Al pie de la Cordillera, la fotogénica floración de los tulipanes sucede en Trevelin entre el 1 de octubre y el 6 de noviembre. El resto del año venden bulbos y funciona como casa de té.
- 8 minutos de lectura'
“La temporada es corta porque las flores duran poco, pero todo lo bueno dura poco, eso es lo que lo hace tan especial”, dice Juan Carlos Ledesma sobre la alfombra de flores que se extiende hasta los pies de la Cordillera. La imagen, con sus hileras de colores y montañas nevadas, es tan perfecta como efímera: solo se puede apreciar entre el 1 de octubre y el 6 de noviembre durante la época de floración de tulipanes en Trevelin, Chubut.
Desde hace siete años se abrieron las puertas de la chacra al turismo para que los visitantes puedan disfrutar del espectáculo que Ledesma define como “una paleta de colores en el corazón del Valle 16 de Octubre, al pie de la Cordillera de los Andes”. Pero la floración forma parte de un proceso mucho más amplio: “Nosotros vivimos de la venta de los bulbos de los tulipanes, no de las flores. Producimos bulbos para quien produce flor cortada o para jardinería”, explica Juan Carlos.
El trabajo dura todo el año: “Se planta en mayo y se cosecha en enero, en la plantación somos seis personas, en la cosecha a veces doce. Octubre es el mes de floración hasta los primeros días de noviembre en que se cortan todas esas flores, que van quedando en el camino porque no sirven para otra cosa. Después seguimos regando hasta diciembre, cuando se seca el cultivo y hay que levantar los bulbos”
Los números dan una idea de lo intensivo del trabajo: en un campo de tres hectáreas tienen alrededor de un millón ochocientos mil bulbos de casi 30 variedades. Hay para todos los gustos: negros, amarillos, rosados, lilas, rojos, granate, blancos, jaspeados, dobles, simples. “Cada variedad tiene un nombre, un color y un tono diferente, por ejemplo hay variedades que son de flor doble, de floración temprana, después tenés otras que se usan como flores de corte en Europa que son plantas más bajas y compactas de colores vivos, de floración intermedia, después tenemos el grupo de las Darwin, que florecen más tarde con plantas más altas , de flores más grandes y pálidas”.
Las flores se descartan y solo una pequeña cantidad de los bulbos sale al mercado, el resto se vuelve a plantar. Los bulbos se comercializan para jardines o para producir flores de corte: “Cultivar en tu casa es muy fácil, nosotros vendemos los bulbos a partir de febrero los recibís, te mandamos un pequeño manual de instrucciones en la caja donde te indica qué hacer. Guardarlos a temperatura ambiente, un mes antes de plantarlos, en abril, van a la parte de debajo de la heladera y en mayo se plantan. Es un proceso muy fácil, cuidándolos podés tener bulbos por muchos años”
Aunque la etapa de la floración termina los primeros días de noviembre, el establecimiento quedará abierto al turismo hasta abril para que la gente pueda ver las distintas etapas del proceso en un sendero de interpretación y degustar el tradicional té galés con sus tortas, scones y dulces en una casa suspendida sobre las plantaciones. El servicio es de Plas Y Coed, la casa de té más antigua de Gaiman: “Tenemos cuatro generaciones de experiencia en la casa de té del campo de tulipanes”, se enorgullece Juan Carlos.
Otomanos, holandeses y galeses
La presencia galesa en la chacra no es casual: Ledesma es descendiente por rama materna de los colonos que llegaron en el buque Mimosa en 1865 hasta las costas de Chubut. Uno de sus ancestros fue Hugh “Cafdan” Hughes, uno de los primeros galeses que pusieron pie en suelo patagónico. Las familias se afincaron en poblaciones cercanas a la costa como Gaiman o Trelew, pero hubo un grupo que más tarde se aventuró hasta la Cordillera: “Mi bisabuelo, hijo de Cafdan Hughes, compró un poco de tierra en Trevelin allá por 1910. Poco después, en 1920, se instaló un molino harinero en Trevelin. Los agricultores de la zona no se querían quedar afuera de ese gran negocio y producían trigo para abastecer ese molino. El molino llegó a tener tanta importancia que terminó dando nombre al pueblo: Trevelin es pueblo del molino”.
