Santiago Llach y Catalina Lascano crearon siete recorridos que descubren los barrios a través de la vida y obra de algunos autores
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Una tarde, Santiago Llach y Catalina Lascano, amigos, colegas y pareja, salieron a caminar por Villa Santa Rita en busca de la coordenada donde Jorge Luis Borges imaginó el almacén de su cuento “Hombre de la esquina rosada”. Comenzaron entonces a recrear mentalmente cómo sería el barrio cuando el arroyo Maldonado corría por la actual avenida Juan B. Justo, y cómo se fue transformando a medida que Buenos Aires se fue expandiendo y los suburbios se convirtieron en ciudad. A medida que lo charlaban y disfrutaban entre ellos, se iba gestando la propuesta de difundir ese interés y una nueva forma de descubrir la ciudad, incluso las calles ya caminadas tantas veces antes. “Nos gustó la idea de compartir estos descubrimientos sobre Buenos Aires, su historia y los que escriben sobre ella”, apunta Catalina.
Lo que nació entonces fue Caminatas Literarias, un proyecto que propone recorridos por siete barrios de Buenos Aires y alrededores, los sábados a las 11 de la mañana. Para lo que queda del año están agendadas una por Constitución y San Telmo el 27 de agosto, una por Adrogué el 24 de septiembre, una por Once el 5 de noviembre y una final por Chacarita el 3 de diciembre.
Hoja de ruta
La pata inicial, signada por esa primera caminata, fue Borges y su regreso a Argentina en la adolescencia. Cuando volvió de vivir en Ginebra, Suiza, “se encuentra con una ciudad extraña para él, y entonces se inventa una Buenos Aires del pasado casi fantástica”, detalla Llach.
En una primera instancia se basaron en los barrios que Borges menciona en sus libros y luego fueron ampliando el mapa. “Sumamos otros autores que hubieran vivido en los barrios que elegimos o que hubieran escrito sobre las distintas zonas. Nos interesa también visitar aquellos que están por fuera del circuito turístico tradicional, como Floresta, Flores, Saavedra y Villa Ortúzar”, cuenta Lascano.
De ahí en más, se armó un programa (siempre en construcción) de recorridos por barrios, algunos con más prensa y otros más secretos, combinando la historia urbana con la literatura y el arte, en pos de mirar la ciudad de otra forma.
Si bien no es necesario saber nada puntual sobre los escritores para el encuentro, la dupla organizadora envía unos días antes una selección de textos que hacen alusión al barrio que se recorrerá y sus hitos. Las caminatas duran alrededor de dos horas y buscan despertar la curiosidad, para que cada participante siga luego su propio trayecto de lecturas. Otros autores que guían los recorridos son César Aira, Baldomero Fernández Moreno, Robert Arlt, Fabián Casas, Cecilia Pavón, Norah Lange, María Moreno, Rodolfo Fogwill, Washington Cucurto, Victoria Ocampo, Adolfo Bioy Casares, Leopoldo Marechal y Ricardo Piglia, por solo nombrar algunos.
“Es un público muy ecléctico: nos acompañan personas interesadas en la literatura, docentes, abogados, periodistas, artistas, economistas, arquitectos, diseñadores, músicos, comerciantes… un poco de todo”, cuenta Lascano. Aunque también han tenido la visita de especialistas (“cosa que nos inhibe muchísimo”, apunta Llach), y gente en general mayor que tiene cosas para aportar sobre el recorrido.
“Cuando hicimos la caminata por Retiro había varias personas que habían participado de las actividades del mítico Instituto Di Tella en los años 60. Y hay mucha gente que tiene su anécdota con Borges”, cuentan. A la vez, quienes son del barrio también disfrutan aportando su propia información.
Exploración urbana
Entre los puntos más requeridos está la esquina que despertó todo: en el pasaje Trieste y Boeri, en una vieja construcción, ubican el lugar donde transcurre el cuento de Borges, y son muchos los que desean conocerlo. La caminata por Floresta tiene el encanto de lo inesperado. “Nuestro plan es hacer lo que podríamos llamar exploración urbana, y dar a conocer a través de la caminata, la literatura y la historia de zonas no narradas de la ciudad”, explica Santiago.
Para 2023 planean sumar nuevos barrios y están armando recorridos especiales en conmemoración del centenario de la publicación de Fervor de Buenos Aires, el primer libro de Borges. Además, extenderán la distancia y analizan llegar hasta el Museo Histórico Provincial Guillermo Enrique Hudson, en Florencio Varela, suerte de pequeña reserva urbana natural.
Después de tanto tiempo de encierro, las ganas de socializar y compartir intereses están en auge. Según Llach y Lascano, a esto se suma otra predisposición a vincularse con la ciudad y disfrutar sus espacios públicos, que no era tan fuerte ni clara prepandemia. “En el caso de nuestra propuesta, creo que funciona la idea sobre los libros, autores y la propia ciudad”, razona Catalina.
El horario de las 11 de la mañana de los sábados también es una buena invitación a comenzar el fin de semana con un plan productivo y agradable a la vez. El broche de oro es un almuerzo grupal en algún restaurante típico del barrio, para intercambiar impresiones e inquietudes literarias. “Ya se convirtió en nuestra propia tradición”, sintetiza la dupla.
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