En julio, la caída fue del 18,6% y se profundiza una situación crítica para el sector. ¿Puede la Argentina volver a posicionarse como un jugador clave para una industria que crece en todo el mundo?
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Playas y ciudades abarrotadas, calles atestadas de gente, comercio a toda hora, restaurantes saturados, disputa habitacional entre alquileres temporarios y permanentes. Las problemáticas del lado b del turismo masivo -como así también, sus numerosos beneficios económicos y de empleo- que atraviesan como un vendaval a una parte de Europa suenan hoy como algo absolutamente lejano para la Argentina. Si bien nuestro país continúa siendo el más visitado de la región, sus métricas lucen estancadas desde hace muchos años -excluyendo la lógica caída por la pandemia-, con picos y retrocesos muy marcados. Por caso, los números de visitantes en lo que va de 2024 confirman la tendencia a la baja que los prestadores locales ya vienen advirtiendo en sus canales de demanda. Los últimos datos disponibles marcan una caída en julio de más del 18% en comparación interanual, según el Sistema de Información Turística de la Argentina (SINTA).
De repente, en muchos destinos de la Argentina prácticamente se dejaron de escuchar acentos extranjeros en sus calles, al ritmo de un encarecimiento repentino en dólares que convirtió al país en un destino muy costoso (y lejano, con poca conectividad). Así lo indican las diversas fuentes del sector consultadas por LA NACIÓN, que ven en esta situación coyuntural (la apreciación cambiaria) la explicación central de la abrupta caída del turismo receptivo en el país. Pero más allá de esta incidencia, que no hace más que acentuar la inestabilidad del mercado argentino, todos concuerdan en que ahora -más que nunca- es necesario pensar a futuro sobre cómo dar el salto acorde a las potencialidades de la Argentina como destino.
Articulación público-privada, objetivos claros de promoción, esfuerzos compartidos de difusión de la marca país, presencia en las ferias internacionales, fomento de inversiones turísticas, ampliación de la infraestructura terrestre y aérea, estabilidad macroeconómica, y sobre todo, continuidad de políticas públicas, son algunas de las cuestiones que se repiten entre charlas de actores claves de la industria turística. ¿Cómo puede la Argentina convertirse en un imán para el turismo masivo y competir contra los gigantes del mercado?
Propuestas y estrategias
Aún en un año flojo -estadísticamente hablando-, entre enero y agosto de 2024 hubo 4,05 millones de turistas extranjeros que arribaron al país, lo que representó ingresos económicos por más de 3 mil millones de dólares. Un salto significativo de esos números no sólo es deseable, sino que muchos lo ven como posible. “En Despegar, creemos firmemente en el enorme potencial turístico que Argentina tiene para ofrecer ya que contamos con una riqueza natural y cultural única”, asegura Alejandro Festa, Gerente de Hospedajes y Servicios Turísticos de la agencia más grande de la región, que opera en 19 países. “Sin embargo, entendemos que existen desafíos que limitan el desarrollo completo de este potencial y por eso trabajamos constantemente para contribuir a superarlos, ofreciendo una propuesta omnicanal, diferentes métodos de pago e innovación constante”, agrega.
Según los datos oficiales recabados por la Dirección Nacional de Mercados y Estadística de la Subsecretaría de Turismo nacional, en el mes de julio de 2024 “se estimó un total de 531.495 viajes de turistas no residentes por todos los medios de transporte”. “Con respecto al mismo mes del año anterior, el turismo receptivo cayó -18,6%”, añade el informe. Si bien en la comparativa del primer semestre del año contra 2023 la caída no fue tan pronunciada (-3,6%), lo que preocupa en el sector es la profundización de los números negativos en los últimos meses (-20,1% en junio, -27,1% en mayo y -24,2% en abril) y la perspectiva clara de un empeoramiento del escenario en el corto plazo.
Durante julio, el 40% de los turistas llegaron al país por vía terrestre, el 44% por avión y el 15% restante por vía marítima/fluvial. Brasil fue el principal proveedor (34,1%), seguido por Uruguay (21,3%) y resto de América (10,1%). Frente a estos números, la secretaria ejecutiva del Instituto Nacional de Promoción Turística (INPROTUR), Natalia Recio, remarca la necesidad de centrar todos los esfuerzos en captar más público en los países vecinos: “Particularmente, en Brasil, un mercado que, a pesar de su potencial, ha estado estancado durante los últimos diez años, excluyendo el periodo de la pandemia”. De hecho, desde INPROTUR revelan que entre 2010 y 2023, el arribo de visitantes brasileños se achicó un 1%, pasando de 1.472.879 a 1.388.194 de arribos por todas las vías de ingreso. “La capacidad de crecimiento en Brasil es enorme y debemos aprovecharla plenamente”, remarca Recio.
