Como parte de la propuesta turística de Parque Patagonia y Rewilding Argentina, integran un sitio único e inexplorado de Santa Cruz.
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“Todavía quedan algunos aleros y cuevas con pinturas por descubrir”, asegura Claudio Figueroa, guía de Zoyen Turismo. Estamos en el alero Charcamata y hasta acá llegamos como parte de la propuesta de circuitos del Portal Cañadón Río Pinturas del Parque Patagonia, al noroeste de Santa Cruz y pasitos de la RN 40. Somos cinco frente personas a las pinturas de este alero, sin pasarelas, rejas, ni carteles indicativos. Entonces la propuesta del guía es que nos lancemos a la contemplación, sin preámbulo, ni explicación. ¿Qué vemos? Manos y más manos, de distintos tamaños y colores... Además de alguna que otra figurita animal que no podemos definir del todo bien.
“Hace 10.000 años estas tierras estaban habitadas por los pre tehuelches. Los llamamos así porque anteceden a los tehuelches, que ocupaban esta zona hace 1.800 años. Anduvieron por buena parte de este cañadón del río Pinturas –por el río que lo atraviesa– porque les resultaba ideal para emboscar y cazar guanacos”, amplía el guía después de darnos un rato para observar las pinturas rupestres. Nos lo cuenta después de que recorrimos un buen trayecto en camioneta –atravesamos las estancias La Madrugada y La Buitrera y vadeamos el río Pinturas–, caminamos dos kilómetros y tuvimos una primera aproximación a las pinturas en una cueva (no este gran alero) que todos conocen como Charcamata I.
Es verano, pero el espacio se siente muy patagónico. Hace frío, cae aguanieve y cierta humedad propia de la oscuridad del alero contribuye a que baje la sensación térmica. Entre la piedra y un arroyo, crecen algunas plantas que le dan movimiento a este espacio rocoso que conforma el alero y mide 70 metros de frente por 20 de profundidad. “Las podemos disfrutar gracias a Carlos Gradín, que era topógrafo, y a Carlos Aschero y su esposa, Anette Aguerre. Las encontraron en 1976, cuatro años después de llegar a la famosa Cueva de las Manos. Tras investigar la zona y hacer este gran aporte, se convirtieron en grandes arqueólogos argentinos”, asegura nuestro guía sobre este sitio que queda en la Reserva Provincial del mismo nombre, creada en noviembre de 2019 y con una superficie total de 400 hectáreas.
¿Cómo hacían la pintura y cómo la colocaban? “Con pigmentos de origen mineral, como óxido de hierro deshidratado, mezclado con agua, grasa o sangre. Para pintar las manos, por ejemplo, se colocaban la pintura en la boca y sopleteaban con un hueso hueco. Están hechas en negativo y en algunas se observa técnica bicolor. Para las figuras, como los guanacos, se cree que usaban los dedos”, explica el guía en la intimidad que propone el alero, en esta suerte de expedición exclusiva o vip.
Guanacos con crías, guanacas preñadas, algunas pariendo… “En Charcamata, a diferencia de la Cueva de las Manos, no vemos escenas de casería. Aquí, solo hay dibujos que tienen que ver con la fertilidad. Pudo haber sido para agradecer o para rogar”, apunta Claudio Figueroa mientras señala con una rama (siempre sin tocar las pinturas) algunos símbolos fálicos. Agrega, en este sentido, que este alero pudo haber sido utilizado para participar de ritos, más que para habitar. Y que las manos, tan universales como simpáticas, se interpretan como una manera de firmar: “yo estuve acá”.
“Charcamata tiene 5.500 años o es del 5.500 AP”, asevera el experto sobre aquello que ocurrió hace casi 3.500 años AC, si usamos las formas históricas. Porque para los arquéologos y geólogos, la forma de medir es AP: Antes del Presente. “Lo sabemos por las excavaciones que se hicieron para encontrar restos humanos con vestigios de pintura. Se les aplicaba el método del carbono 14 para determinar la antigüedad”, agrega Figueroa sobre este sitio que en 2019 fue declarado Monumento Histórico Nacional y que está propuesto ante la UNESCO como una extensión de la Cueva de las Manos, que está a 20 kilómetros en línea recta y que desde 1999 sí está declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Datos útiles
Zoyen Turismo. Claudio Figueroa es guía experimentado en la zona y un apasionado por las pinturas rupestres. Coordina salidas al alero Charcamata, pero también a la Cueva de las Manos. T: +54 9 (2976) 23-8811. IG: @turismozoyen
La Posta de Los Toldos. En el Portal Cañadón Río Pinturas, de Parque Patagonia, y como parte de la fundación Rewilding Argentina, es una hostería cómoda y muy bien atendida que abre de noviembre a abril. Su nombre hace alusión a una antigua toldería tehuelche. Queda sobre la RN 40, a 57 kilómetros de la ciudad de Perito Moreno. Recibe en 9 habitaciones con pensión completa, con guías disponibles y comida casera. Es ideal para alojarse tres noches y salir a recorrer los senderos –inteligentemente diseñados– de Parque Patagonia que aseguran avistaje de fauna e impactantes vistas del cañadón río Pinturas, además de salidas al alero Charcamata y acceso directo a la Cueva de las Manos. T: + 54 9 (3794) 074512. IG: @lapostadelostoldos
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