A 40 años del disco Clics Modernos, se oficializó la Charly García Corner, en honor a la mítica portada del disco de este grande del rock nacional..
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Hoy Nueva York es un poco más argentina. Una porción de la cultura nacional habitará por siempre uno de sus rincones. Y vaya qué porción. Desde hoy, la esquina ubicada en Walker Street y Cortlandt Alley, pasa a llamarse “Charly García Corner”. Es, ni más ni menos, que el icónico sitio donde se tomó la fotografía que sirvió de portada de uno de sus álbumes más emblemáticos: Clics Modernos.
Cuatro décadas después de su lanzamiento, una verdadera movida se armó en torno a la iniciativa de Mariano Cabrera, un actor argentino residente en NY, quien consiguió el apoyo del Consulado de la Argentina en la Gran Manzana para poder llevar adelante este homenaje.
“Ayer estaba en el Central Park, suena el teléfono. Era Charly, agradeciéndome emocionado todo esto. Me contuve para no llorar, traté de coordinar algunas palabras en medio del shock. Charly está feliz, todos estamos felices”, contó Cabrera en sus redes sociales. El proyecto había nacido a partir de una cuenta de Instagram, @loschicosallaenlaesquina, en donde subían fotos de fans posando en la mítica esquina. “Parece mentira, pero es verdad”, agregó el autor de esta iniciativa, acerca del crecimiento que tuvo su propuesta.
Durante la ceremonia hubo una actuación de un grupo conformado por el baterista Fernando Samalea, el bajista y tecladista Fabián “El Zorrito” Von Quintiero, la cantante Hilda Lizarazu, y los chilenos Kiuge Hayashida en guitarra y Toño Silva en batería, todos ellos integrantes de distintas bandas de Charly. Previamente, como parte de las actividades del homenaje, hubo una charla informal con Samalea en el Central Park y se realizó un “walking tour” por las locaciones en donde el astro del rock argentino filmó el video del tema “Fanky”, en 1989, a cargo del Zorrito y del tecladista Alfie Martins.
La tapa
Aunque el lugar ya no cuenta con la misma fisonomía que presentaba cuando se tomó la foto de la portada del disco -actualmente funciona allí un hotel-, la “Charly García corner” inmortalizará la obra del fotógrafo Uberto Sagramoso, a quien Charly había convocado para que lo retrate en algún lugar de Manhattan.
En una recorrida, el músico quedó impactado por un graffiti realizado por el canadiense Richard Hambleton en donde se veía una silueta negra. Al lado, figuraba otro escrito con aerosol con el nombre de una ignota banda llamada Modern Clix.
Según contó el propio Charly en varias entrevistas, a su regreso a Buenos Aires se topó con las siluetas blancas que las Madres de Plaza de Mayo dibujaban en veredas y paredes para visualizar la desaparición de personas en manos del terrorismo de Estado ejercido por la dictadura militar. De esa manera, el disco que iba a llamarse “Nuevos trapos”, como una de las canciones que lo integran, fue rebautizado como “Clics Modernos”.
El disco
“Clics Modernos” fue lanzado el 5 de noviembre de 1983, menos de una semana después del día en que los argentinos volvieron a las urnas, y fue presentado en vivo en el Luna Park el 18 de diciembre, una semana después de la asunción de Raúl Alfonsín, junto a una banda conformada por GIT (el guitarrista Pablo Guyot, el baterista Willy Iturri y el bajista Alfredo Toth), Fito Páez, Fabiana Cantilo, Daniel Melingo y Gonzo Palacios. Todo un símbolo de la época.
Con un sonido absolutamente moderno para los estándares del rock argentino, entre baterías electrónicas, samplers con la voz de James Brown, sonidos robóticos y polirritmias, este disco fue una inédita combinación conceptual entre la cosmopolita Nueva York y el gen argentino.
“A ese disco no le cambiaría nada. Es una especie de demo pero hecho en Electric Lady y con Joe Blaney (el productor)”, solía definir Charly. Esta historia comenzó en un loft del Village, en Nueva York, en donde el astro del rock argentino se alojaba con su entonces novia brasileña Zoca, y al que había equipado con instrumentos y un estudio portátil.
Allí contó con dos aliados fundamentales para su trabajo: Pedro Aznar, su ex compañero en Serú Girán, en el plano musical; y la fotógrafa Ada Moreno, una vieja conocida desde los tiempos de Sui Generis, quien lo recibió en Manhattan y fue una especie de “chaperona” a la hora de actualizarlo en torno a la movida cultural en la Gran Manzana.
Justamente, fue la propia Ada la responsable de la serie de fotografías en el sobre interno del disco en donde se lo veía con modernos anteojos, pelo corto y cubierto de talco, una nariz ficticia armada con un cono de cartulina y metido en una bañera.
Ya sorteado ese obstáculo le ofrecieron un listado de posibles productores y el músico escogió al último que figuraba en la nómina, Joe Blaney, por contar entre sus trabajos con “Sandinista”, el disco de The Clash al que el propio Charly había hecho explícita referencia en el tema “No bombardeen Buenos Aires”, incluido en “Yendo de la cama al living”.
Aunque quiso incluir en las sesiones al baterista que tocaba en la banda de Jan Hammer, ni bien comenzó el trabajo de estudio se dio cuenta que no cuajaba en el sonido que quería darle a sus nuevas canciones, por lo que lo suplantó por una batería electrónica TR-808.
La mayoría de las canciones fueron grabadas por Charly en soledad, con la única ayuda de Pedro Aznar en el bajo, y la colaboración del baterista Casey Scheverrell y del guitarrista Larry Carlton en algunas canciones puntuales, así como el saxofonista Doug Norwine, en el tema “Nuevos trapos”.
Canciones inmortales como “Nos siguen pegando abajo”, “No me dejan salir” y “Los dinosaurios” son referencias directas la dictadura, pero Charly también reflejó en este disco el espíritu festivo de la transición democrática: una celebración necesaria y urgente que quedará para siempre marcada en el corazón de la cultura argentina.
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