En el mes de aniversario de los Parques Nacionales, un cuarteto de propuestas inéditas desde Salta hasta Santa Cruz, pasando por el litoral formoseño y las sierras cordobesas.
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Un día como hoy, 6 de noviembre, pero de 1903, el perito Francisco Pascasio Moreno donaba al estado Nacional tres leguas cuadradas de su propiedad dando origen a lo que más adelante fue la Administración de Parques Nacionales. El Nahuel Huapi, en efecto, fue –junto con PN Iguazú– el primero en crearse formalmente en 1934.
En la actualidad el sistema de áreas protegidas consta de 36 Parques Nacionales (en tierra/continente), tres áreas marinas, tres parques interjurisdiccionales marinos y seis reservas. En términos de superficie, 4.661.356 de hectáreas terrestres y 10.117.061 de hectáreas marinas.
De todos, sólo en los más conocidos y con servicios se cobra ingreso: Iguazú, Nahuel Huapi y Arrayanes, Los Glaciares, Tierra del Fuego, El Palmar y Talampaya. En Los Alerces, el acceso es tarifado sólo de noviembre a marzo.
Los demás son parques mucho menos visitados, y con escasos servicios. Los siguientes son cuatro ejemplos del Norte, Litoral, Centro y Sur del país.
El Rey
Salta
La estancia El Rey fue por casi dos centurias una finca dedicada a la actividad ganadera. Fue fundada por el coronel Juan Adrián Fernández Cornejo a mediados del siglo XVIII y tras sucesivas herencias llegó a manos los Patrón Costas, quienes comenzaron con la explotación forestal, dada su amplia riqueza maderera. Expropiada por Perón en 1948, llegó a salvar buena parte de su selva. Es el único parque de Yungas en que también se da fuerte presencia del monte chaqueño.
La propuesta para conocerlo es realizar trekkings guiados, en los que pueden encontrarse pecaríes, corzuelas, chuña de patas rojas, urracas, águilas, tucanes y el esquivo puma, entre otros. Si bien los trayectos no exigen demasiado esfuerzo, hay que estar preparado para convivir con ciertas incomodidades –por ejemplo, las garrapatas– un precio “justo”, si se quiere, por gozar de una naturaleza casi intocada.
Río Pilcomayo
Formosa
De todos los Chacos que encierra el Gran Chaco, el PN Río Pilcomayo representa al llamado Húmedo u Oriental: la franja con régimen pluvial más generoso y la de mayor biodiversidad de la región. Un cíclico juego de inundaciones y sequías rige la vida en su llana inmensidad.
Su elenco de fauna abarca a varias especies en peligro: el aguará guazú, el oso hormiguero, el ocelote, el lobito de río y el muitú. Dos caminos de tierra permiten explorar los distintos ambientes del Parque: uno conduce a la cabecera oriental de la laguna Blanca (principal espejo del PN con 700 ha), donde hay un balneario, un mangrullo y un camping bien equipado. El otro termina junto al Pilcomayo, luego de atravesar el angosto Estero Poí. En la estación seca se concentran allí cientos de cigüeñas, garzas y otras aves. Nació con 285.000 hectáreas en 1951, pero en 1968 se redujo a la extensión actual de 51.889 ha.
Quebrada del Condorito
Córdoba
La ruta de las Altas Cumbres facilita el recorrido por esta comarca extrañamente seductora, de paisajes neblinosos y páramos ventosos. Sus quebradas, serranías y pampas exhiben una fascinante gama de especie de fauna (como el lagarto de Achala y el sapito de Achala) y flora exclusivos, que son el resultado de su relativo aislamiento.
El Parque, creado en 1996, cubre un tercio de la Pampa de Achala (una planicie de más de 2.000 metros de altitud) y las imponentes quebradas vecinas. Aquí nacen las cuencas que bañan dos terceras partes de Córdoba y proveen de agua y energía al 60% de la población provincial. Sólo se puede recorrer a pie, en bicicleta o a caballo, por lo que es el preferido de los amantes de las travesías serranas. Se visitan el Balcón Norte y el Balcón Sur (este último con guía).
El nombre le viene de la angosta quebrada de 800 metros de profundidad que tiene, en ciertos tramos, paredes verticales de impresionante belleza, donde reinan los cóndores, que tiene sus nidos y apostaderos en los puntos más inaccesibles.
Monte León
Santa Cruz
Es un parque que reúne mucho simbolismo: el primero costero de la Argentina continental y el que dio el puntapié inicial en la nueva etapa de admitir donaciones de privados para la creación de áreas protegidas. Fue Douglas Tompkins a través de la Fundación Vida Silvestre Argentina –que actuó como fiduciaria–, quien compró la estancia Monte León en mayo de 2001. Desde 2004, protege un frente oceánico de 40 km y 62.169 hectáreas de estepa patagónica. Posee una de las cinco mayores colonias de pingüinos magallánicos del país y, merced al fenómeno de mareas con el que cuenta, sus barrancas están cubiertas de fósiles que evocan secretos del mar de hace millones de años. Hay guardaparques, unas cabañas y comedor dentro del Parque. Por lo precario de los caminos, no se puede ingresar en días de lluvia.
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