Festa indica que la tendencia es compartida por las estadísticas que manejan en Despegar: “Observamos que los extranjeros que más eligen visitar nuestro país actualmente son los brasileños en primer lugar, y le siguen los chilenos, peruanos y colombianos. El top 5 de destinos más solicitados por estos turistas dentro del país es Buenos Aires, Bariloche, Mendoza, Ushuaia y Córdoba, en ese orden”.
Obstáculos y oportunidades
Ahora bien, al mirar la serie histórica, saltan algunas señales de alerta que muestran un escenario, cuanto menos, ralentizado. En 1990, llegaron al país 2.5 millones de viajeros. El número se duplicó recién 20 años después, en 2010, cuando se registraron 5.3 millones de visitantes. Por aquellos años, la expectativa del sector era de un crecimiento pronunciado que, sin embargo, se fue diluyendo hasta tocar un pico de 7.4 millones de turistas en 2019, justo antes de la pandemia (que lógicamente impactó de lleno en las estadísticas), un número que se recuperó casi en su totalidad recién en 2023 (7.3 millones). Este año, sin embargo, todos concuerdan en que el saldo será, otra vez, a la baja.
Hace 43 años que Maita Barrenechea se dedica al turismo receptivo, trabajando con su propia agencia (Mai10) y en colaboración con los organismos públicos. “He visto crecer a nuestra industria y fue algo muy lindo y educativo: fui aprendiendo y viajando sin parar para promocionar a la Argentina, viendo lo que pasa en el extranjero y tratando de entender por qué nuestro país no termina de despegar”, analiza, quien se define como “embajadora del Turismo de Excelencia”. “Muchos dicen ‘estamos en el fin del mundo’, pero eso no es excusa: Japón y Australia están mucho más lejos, pero les va muchísimo mejor”, lanza.
“Sudamérica entera es la que no despega”, aclara. “Siempre se dice que es el momento de nuestra región, algo que no termina de concretarse”, añade. Al analizar la situación de la Argentina, Barrenechea desmenuza las estadísticas hasta la médula para marcar una tendencia: las fluctuaciones por el tipo de cambio existen (“hoy estamos mucho más caros, sin duda”, dice), pero en definitiva no hay una tendencia de crecimiento a la vista por razones más estructurales que coyunturales.
Desde Mendoza, la vicepresidenta de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica y Afines de esa provincia, Beatriz Barbera, confirma que allí “el turismo receptivo ha tenido una baja significativa en 2024, comparada con 2023″. “Del intercambio permanente con otras cámaras, asesores económicos y socios recibimos la devolución de este diagnóstico de baja importante”, añade. Sin embargo, Barbera también señala que, en Mendoza, “la situación se ha podido combatir un poco más gracias al segmento ABC1, con el flujo de brasileños que llegan en vuelo directos desde San Pablo, atraídos por la oferta enogastronómica”.
Barbera traza un escenario complicado para el sector: “El resto de los segmentos han recibido el impacto del cambio de modelo económico (para los turistas nacionales) que ha derivado en una fuerte crisis de ingresos y por tanto, de consumo”. Además, advierte que “al menos dentro de los primeros cuatro meses de gestión, la promoción del país ha sido bastante menor a otros años, y además, se han encarecido mucho los precios de los pasajes, hay menores ventajas cambiarias y hubo una reducción de vuelos en varias plazas, lo que acarrea menor conectividad”.
En INPROTUR contestan que están centrando sus esfuerzos de promoción en las “estrategias digitales a través de campañas en redes sociales, marketing de contenido, optimización en motores de búsqueda, y colaboraciones con influencers y medios digitales”. También apuestan a que, con la “política de cielos abiertos se potenciará aún más la conectividad aérea de Argentina con el mundo”. “En ese sentido, hasta el momento el país ha firmado ocho acuerdos de entendimiento con Brasil, Chile, Ecuador, Perú, Uruguay, Canadá, Panamá y Paraguay”, apunta Recio.
“Sin duda, muchas cosas podrían tomar otra dinámica con la política de cielos abiertos, RIGI para Pymes, mejores caminos, capacitación y tecnología; es un país que ha tenido muchas trabas en muchas actividades, entendemos que hay ánimo de ir hacia un país más conectado con el resto de la comunidad regional”, aporta Barbera. Y añade: “El crecimiento importante vendrá de tener un país más tranquilo, ordenado en lo macro y micro, con marco jurídico más confiable que permita crear un clima de ‘inversión significativa y permanente’ que es lo que permite que los países crezcan, generen riqueza, mejores empleos, con salarios con más capacidad de consumo”.
Para Barrenechea, quien fue presidenta de Destino Argentina durante la pandemia, “nos falta un trabajo más colaborativo entre el sector público y el privado, e intra sector privado en conjunto”. “No tenemos un atributo único que nos distinga como producto vendible… la marca país no existe. A priori, la gente no sabe por qué viene a la Argentina. No tenemos resonancia. A la vez, tenemos un producto maravilloso como es la naturaleza, sumado a la cultura y un mix gastronómico de muy buena calidad”, explica.
