Querían crear un dispositivo para mantener caliente la comida del delivery y terminaron diseñando la primera marca de indumentaria antifrío.
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Kevin Schejter, Nicolás Molina, Julián Sánchez y Matías Arias son mendocinos y fans de la montaña. Los cuatro son oriundos de Chacras de Coria, una pequeña localidad ubicada en el departamento de Luján de Cuyo, y se conocieron hace alrededor de dos décadas cuando estaban en el jardín de infantes. La amistad continuó mientras fueron creciendo y, aunque después de terminar el colegio cada uno siguió un camino distinto, decidieron emprender juntos y hoy manejan Wanderwarm, una empresa que viene creciendo a pasos agigantados.
El comienzo del proyecto
“Un amigo que se dedica a la importación tenía una muestra de un sistema de calefacción. Siempre fuimos muy inquietos y se nos ocurrió que podíamos usarlo en algún emprendimiento. En un primer momento surgió la idea de calefaccionar las cajas donde los deliveries transportan los pedidos de comida. Hicimos la prueba, pero no funcionó porque el sistema llega a una temperatura máxima de 55 grados y eso no alcanzaba para mantener caliente la comida”, cuenta Kevin Schejter que es ingeniero industrial, aficionado a los deportes de invierno y hoy maneja el área comercial de la empresa. “En 2019 tuve la oportunidad de viajar y en el exterior vi varias opciones de guantes, medias y otros productos de indumentaria calefaccionada muy costosos. Meses después, ya en Argentina, les conté a mis amigos lo que había visto y surgió la idea de armar un emprendimiento de ropa que tuviera la opción de estar calefaccionada con el sistema que ya conocíamos”, recuerda.
Aunque ninguno entendía demasiado sobre el negocio de moda, recurrieron a la familia de Julián Sánchez, cuyo abuelo había fundado en Mendoza una fábrica textil. “La familia de Julián colaboró mucho en el armado de este emprendimiento y en el know how para desarrollar todo el proyecto. Nos ayudaron a crear el primer producto viable. Todavía hoy nos apoyan mucho, aunque ya nos manejamos con nuestros propios proveedores”, dice Schejter.
En agosto de 2020, en plena pandemia, los cuatro amigos lanzaron el primer producto de su nueva marca: el chaleco “Ushuaia”, un modelo unisex de color negro con sistema de calefacción. Hicieron una producción de 200 prendas que vendieron entre sus familiares y amigos. “Ese primer chaleco hoy lo seguimos comercializando. Tiene la posibilidad de usarse calefaccionado o no. Lleva una batería portátil, más chica y liviana que un teléfono, y se coloca en un bolsillo interno. El sistema tiene tres temperaturas posibles y eso permite regularlo según las necesidades de la persona. Hay veces que hay varios grados bajo cero y hay que ponerse muchísima ropa porque no hay manera de estar lo suficientemente abrigado, así que este sistema es una solución para ir más liviano”, explica Schejter.
Tras su lanzamiento, la marca siguió creciendo y para el Día del Padre de 2021 tuvieron una explosión de ventas que ellos no imaginaban. “Confeccionamos 400 unidades y en dos semanas vendimos todo. Para esa segunda producción, repetimos el modelo inicial, pero le sumamos dos colores más: verde y gris”.
¿Quiénes eligen la ropa calefaccionada?
Según Schejter, el público objetivo en el que habían pensado al fundar la marca tenía que ver con las personas que estaban expuestas a temperaturas muy bajas y nieve. “Gente que esquía, anda en bicicleta o hace trekking, por ejemplo.
Como las cosas que nos gustan hacer a nosotros, practicar muchos deportes al aire libre. Pero, de repente, nos dimos cuenta de que había un mercado muy grande en las personas que andan en moto y hoy, alrededor del 60 por ciento de nuestros clientes tiene que ver con esa actividad”. Por eso, empezaron a pensar en nuevas prendas para un público más amplio. “Este es el primer año que presentamos una línea completa de 12 productos para hombres y mujeres, con y sin sistema de calor. Los productos que no tienen el sistema son complementarios, por ejemplo: remera y calzas como “primera piel”.
Hoy, además, tienen entre sus clientes impensados a aquellos padres y madres que suelen esperar a sus hijos a la intemperie, en tribunas, mientras practican algún deporte en equipo. Todas las prendas se producen en las provincias de Mendoza y San Juan. Se comercializan online y en locales multimarca de todo el país. Además, están trabajando en su desembarco en Chile.
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