En 2008, Werner Jaisli construyó en Salta una base de aterrizaje para ovnis a 2400 m de altura. Desapareció en 2013 y reapareció en 2019.
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Hay que trepar la cuesta del Obispo, atravesar el parque Nacional Los Cardones, dejar atrás dos pueblos y ascender a 2400 de altura para llegar al ovnipuerto de Cachi. Aquí, en este rincón del planeta, hay un misterio no revelado. La estación para aterrizaje o despegue de objetos voladores no identificados –que todos llaman ovnipuerto– fue construida por el ciudadano suizo Werner Jaisli, que era conocido como Bernard, o “Nómade Bernard”. Nació el 4 de enero de 1949 en Aarwangen, cantón de Berna.
El ovnipuerto ocupa un espacio de cuatro cuadras y tiene nombre propio: Estrella de la Esperanza. En realidad, no se trata de una sola estrella, sino de doce, dibujadas en la tierra, marcadas con piedras o pintadas a la cal, que miran el cielo transparente de Cachi. La mayor es una estrella blanca de 36 puntas y de 48 metros de diámetro. Es el faro del ovnipuerto. En su interior, hay otra menor, del mismo color, pero de 12 puntas.
Todas tienen distintos tamaños. Están delineadas con una simetría notable, que se aprecia sólo desde el cielo. Pero Werner no usó planos. Trabajó con ayuda de tres personas que vieron con asombro cómo el artista dibujó cada una de las estrellas, tirando piolas en el piso, de manera casi perfecta.
La estación para objetos voladores está ubicada a tres kilómetros de Cachi, en el paraje Fuerte Alto: es un campo en altura situado a poco del famoso hotel La Merced del Alto, donde Werner aseguró haber tenido contacto con seres intergalácticos.
Una docena de estrellas
El suizo puso manos a la obra en el mismo lugar donde tuvo lugar la experiencia que cambió su vida. Todo comenzó en la noche del 24 de noviembre de 2008, cuando Werner vio aquí dos objetos voladores no identificados. Eran dos objetos redondos de entre 12 y 15 metros de diámetro. Negros y rojos, según describió a David Zuleta, empleado de la dirección de Turismo, que filmó una entrevista con los detalles donde Werner narró ese encuentro.
El artista aseguró que ese primer avistamiento duró unos 45 minutos. Era una noche oscura. El suizo estaba acompañado de Jorge Reyes, un lugareño que era vecino.
“Yo estaba en Fuerte Alto –relató Werner. No había nada de luz. Hubo tres cortes de energía esa noche. En la oscuridad total vimos dos objetos que vinieron de las montañas, con sus luces. Y se quedaron sobre el río Calchaquí”, aseguró.
El artista expresó que en ese momento, en 2008, levantó sus brazos para llamar a los ovnis y estos se acercaron y descendieron. “Yo les pedía: por favor vengan”, narró el suizo. “No se vayan”, clamó al cielo.
Luego –según su relato– “los dos objetos se posaron justo sobre nosotros. Y bajaron con una luz impresionante hasta quedar 30 metros encima nuestro. Ellos me pidieron que haga una señal, así que comencé a trabajar”, explicó el artista. El mismo testimonio fue reproducido por Antonio Zuleta, vecino de Cachi especialista en objetos voladores no identificados de la zona. “Él recibió un mensaje: tenía que construir una gran estrella, a la que denominaría Estrella de la Esperanza”, cuenta Antonio Zuleta.
Werner, que por entonces tenía unos 60 años, trabajó con ayuda de Jorge –con quien compartió el avistamiento, su hermano Luis Reyes, y un joven conocido como José Miguel. La obra se extendió por varios años. El suizo vivió un tiempo en el mismo predio del ovnipuerto de Cachi. Escarbó un agujero de dos metros y medio de profundidad, por tres metros de diámetro y allí dormía “para tomar energía”.
Así fueron surgiendo las estrellas, con sus distintos tamaños. “Todo el material lo trajimos de la zona: son piedras trasladadas en carretillas”, asegura Luis. “Era impresionante ver cómo hacía los dibujos, sólo tirando piolas”.
“Acá siempre se ven luces y objetos no identificados, para nosotros es normal”, continúa Luis Reyes. “No son aviones. No están identificados”, afirma con total naturalidad el ayudante del artista suizo.
En diciembre de 2013, sin terminar la obra que comenzó, Werner desapareció de los Valles Calchaquíes. “Corrieron versiones de que los ovnis se lo llevaron”, especuló Antonio Zuleta.
Regreso sin gloria
Después de seis años sin ser visto por los lugareños, Jaisli reapareció en julio 2019.
“Cuando yo lo conocí por primera vez, vestía como cualquier ciudadano” relata Zuleta. “Con el correr del tiempo adoptó una vestimenta llamativa: apareció con un turbante, un chaquetón y pantalón todo negro. Portaba un báculo y en una de sus puntas ató plumas de loro”, narró.
El artista se fue volviendo más excéntrico. Y más seguro que nunca de sus contactos con los seres intergalácticos. De regreso en Cachi, hace dos años, expresó que tuvo 200 avistamientos de ovnis a lo largo de más de una década.
Según dijo, nunca sintió temor de los seres galácticos. De ellos solo encontró mensajes de amor y paz. Jamás se sintió amenazado por esos contactos. “Ellos son superiores. Son capaces de hacer milagros”, expresó Werner.
“Este lugar tiene para mi algo sagrado. Yo tenía en claro que tenía que volver”, aseguró el suizo en ocasión de su regreso. Entonces expresó que comenzaba la construcción de una nueva estrella que llevaría por nombre: “Llamada al cielo”.
Días después, una vez más, desapareció. Su obra quedó inconclusa. “Dijo que se iba a Bolivia a construir otra estrella igual y después a Suiza. En Pascua iba a venir y no vino más”, se lamenta Luis Reyes. “Se contactó algunas veces con mi hermano Jorge, que trabajó con nosotros en la estrella. Pasó un tiempo y ya no se contactó más”. Jorge Reyes quedó profundamente marcado por toda la experiencia de los avistamientos y no quiere dialogar sobre Werner ni sobre su paradero.
El ovnipuerto de Cachi es ahora administrado por la municipalidad local. Los colores de las piedras marcados con cal no se lavan, pese a las lluvias. La obra de Werner subsiste hace más de 15 años. “Quedó pendiente esa estrella más”, dice Luis Reyes. “Pero desapareció”. “Él era único. Nunca vi una persona tan amable”, afirman quienes aún esperan volver a verlo por estos valles de Salta.
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