“Quisimos generar un oasis cerca de Buenos Aires, donde se puede comer rico y tomar un buen vino de Uruguay”, dicen Agostina Dalle Palle y Pablo Datria, la pareja detrás de este proyecto que revolucionó .
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Agostina Dalle Palle y Pablo Datria es la pareja argentina al frente de Charco Hotel y su bistró. Llegaron a Colonia en 2010 como la mayoría de sus amantes: en búsqueda de tranquilidad. Empezaron a frecuentar una vieja casa portuguesa del 1800, propiedad de la familia de Pablo, adonde se refugiaban del caos porteño junto a su pequeño hijo, León. Allí empezó a germinar la idea de armar un hotel-boutique. Ambos combinaban experiencia emprendedora (ella dedicada al diseño y él como economista y amante del arte) y decidieron plasmarla en un bello hospedaje que transmitiera “tranquilidad, paz y relax”.
A la propuesta hotelera, que abrió sus puertas en 2013, le sumaron el bistró que terminó de revolucionar a Colonia, de la mano del chef Sebastián Araujo, dueño de Mistura en Punta del Este, y la hermana de Agostina, Candela, encargada de la pastelería. Tanto es así que, otros emprendedores colonienses como Serafín Viera -dueño de la excelente Casa Viera- eligen esta propuesta como el inicio de un cambio de tendencia en Colonia. Hasta entonces, las propuestas hoteleras no registraban opciones boutique y la gastronomía surfeaba sobre los clásicos chivitos, pizzas y hamburguesas.
“Quisimos generar un oasis cerca de Buenos Aires, donde se puede comer rico y tomar un buen vino de Uruguay”, dice Agostina. “Yo quería hacer un hotel chiquito, de siete habitaciones, con un restaurante de sólo 30 cubiertos. A Pablo le encanta cocinar, también los vinos. Pensamos en algo tipo nuestra casa. Bien casero, que uniera nuestras pasiones”, completa la idea.
Por aquel entonces, Agostina y Pablo tenían una galería en Arenales y Suipacha. “Todos nuestros amigos artistas nos alentaban, literalmente nació así, sin mucha planificación”, cuenta. Y asegura que, en plena emoción emprendedora, no recalaron en lo que podía salir mal: “Después nos dimos cuenta de lo arriesgado que era, pero sabíamos que podía ser un éxito o un fracaso; es decir, nos parecía muy raro que a nadie se le hubiera ocurrido hacer un lugar así en Colonia. No podía ser real.”
Los inicios
Agostina recuerda que el primer año “fue difícil”. Y revela que apostaron a un crecimiento orgánico, apoyado en las recomendaciones y el poder del boca en boca, mientras ajustaban las piezas de funcionamiento en un rubro que desconocían por completo. “Entendimos que la hotelería es un trabajo de 24 x 7, los 365 días del año”, explica. Pero lo que no habían calculado era que el verdadero boom llegaría de la mano del bistró.
“El restaurante se terminó comiendo todo... hoy hacemos 190 cubiertos por día”, dice. ¿A qué se debió rotundo éxito? “Creo que fue –sigue Agostina- por una mezcla: la ubicación del lugar, la casa y el menú, que nunca buscamos que fuera muy sofisticado, sino que apuntamos a proveedores locales, de la zona.”
Al restaurante de Charco se ingresa por un parquecito repleto de plantas tropicales que desemboca en una terraza que mira hacia el Río de la Plata, donde el suave oleaje choca contra las rocas de la costa. Todo está pensado al detalle: la vajilla, las sillas, las mesas, los espacios. “Nos quemamos la cabeza pensando, pero no fuimos súper pretensiosos, siempre fue un proyecto relajado y familiar”, dice.
Además, cuenta, pusieron especial énfasis en la atención y en una falencia que habían detectado en otros proyectos gastronómicos de este destino, donde todo estaba más pensado para el turista de paso: “Nosotros quisimos, desde el principio, tener clientes que quisieran volver, que alguien que está quemado en Buenos Aires nos tenga en mente para venir a relajarse y comer bien.”
En expansión
En 2018, la pareja decidió ampliar sus inversiones. Construyeron más habitaciones en un edificio de estilo moderno que está enfrente de Charco y encararon la recuperación de una posada clásica, Plaza Mayor, una antigua casona española de 1860 –unida a un rancho portugués del 1700- con una galería de ensueño que los enamoró ni bien pusieron un pie en ella.
Y de repente llegó la pandemia. “Era todo incertidumbre, así que hicimos acuerdos con bancos del Uruguay para fomentar el turismo interno de uruguayos que no conocían Colonia. Y mucha gente se enganchó, así que pudimos sobrevivir”, cuenta.
A pesar de los contratiempos, pudieron sostener ambos proyectos en pie. Agostina todavía recuerda el día en que abrieron el puerto (Uruguay estuvo dos años con las fronteras cerradas) y vio pasar el primer barco que arribaba a Colonia. “Se me caían las lágrimas”, dice. “A este pueblo le pegó fuerte la pandemia, muchos emprendimientos no lograron sobrevivir, pero ahora se está renaciendo con más fuerza y nuevas propuestas”, agrega.
A ambos lados del charco
Agostina y Pablo todavía viven en Buenos Aires. Van y vienen todo el tiempo, como si se tratara de un “viaje a Pilar”. Para ellos, Colonia es parte de un suburbio que comparten con la capital argentina. “Queda tan cerca... y es otro mundo”, describe.
Para ellos, el reconocimiento de otros emprendedores es un “orgullo”, aunque no sienten que hayan hecho algo especial. “Solo buscamos ser serios y hacer todo de la mejor manera”, dice Agostina. “Amo Colonia y amo los dos proyectos, Charco y Plaza”, asegura. “Trabajamos como si todo fuese cinco estrellas, queremos ser una escuela para que quienes trabajen acá puedan también emprender sus proyectos. Todo suma para hacer de Colonia un mejor destino. Cuanto más propuestas haya, mejor para todos”, cierra.
Datos Útiles
Plaza Mayor Calle del Comercio 111. T: (+598) 4522 3193. Las dobles con desayuno buffet, desde u$s 135 (viernes y sábados) y u$s 120 (de domingo a jueves).
Charco Hotel San Pedro 116. T: (+598) 91 501 267. Desde u$s 180 la doble con desayuno incluido
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