Casa Laurel conserva la fachada original y algunos espacios históricos a los que suma calidez a través de una lograda ambientación.
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En el casco antiguo de Chascomús, a metros de la plaza Independencia, la casa donde vivió Raúl Alfonsín fue reconvertida en un precioso hotel boutique.
Casa Laurel, así se llama la novedosa propuesta, invita a viajar hasta esta ciudad y disfrutar de unos días con todos los servicios de un gran hotel.
Ubicada en Lavalle 227, sobre una calle que aún conserva el encanto del adoquinado. Fue una típica casa chorizo, esas que abundan en los pueblos del interior: fachada rectangular, aberturas altas y angostas, molduras, zócalos y cornisas y zaguán.
Era una vivienda como cualquier, con sus encantos, pero como tantas. El gran atractivo residía en su historia: Raúl Alfonsín había vivido allí con su familia desde fines de la década del ’50 hasta 1976.
Así la encontró Gastón “Gato” Sessa, el ex arquero de Gimnasia y Esgrima de La Plata (GELP), Vélez, Racing y River, cuando decidió comprarla.
Junto a su mujer María Eugenia Muñoz se embarcaron en el proyecto de convertirla en un hotel con un perfil singular. Adquirieron, además,la propiedad contigua y comenzaron las obras.
La historia
Casa Laurel abrió sus puerta en febrero de este año. Son 13 suites, todas diferentes, organizadas en dos categorías: superior y lujo, algunas con terraza individual. Además, está la suite presidencial que se armó en el espacio donde antiguamente funcionó el cuarto de Alfonsín y su ambientación remite a esa época, si bien los muebles no son los del ex presidente.
El cuarto donde Alfonsín trabajaba a diario ya sea como abogado o por su actividad política, se conservó como espacio evocativo. Allí se pueden encontrar objetos que le pertenecieron (el poncho y la campera que uso durante la campaña de 1983, su montura, entre otros), el diario Clarín con la victoria radical en primera plana, la boleta para votar …
Además, en ese lugar se proyectan varios documentales – producidos por Casa Laurel – sobre la vida de Alfonsín en Chascomús y en particular buceando en los días que pasó en esta casa. Tómese su tiempo y disfrute de este material que enriquecerá la estadía.
Mantener la memoria de Alfonsín en esos dos sectores fue quizá un modo de responder a las expectativas de los vecinos, que alguna vez soñaron con montar allí un museo.
A puro disfrute
La casa conserva el gran portón de hierro forjado a modo en ingreso principal. Fue la puerta del garaje de Alfonsín, una lonja de tierra que le compró al vecino porque el hombre no tenía auto y el expresidente sí. Después está el zaguán de mayólica art Nouveau a un lado del antiguo despacho. Incluso, se conservó el aljibe del patio que puede verse desde el restaurante.
“Se rescataron las aberturas de madera, las bibliotecas, algunas luminarias que aún están en proceso de restauración y otros muebles empotrados, así como los espacios de los patios: en uno está ubicada la piscina”, cuenta Cesar Collacciani, gerente del hotel.
Por dentro, la ambientación es resultado del trabajo conjunto de María Eugenia y la arquitecta Sofía Medici y tiene un tono decididamente contemporáneo con objetos decorativos de gran belleza. Los espacios cuentan, además, con obras de artistas locales que fueron elegidas con especial cuidado y le dan a los ambientes un carácter único.
Los varios livings invitan a distenderse y buscan recrear esa sensación de intimidad que reina en las casas.
En el primer piso, la terraza al aire libre invita a esperar el atardecer, una costumbre que se extiende a los días fríos cuando se enciende la estufa a leña y los viajeros encuentran una variedad de mantas para no perderse esa hora del día o bien dedicarse a contar las estrellas entrada la noche.
Todos los cuartos cuentan con tina, en algunos casos exenta, y preciosas lámparas caladas de origen marroquí. Los acolchados y las sábanas de calidad completan la propuesta pensada para el relax total.
Según nos cuenta Collacciani, la idea del hotel es trabajar con la gente de la zona, no solo a nivel de proveedores sino también profundizar en perfil cultural que ofrece Chascomús. De tanto en tanto se organizan aquí charlas con historiadores de la zona incluso veladas con artistas plásticos y músicos, todos de hijos de esta ciudad, un atractivo más para le huésped.
La experiencia gourmet
El restaurante está abierto también a no huéspedes durante las cuatro comidas; tienen gran flexibilidad con los horarios, una ventaja para aquellos que están de vacaciones y suelen olvidarse del reloj.
