Es Patrimonio Social y Cultural desde 2017 y está decorado con aportes de los vecinos.
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Legendario bar de escolaso y timba, el Café de los Angelitos es un tesoro. Tiene puerta, pisos calcáreos, carpintería y mostradores originales. Es joya arquitectónica, pero además anecdotario. Por empezar, su nombre. “Vamos a ver en qué andan los angelitos”, dicen que decía el comisario cuando quería vigilar de cerca a los pillos de la zona, que paraban en el bar. Me lo cuenta Salvador Sabatella, que desde 2013 está al frente de este café de 1890 que fue declarado Patrimonio Social y Cultural en 2017 y que es una de las joyas gastronómicas y culturales de Baradero, provincia de Buenos Aires.
“Mi tío Salvador Sabatella lo tuvo diez años con dos amigos. Luego siguió mi viejo, Carlos, con un socio. Los dos fallecieron hace poco más de diez años con poco tiempo de diferencia. En esos años, el bar había perdido brillo… Entonces me animé, dejé la carpintería y me hice cargo yo. Trabajamos mucho y recuperamos muchos clientes”, cuenta Salvador, mientras ofrece un vermut casero que lleva cynar, fernet, cinzano, almíbar, pimientas y pomelos asados.
“Cuando era chico, acá se jugaba al billar y a los naipes. Era un bar de hombres. Se fumaba mucho adentro del salón. Explotaba de gente de campo –de Alsina e Ireneo Portela– que venía a tomar algo. Mi vieja llegaba hasta la puerta y no entraba. Muchas mujeres, incluso, cruzaban la vereda para no pasar por la puerta. No era un lugar muy familiar, que digamos”, recuerda entre risas Salvador, que quiere que probemos cada uno de los platos de este bodegón donde se cocina –ergo, se come– muy bien. Se nota de entrada, con una focaccia aireada y deliciosa. Porque, según Salvador, “la panera de un restaurante es lo primero y tiene que ser siempre muy buena”. También por el osobuco al malbec con puré, que se desarma de tierno. E incluso con el vermut, que tiene múltiples variantes. Porque en el Café de los Angelitos mutaron, pero no perdieron la esencia.
“Logramos que vengan turistas, pero también que se vuelva a identificar el baraderense. Muchas veces son los clientes los que nos ayudan a decorarlo. Nos trajeron tesoros, como por ejemplo remeras de equipos de futbol firmadas”, comenta Salvador que en las paredes del bar deja expuestas una vasta colección de botellas y latas de mediados del siglo pasado. Y, con el boliche lleno de gente un día de semana cualquiera, concluye: “Nunca quise que el bar se pusiera de moda. Me gusta que nos elijan a través del tiempo”.
Datos útiles
Bar de los Angelitos. En un restaurante legendario de 1890, el chef Facundo Fernández se luce con las pastas y carnes. Muy bien atendido por las mozas Sol, Selene y Lucía. La ambientación es encantadora. Tienen variedad de vermuts. De martes a domingos, de 18 a después de la medianoche. Anchorena 1053. T: (3329) 55-8918. IG: @cafebardelosangelitos
Sisu Hotel de Campo y Spa. En febrero de 1997 Mari Bichler se enamoró de este lugar y puso un hotel. El nombre refiere al concepto finlandés de resiliencia. Son 10 habitaciones muy bien equipadas, con servicio de spa, pileta exterior e interior. Está pensado para adultos: no reciben niños. RN 9 Km 139,5. T: (11) 2173-5447. IG: @sisubaraderohotelyspa
Museo Histórico Municipal Alejandro Barbich. Ricardo Solís y Florencia Itso guían los recorridos en este interesante museo que recoge la vasta historia de la localidad. En una casa centenaria y a pasitos de la plaza, va de los guaraníes a la Guerra de Malvinas, pasando por los colonos suizos. De martes a viernes de 8 a 12 y de 14 a 18. Sábados, de 10 a 14. Entrada, a voluntad. Santa María 761. T: (3329) 48-5213.
Reserva Parque del Este. Es un espacio de conservación municipal y admirable. Preserva flora y fauna autóctona, que está didácticamente señalada para compartir con los visitantes. Claudio Restivo es el anfitrión. Hay un vivero con especies de la zona. Abre todos los días, desde las 8 hasta que baja el sol. Almirante Brown s/n. +54 9 (3329) 52-4712. FB: /VoluntariosParqueDelEsteBaradero
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