A dos horas y media de la capital cordobesa, la localidad se caracteriza por sus grandes casonas y las estancias que lo ligan a la aristocracia argentina, al ex presidente de Estados Unidos y a su viuda.
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Desde Córdoba capital a Ascochinga se llega por la RP E53. Acá no hay plaza con iglesia ni Municipalidad ni banco. Hay, sí, una parroquia del Sagrado Corazón de Jesús que está sobre la ruta y cerca de un ACA. Ese vendría a ser el centro de este pueblo que alguna vez recibió a John Fitzgerald Kennedy y, un cuarto de siglo más tarde, también a Jackie Kennedy. Algo de esto recuerda Emilio Zlachensky, el casero de la casa - hotel Solar de La Pampa, que nos aloja en esta localidad cordobesa.
Emilio tenía 12 años cuando la viuda de JFK se hospedó en San Miguel, una estancia cordobesa del siglo XVII que era propiedad de los Cárcano (una familia de diplomáticos argentinos) y que alguna vez había sido el establecimiento jesuita Santa Catalina. “No vi a la señora” –aclara–, pero recuerda el episodio porque su padre era puestero en la estancia. Dice que la policía y los peones custodiaban los accesos y que había muchos fotógrafos. Comenta que a Jackie la llevaron a refrescarse a Las Tazas, un sitio de piletones que usaban los comechingones… y también los Cárcano. Fue en abril de 1966, tres años después del asesinato de su marido. Jackie llegó con sus hijos, John-John (5) y Caroline (8), se quedó 9 días y, según la historia oficial, lo hizo para rememorar con nostalgia una estadía de JFK –que había ocurrido 25 años antes–, porque se había hecho amigo de los Cárcano.
¿Cómo había nacido el vínculo entre JFK y los Cárcano? Cuando Joseph Kennedy –papá de JFK–era embajador de Estados Unidos en el Reino Unido, en la década del 30, asistió a la asunción del papa Pio XII en el Vaticano, acompañado por su familia. Entre los presentes estaba Miguel Ángel Cárcano, que era embajador argentino en Francia, también con su familia. Así el joven John se hizo amigo de Michael y de Stella Baby Cárcano, hijos del diplomático argentino. Pero, la cosa no quedó ahí. Tras recibirse en Harvard, el joven JFK viajó a Buenos Aires, proveniente de Río de Janeiro, en el marco de un viaje de diversión a América Latina. Con los Cárcano como anfitriones, se instaló en San Miguel durante quince días del otoño de 1941 y festejó su cumpleaños número 24. Además, fue a misa en la parroquia del Sagrado Corazón de Ascochinga, que todavía conserva una placa de mármol en honor al joven aventurero que luego sería presidente de los Estados Unidos y víctima de un magnicidio en 1963.
Aristocrática y señorial, la Ascochinga que tanto le gustó a los Kennedy hoy es un conjunto de quintas y estancias que se suceden detrás de grandes portones. Los mejores ríos y saltos son privados. Y las grandes casonas apenas se sospechan detrás de las arboledas. Atraídos por una dupla de columnas que sobresalían detrás de unos yuyos, los arquitectos Elita y Quique Fourcade compraron Solar de La Pampa, una casa de 140 años que tiene influencia paladina. Fue en los 80 (bastante después de que en la zona anduviera Jackie), para usarla de casa de fin de semana. La idea de recibir surgió hace menos, por insistencia de Ulrich Kinsky, un noble checo que venía a cazar palomas al norte de Córdoba, como muchos otros europeos. “Somos una casa que recibe, no un hotel”, aclara Pilar Fourcade, gentil anfitriona e hija de los dueños de este alojamiento encantador en el pueblo que, si hay que vanagloriarse de visitantes ilustres, tiene con qué.
Datos útiles
Solar de la Pampa. En un terreno arbolado de seis hectáreas, es una bellísima casona de 1880 que aloja huéspedes en habitaciones confortables y muy cálidas. Propiedad de la familia Fourcade, se nota en cada espacio la influencia de los viajes y la ligazón con el arte. Sirven un desayuno delicioso y, pedida de antemano, también alguna comida. Cuentan con 6 habitaciones en la casa principal, y una casita con dos habitaciones más. Tienen pileta. Desde $24.000 la doble con desayuno. Juan B. Justo s/n. T: (11) 4044-6727. IG: @solardelapampa.ascochinga
Candilejas. Para comer, en La Granja, que es una localidad próxima que funciona como apoyo de servicios de Ascochinga, sirven muy buenas hamburguesas y milanesas. De jueves a domingo, mediodía y noche. Resto de la semana, sólo mediodía. Martes, cerrado. RP E53 s/n. T: (351) 623-1615
Estancia Santa Catalina. Para visitar, es Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO, fue fundada en 1622. Es propiedad privada y se accede sólo con visita guiada. El guía, sumamente idóneo, se llama Rodrigo Astudillo. Conviene ir de martes a viernes, de 10 a 13 y de 14 a 18 horas, porque solo esos días se puede hacer la visita completa: iglesia y claustros. Fines de semana sólo está disponible la iglesia. $1000, la visita completa; $600, sólo la iglesia. Santa Catalina s/n. T: (351) 560-9769
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