En ese sentido, advierte: “No me gusta hablar mal de las gestiones públicas porque lo que quiero es construir, pero nos faltó el ir juntos con el mismo mensaje. Lo que tiene que caracterizarnos es la excelencia: ir con lo mejor y ser lo mejor. Eso nos cuesta. Sobre todo en esta industria, tenés que mostrar que sos algo único. No importa el precio, Japón y Europa son carísimos”.
¿Es posible pensar a largo plazo?
Agustina Trucco, creadora de la feria Emotions -que reúne a destacados prestadores de lujo locales con agencias de viajes de todo el mundo-, asegura que trazar un sendero de crecimiento estable para el turismo receptivo en la Argentina sólo es posible con articulación público-privada, sostenida en el tiempo, algo que no hoy no parece estar en marcha. “Este año España va a registrar un récord absoluto en el segmento turístico, y sin embargo no descansan en la promoción profesionalizada de sus destinos; ese ejemplo tiene que que servir para que busquemos una forma conjunta de seguir difundiendo con toda la potencia posible las bellezas naturales y la hermosa cultura que tiene nuestro país”, señala. En la edición que se llevó a cabo en abril de este año, Emotions registró más de 15 mil reuniones de negocios para el país y la región. Sin embargo, Trucco advierte una tendencia preocupante: la ausencia de nuevas aperturas y negocios en Argentina. “En comparación con lo que está pasando en otros lugares de América Latina, como Perú, estamos atravesando un momento poco auspicioso”, indica.
“El contexto político y económico de los últimos años ha dificultado ‘vender’ el destino Argentina, donde los operadores y agencias receptivas no han podido tener valores en USD estables, sufriendo constantemente la incertidumbre”, se queja Luciano Frasson, titular de Frasson Luxury Travels & Events, bon base en Bariloche desde 2005 y dedicado a la industria del turismo de placer, viajes de lujo, expediciones de aventura, eventos, hospitalidad y gastronomía. “¿Cuál será el valor del dólar? ¿Cuánto será la inflación? Los operadores Europeos o Norteamericanos venden a 1, 2 y 3 años… para nosotros eso es imposible de ofrecer”, añade.
Frasson propone elaborar un “plan estratégico a largo plazo de campañas de promoción turística en Ferias Internacionales representando a la Argentina”, y también “disminuir la burocracia institucional (Parques Nacionales, Municipios, Prefectura Naval, ANAC, etc) facilitando el otorgamiento de permisos”, y el “otorgamiento de créditos blandos a pequeños emprendedores para el desarrollo de proyectos turísticos y compra de capital e inversión”. “Chile ha aplicado una campaña de marketing y presencia internacional en ferias, con apoyo de instituciones de promoción turística en las últimas dos décadas; a su vez cuenta con una economía más estable y predictiva, con valores internacionales comparativos y competitivos. También hay menos burocracia para el otorgamiento de permisos a proyectos turísticos”, ejemplifica.
Desde otro extremo del país, y con una larga trayectoria en turismo receptivo y viajes a medida por la Puna salteña, Federico Norte, dueño de Norte Trekking, insiste en el “costo argentino”, en especial por los altos valores de los pasajes para llegar al país y moverse entre las provincias. “Estamos lejos de los grandes centros de consumo turístico, como Estados Unidos y Europa, y esto se da fundamentalmente por los impuestos, el gobierno debe reducir esos cargos para los pasajes turísticos”, apunta. “Tenemos varias provincias con vuelos internacionales, pero son desaprovechados porque se utilizan sólo para los turistas argentinos que viajan al exterior, tanto de ida como de vuelta. Lamentablemente, no hay una campaña para tentar al turista a que vuele directamente, por ejemplo, a Salta”, agrega.
Norte también advierte de las “trabas burocráticas” que no permiten desarrollar nodos turísticos en conjunto con países vecinos, como el desierto de Atacama en Chile y el salar de Uyuni, en Bolivia. “Un turista que visita Atacama, tiene que dar toda una vuelta para llegar a la Argentina, si bien hay un servicio de bus, pero es muy limitado; además, los controles fronterizos no ayudan y hay muchas trabas que deben sortear porque tampoco es fácil alquilar un auto y cruzar la frontera. Se desincentiva el intercambio turístico en ese foco”.
“Argentina sigue pensando que la sola presencia en las ferias internacionales alcanza y sobra, pero ya cambiaron los tiempos”, completa Norte. “Creo que está faltando trabajo para llegar al consumidor final, tanto europeo, como norteamericano y asiático: tenemos que generar la promoción al público, con redes sociales y prensa, para que las personas sean las que demanden viajar a la Argentina”, añade.
“No hay turista que venga a la Argentina y que no se haya enamorado de nuestro país”, dice con orgullo Barrenechea. “Pero hay que llegar hasta acá, estamos lejos, es caro y no hay tanta conectividad. El premio es grande, pero nos falta un buen mensaje”, completa.
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