Pero aquellos tiempos ya habían quedado atrás cuando Juan Carlos visitaba estas tierras de chico. Nacido y criado en Esquel, solía pasar los veranos en la chacra, donde su abuela, Elian Hughes, tenía ganado, como la mayoría de los pobladores de la zona: “A mí me tiraba mucho la cultura galesa, adoraba a mi abuela, la chacra en aquel entonces eran praderas verdes llenas de ovejas. Como era bastante inquieto y la escuela de montaña funcionaba durante el verano, me mandaban con los chicos del lugar. Disfrutaba mucho de la escuela, era como entrar en una película antigua: tenía una sola aula en la que estudiaban todos los grados juntos en viejos pupitres, la maestra vivía en la escuela, yo iba de metido”.
Aunque en la adolescencia dejó de visitar la chacra tan seguido, después de la secundaria comenzó a interiorizarse sobre los tulipanes. El cultivo ya había sido introducido en la Patagonia por algunos pobladores, pero en la década del ‘90 el gobierno de Chubut promocionó la actividad distribuyendo bulbos y trayendo técnicos de Holanda para dar capacitaciones.
Los Paises Bajos son los mayores productores de tulipanes del mundo. La flor llegó a Flandes desde el imperio Otomano en el siglo XVI y se convirtió en un producto muy codiciado por las elites de la época. Hacia 1630 Holanda vivió la “tulipomanía”, una fiebre especulativa que llegó a cotizar una flor al precio de una casa. La burbuja estalló poco después, pero la pasión por los tulipanes convirtió a los holandeses en expertos en el cultivo. Con ellos se formó y continúa capacitándose Juan Carlos.
En 1996, junto con su entonces esposa Silvia Aimaro, comenzaron con el emprendimiento de manera gradual: “Empezó siendo algo muy familiar, un sueño cargado de muchas esperanzas. Comenzamos con un cultivo muy pequeño que creció año a año hasta que llegamos a las seis hectáreas. Pero después vino un otoño muy húmedo en el que llovió, desbordó el río y quedó tapado el cultivo. De las seis hectáreas, nos quedó solo una y media, luego remontamos nuevamente y hoy estamos en tres hectáreas con treinta variedades.”
Juan Carlos viaja a menudo y asegura que los expertos holandeses valoran la calidad de la producción de Trevelin y, sobre todo, el bellísimo paisaje que lo rodea: “Los galeses cuando llegaron y lo vieron desde lo alto lo llamaron Cwm Hyfryd, que significa Valle hermoso, y la verdad es que no se equivocaron”.
Pero el idílico tapizado de flores requiere riesgo y esfuerzo, en estas décadas de trabajo pasaron buenos y malos momentos. Durante la pandemia la producción de bulbos tuvo una demanda extraordinaria ya que el confinamiento hizo que muchas personas se dedicaran a arreglar sus jardines. El auge de las flores llegó a tal punto que tuvieron que multiplicar los envíos a todo el país y organizar dos vivos diarios por instagram para satisfacer a sus seguidores.
Este invierno tuvieron una temporada muy cruda con cincuenta centímetros de nieve que perjudicaron algunos sectores del cultivo. Juan Carlos sabe que la belleza va de la mano de la paciencia y elige una metáfora floral para definir a su tierra: “La Patagonia es como una rosa –dice- tiene espinas y las espinas son el clima. Es bonita pero tiene espinas que pueden tomar la forma de la nevada, la inundación, el frío o el viento. Esos factores climáticos sabemos que existen en la Patagonia; nadie puede venir a Patagonia y quejarse porque hace frío o hay viento, todo eso forma parte de este paisaje hermoso”.
Más info
El campo de tulipanes está ubicado sobre la Ruta 259, en la zona del Área Natural Protegida Nant y Fall y junto a las Viñas de Nant y Fall, a 13 kilómetros desde el centro de Trevelin. Se puede llegar de manera particular, en excursión o en transporte. Desde la Plaza Coronel Fontana (Trevelin) salen transportes en tres horarios: 10, 14.15 y 18.30. Regresa del campo de Tulipanes 10.30, 14.45 y 19.
La plantación se puede visitar entre el 1 de octubre y el 6 de noviembre, de 10 a 19. El costo de ingreso general $1.500 por persona. Menores de 12 años sin costo. No hace falta reservar.
Fuera del período de floración la plantación y la Casa de Té seguirán abiertas a las visitas hasta abril.
Instagram: @tulipanespatagonia
Facebook: Tulipanes Patagonia
- 1
Belgrano se renueva: 5 propuestas gourmet que nacieron con el boom inmobiliario
- 2
Bariloche gourmet. Goulash, fondue, frutos rojos, hongos, liebre, jabalí… Ocho restaurantes para disfrutar este verano
- 3
De conocerse en Roma de casualidad a plantar los viñedos más altos de Mendoza
- 4
Brasil en auto: 6 playas imperdibles del sur, de las nuevas a las que no fallan