algunos de los viejos hoteles de gran categoría pasaron al poder de las organizaciones obreras. Como antes el Hurlingham, el Riviera y el Tourbillón frente al Parque San Martín (comprado por el sindicato de la Carne y luego la Asociación Obrera Textil) ahora se traspasaba el Royal (UOM), Luz y Fuerza y Petroleros adquirían sus grandes hoteles y el SMATA inauguraba un antiguo hotel frente al Torreón del Monje. En 1974 se inició una nueva construcción y aunque la habilitación oficial recién se oficializó en 1977, las obras se paralizaron en 1980. En el establecimiento se hospedaron dirigentes políticos de primer orden nacional (como Héctor Cámpora cuando era presidente), y reconocidos artistas y cantantes de tango.
El hotel Royal, así como el teatro Alberdi y la tradicional pileta de natación (conocida durante años como la Pileta Royal), funcionaron hasta el año 2006. Sin embargo, dado el abandono del edificio, se decidió una demolición sectorizada para renovar el inmueble. La demolición comenzó a principios de abril de 2016. En la actualidad dos firmas de Mar del Plata están involucradas en forma directa con la iniciativa. Horacio Ledesma y Cia, a cargo de la comercialización, y el estudio Mariani-Pérez Maraviglia, responsable del proyecto arquitectónico. Finalmente la esquina que comenzó como la famosa “Fonda del Huevo” en la actualidad termina transformándose en un moderno conjunto urbano que le dará nueva cara al paisaje de Mar del Plata.
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