De la provincia de Buenos Aires, Córdoba y varias localidades patagónicas, algunos exponentes del rubro que se destacan por su calidad y materia prima.
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La olla de cobre
San Antonio de Areco
Materia prima de calidad superior, respeto por los pasos y los tiempos de elaboración dan como resultado sus alfajores de chocolate que son, desde 1979, orgullo de sus artífices, Carlos Gabba y Estela, su mujer. Sus marcas registradas son la armonía de sabores y texturas, el baño de chocolate amargo o de merengue y el generoso relleno del dulce de leche. Bombones, turrones y los célebres huevos de Pascua suman tentaciones que siguen ofreciéndose con mucha calidez en la calle Matheu de San Antonio de Areco y en su más reciente sucursal de la villa de Merlo.
Matheu 433, San Antonio de Areco. T: (02326) 45-3105. Ruta 5 2662 Rincón del Este, Villa de Merlo, San Luis. T: (02656) 47-7739. www.laolladecobre.com.ar
Del Montañés
Villa Traful
Patricia Pasarón fue pionera en el rubro dulce de la zona. En 1992, cuando la economía andaba mal y apoyada por su esposo, Eduardo Dattoli, se puso a hacer alfajores y decidió que viviría de eso. “Todo me indicaba que iba a funcionar, venían a comprarme de todos lados, yo era la señora de los alfajores”. Hasta que un día llegó Alberto Lopatín, concesionario de la confitería del Bosque de Arrayanes, y le pidió 50 docenas para la semana siguiente. “Estuve siete días trabajando, prácticamente sin dormir”.
El emprendimiento familiar cobró impulso: hoy, además de dulces y licores, producen 200 alfajores por día. Siempre junto a su ayudante, Matilde Pilchil, que la acompaña desde el comienzo. “Primero compramos una amasadora chica y un horno pizzero. Y en 1994 estrenamos esta fábrica”, recuerda. Hace tres años su hija Delfina tomó la posta y compró un flamante horno digital. “Pero las recetas y lo artesanal siguen como siempre”, asegura. “El encanto de nuestros alfajores son las tapitas delgadas. ¿Sabés cómo las hacemos? Seguimos usando el primer molde, que hizo Eduardo en los 90 con una latita de Nesquik”.
Villa Traful, Neuquén. T: (0294) 466-9596. https://delmontanes.mitiendanube.com Envíos gratis a todo el país.
La Pulpería de Uribelarrea
Uribelarrea
Andrea Díaz y Leo Guiñazú habían puesto una talabartería en un antiguo almacén de ramos generales, que con el tiempo se convirtió en una de las marcas de alfajores más importantes de la zona. Se mudaron a un local en la calle Hermana Guffanti y, desde 2010, incursionan en la elaboración de ese pequeño bocado dulce, utilizando una marca de Cañuelas para el dulce de leche y ofreciendo 13 variedades que reciben gran cantidad de elogios, entre los que hay uno de harina integral relleno con manzana y un Triple XXL con chocolate semi-amargo y relleno con dulce de leche y crema de chocolate.
Además, una vez al año, hacen un alfajor especial de vino tinto, con una reducción del vino local, de Finca Don Atilio, con su viñedo ubicado a 6 kilómetros del pueblo. Además, venden conitos, licor de dulce de leche solo, granizado y limoncello.
Hermana Guffanti 365. T: (02227) 47-9809 y (02227) 55-4382. IG: @lapulperiadeuribe
La Costanera
Ciudad de Córdoba
Quedan pocos lugares que preservan las costumbres, el mobiliario y las tradiciones de antaño como lo hacen en La Costanera, que desde 1927 prepara alfajores y colaciones según las antiguas recetas de las monjas jesuitas. La factura artesanal con la que el inmigrante italiano Pedro Checchi comenzó a producir los dulces hace 86 años, es mantenida a rajatabla por sus descendientes. Detrás de una vieja y gran caja registradora, de origen estadounidense, la nieta del fundador cobra con amabilidad de abuela. Visitar este local es mucho más que hacer una buena compra; es un paseo a otro, dulce, tiempo.
Av. Chacabuco 33. T: (0351) 422-3030. lacostaneraalfajores.com
Estaful
Tandil
La particularidad de estos alfajores 100% artesanales es que son cuadrados. Los gustos son diversos: de vainilla, limón, chocolate, café y en versión bocaditos. El emprendimiento de las “mujeres rurales” María Angélica Santamaría, Marta Ojeda y Yanina Loustaunau fue fundado en el 2001, en la localidad de Fulton, a 38 km de la ciudad de Tandil. Se pueden encontrar en la vieja estación del ferrocarril, en lo que era la sala de encomienda, donde hay dos salas más para tomar café. También están en todos los regionales de Tandil y supermercados Monarca.
Estación de Fulton. T: (249) 448-7658. IG: @estaful_
Alfajores Villa Pehuenia
Villa Pehuenia
Son especiales. El pehué, árbol sagrado de esta zona, les provee el ingrediente principal: la harina de pehuén. El sabor tiene algo que ver con el de la castaña. Así se preparan los alfajores producidos por Nayla Aluminé Aroca y su padre, Teodoro “Lito” Aroca. Se consiguen en Los Cipreses 50, camino al Golfo Azul. En la pequeña fábrica se puede ver cómo se elaboran con una antigua máquina comprada a Havanna. Hay de piñón y de yerba mate.
Villa Pehuenia. T: (299) 656-0020. IG: @alfajorvillapehuenia
Alfajores Chalteños
El Chaltén
Su creador, Leonardo Aguinaga, asegura que no sabe cocinar. “Si me piden una torta, te hago un alfajor grande”. Llegó al pueblo por su trabajo de camarógrafo, se enamoró de su mujer Ana Miedzir (del alojamiento Anita’s House), volvió, se quedó y se le ocurrió hacer lo que más disfrutaba comer (“Soy un gran comedor de alfajores”). El gentilicio de los habitantes de este pueblo es chaltense, pero Leonardo quería una palabra con la letra distintiva de nuestro idioma: ñ. Se consultaron varios nombres con amigos y familia, y ganó chalteño. Al nombre sumaron el árbol bandera, doblado por los vientos feroces que soplan en la zona. Empezaron haciendo 20 o 30 y hoy ya pasaron los 1.000 diarios. La masa es de cacao amargo y el relleno de dulce de leche, grosella, calafate. No se usan conservantes. Se elaboran atrás del local donde se venden, por eso al entrar es típico escuchar: ¡Qué rico olor!
Av. Del Libertador 249. T: (2962) 49-3288. IG: @chaltenos
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