La carta diseñada por el chef Juan Augusto García cuenta con propuestas que apuntan a conservar el espíritu local a la hora de comer, con ciertos refinamientos.
En cuanto a los platos destacados, el pejerrey se lleva las de ganar haciendo honor a este pueblo lagunero, ya sea en la versión de rolls rellenos con ricota y espinaca o a la plancha rociado en limón y acompañado con vegetales. Para los carnívoros, el Tournedo de lomo con panceta es le plato estrella.
La hora del té es el reino de Maruge, una vecina que tiene un emprendimiento local y colabora con su pastelería para Casa Laurel a la hora de la merienda. Así, María Eugenia Gerosa, pastelera chascomunense se convirtió en la responsable de la delicias que se sirven cada tarde: torta de chocolate y frambuesa, de almendras y duce de leche, tartas de frutilla, strudel, lemon pie, bombones de chocolate belga pintados a mano junto a una selección de tés de variedades misioneras.
Un hombre, un pueblo, una casa
“Chascomús ha sido el escenario o el trasfondo permanente de mi vida. Tanto mi infancia como mi juventud fueron moldeadas por las costumbres, las emociones, las tradiciones y hasta los prejuicios que son propios de esta ciudad”, dijo alguna vez Raúl Alfonsín.
Alfonsín nació en esta ciudad en 1927. A lo largo de su vida habitó aquí varias propiedades, algunas propias, otras alquiladas, incluso algunas prestadas durante sus momentos de zozobra económica.
La casa de Lavalle 227 fue el domicilio del matrimonio Alfonsín: Raúl se casó con María Lorenza Barreneche, su novia de la juventud y aquí vivieron desde fines de 1950 hasta 1976 con sus seis hijos Raúl Felipe, Ana María, Ricardo Luis, María Marcela, María Inés y Javier Ignacio.
Cuando llegó a la presidencia en 1983 ya la había vendido al Dr. Carlos Alberto Zaldúa. “Raúl vendió la casa porque le había quedado demasiado grande y los hijos comenzaban a tener sus propias familias”, cuenta Adela Mendiburu de Bigatti, vecina y amiga de la familia.
En su libro “Aquí vivió Raúl Alfonsín” el periodista y escritor Fernando Pieske recuerda que la casa de la calle Lavalle es, según los registros de catastro, una construcción de 1910. La vivienda alojó a la Pensión Cerviera en la década del 30 y luego se convirtió en residencia familiar. De hecho, los Alfonsín realizaron una serie de reformas en 1958.
La casa está ubicada en el casco histórico a metros de la plaza Independencia. Allí, en el cuarto que daba sobre la vereda, Alfonsín montó su despacho de abogado. El sitio oficio también como eje de su vida pública y política: hasta sus puertas llegaron numerosos referentes de entonces, entre ellos Arturo Illia y Ricardo Balbín.
Pagar la casa no resulto fácil para la familia, más de una vez el gerente del banco donde tenía la hipoteca tuvo espero unos días para que pudieran pagar.
Según sus amigos, nunca le interesó demasiado lo material, es más algunos aseguran que las casas que compró durante su vida, resultaron una decisión que tuvo mucho que ver con la insistencia de sus amigos; a él le preocupaban otras cosas.
A nivel nacional Raúl Alfonsín es recordado como el primer presidente constitucional (1983-1989) luego de los largos años de última dictadura militar. Sus aportes fueron significativos vinculados al regreso y fortalecimiento de la democracia y a los derechos humanos.
En Chascomús es Raulito, el hijo dilecto de la ciudad. Aquí, correligionarios, apolíticos y opositores lo respetan por igual, un sentimiento poco habitual en la política.
La visita a Chascomús incluye un recorrido por su historia, una pedacito de ella está en Casa Laurel. No dejes de conocerla.
Datos Útiles
Casa Laurel. Lavalle 227. Chascomús T: (2241)68-3696. www.casalaurel.com.ar.
La doble desde $30.000 de domingo a jueves. Los sábados y domingos desde $40.000. En todos los casos incluye desayuno.
Promociones. Durante la semana hay un descuento 3x2 te alojas tres noches, pagas dos. Los fines de semana ofrecen descuentos en la tarifa del viernes y late check out el domingo para estadías de dos noches. La disponibilidad de estas facilidades no aplica a feriados y periodos de vacaciones. Reservar con anticipación.
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