Al pie de la Sierra Chica, en Rivadavia, San Juan, hay un gran complejo medioambiental construido donde, hasta hace un poco más de dos décadas, estaba el basural más grande la provincia.
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Anchipurac significa “Rayo” en lengua huarpe. Cuentan que cuando los aborígenes del lugar veían un rayo eso quería decir que iba a llover y así iban a prosperar sus cultivos para poder alimentarse. Algo importante en un clima desértico como el de San Juan.
En el Laboratorio y en el Observatorio del Centro Ambiental Anchipurac se desarrollan proyectos de innovación tecnológica en el campo de las energías renovables y en el uso de residuos como materia prima para generar nuevos materiales. También, se evalúan y monitorean temas de importancia ambiental para la provincia. “El centro tiene como objetivo promover la concientización sobre el cuidado del medio ambiente y que se conozca cómo es el proceso que se lleva adelante, que muchas veces es silencioso. Es como que, al tratarse de basura, todo pasa por otra vía y hay que ver cómo ocultarlo. Acá, sucede todo lo contrario, la idea desde el inicio fue potenciar todo ese circuito del residuo inserto en una nueva modalidad que era la economía circular. Así que fuimos aprendiendo en el camino y viendo lo que pasaba en el resto del mundo, también conociendo otras temáticas asociadas como las energías renovables; el tratamiento de afluentes; todo lo que implica la contaminación del suelo, del aire y del agua”, cuenta la arquitecta Claudia Agnelli, directora del Centro Ambiental Anchipurac.
La historia del proyecto
El origen de lo que hoy es el Complejo Ambiental San Juan fue la Planta de Tecnologías Ambientales. Unos diez años antes de comenzar a desarrollar el polo ambiental, allí ya se procesaban residuos y se había comenzado con tareas de saneamiento porque había alrededor de 5 mil hectáreas contaminadas por la basura. Además, habían vivido familias que se alimentaban del basural, por lo que hubo que trabajar también desde lo social para que pudieran reubicarse y reinsertarse en el ámbito laboral y educativo. “Previo a toda la etapa de contaminación, el lugar era muy bonito, había aguas emergentes y la gente se bañaba porque creía que tenían propiedades curativas. Además, se usaba como un lugar de remanso, de relax…que después se transformó en el basural, luego en la planta de tecnología y años después nació el Complejo Ambiental San Juan que generó un impacto grande a nivel provincial”, recuerda Agnelli.
En 2011, a través de un equipo interdisciplinario del que Agnelli formaba parte, se comenzó a delinear el proyecto. “Cuando empezamos con Anchipurac, las pretensiones del Estado eran bastante altas porque ellos querían que en el medio de la nada, en una zona desértica, hubiera un espacio que fuese modelo a nivel nacional y pudiese mostrar más de 50 temas de la realidad ambiental. Además, que el edificio fuera sustentable y que funcionara con energías renovables. Nos pareció una propuesta muy interesante y empezamos a trabajar, con el objetivo de licitarlo en el 2014. Cuando llegó el momento de la licitación, muchas de las empresas constructoras se asustaron porque el diseño era bastante particular. Había varias cuestiones que hoy parecen normales, pero en ese momento no eran algo tan común. Así que tuvimos que hacer una capacitación para las empresas”. Después de tres intentos, se concretó la licitación y la obra se volvió un punto de interés de la provincia.
Se hacían visitas guiadas de la construcción que tenía que cumplir con varios requisitos: a pesar de ser un suelo difícil, tenía que ser una edificación fuerte para que durara varias generaciones; ser antisísmica; usar materiales nobles y tecnologías adecuadas para el cuidado del medio ambiente. También hubo que pensar el proyecto desde lo cultural y educativo: “Todo el desarrollo de la temática fue tan complejo como el edificio porque ponerse de acuerdo en qué decir, con una mirada objetiva, y llamar la atención de grandes y chicos, generando impacto y dejando un mensaje en un tiempo corto fueron parte de un desafío más allá de la obra arquitectónica”, explica Agnelli. Finalmente, se inauguró en 2019. El Complejo ambiental San Juan quedó conformado como polo por el Centro Ambiental Anchipurac; el Parque de Tecnologías Ambientales (PTA), el Parque Industrial Tecnológico Ambiental Regional (PITAR) y una planta de energía solar.
Las otras partes del complejo
El PTA recibe residuos sólidos urbanos que provienen del sector privado y de 9 municipios. La basura se separa, clasifica y ciertos materiales se recuperan a través de procesos de reciclaje o se utiliza como relleno sanitario.
El PITAR es un parque sustentable en proceso de desarrollo emplazado sobre 250 hectáreas. El proyecto intenta promover la instalación de industrias públicas y privadas que procesarán residuos recuperados. Buscan trabajar con materias primas como desechos electrónicos de pilas y baterías; caucho; papel; cartón y plástico, entre otros. Ya hay una industria operando, una que está por inaugurarse y otra que ya se empezó a construir.
Visitar Anchipurac
El complejo se puede recorrer y cuenta con la posibilidad de hacer visitas guiadas de alrededor de una hora y media, a través de 15 estaciones. Los interesados deben registrarse previamente en la página web. Al lugar se puede llegar con auto o a través de los transportes del Ministerio de Turismo y Cultura de la Provincia. Otra alternativa puede ser llegar a pie o en bicicleta desde el Jardín de los Poetas, donde hay una huella que conduce hasta el centro ambiental para quienes gustan del trekking o mountain bike.
“La gente que visita el centro se queda maravillada y vemos que las personas hacen un “clic” cuando se van. Al terminar el recorrido el guía hace una síntesis, donde pasa por diversos temas como la caza furtiva; el consumismo; por qué es importante el cuidado del agua; cómo se mide y cómo impacta la huella de carbono, etc. Más allá de todo lo que se puede aprender, ahí está todo para ver y palpar”, concluye Agnelli.
Datos útiles
Anchipurac. Agustín Gómez y pie de monte de la Sierra Chica. T: (0264) 438-2240. Lunes a viernes de 9 a 19. Sábados y domingos, de 10 a 19. $200.
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