“El histórico”, como llaman comúnmente al Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, fundado el 28 de julio de 1849 por Justo José de Urquiza, celebra un importante aniversario.
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En pleno siglo XXI, este colegio ubicado en la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay, fundado por Justo José Urquiza, el 28 de julio de 1849, sigue siendo una edificación monumental que atrae a historiadores, arquitectos, museólogos y visitantes de todas partes. El Colegio del Uruguay “Justo José de Urquiza”, erigido en 4.830 m2, sobre los planos del arquitecto-maestro mayor de obras francés, Pedro Renóm, es el orgullo patrimonial de los uruguayenses.
Marina Soledad Porteiro, guía especializada y licenciada en museología, es la responsable del Museo de Historia Natural Pablo Lorentz, ubicado en la planta alta de la tradicional casa de estudios. Ella será quien nos guíe por los pasillos centenarios por los que transitaron, en su época de estudiantes, cinco presidentes: Julio A. Roca, Victorino de la Plaza, Arturo Frondizi, y dos presidentes de Paraguay, Benigno Ferreira y Juan Bautista Egusquiza; el vicepresidente Francisco Beiró; el escritor Fray Mocho y Teresa Ratto, una de las primeras médicas de la provincia de Entre Ríos.
Dicen que en los inicios –y “dicen” porque es parte de la transmisión oral– el Colegio del Uruguay tenía la forma de una herradura de caballo, “por la parte posterior ingresaban los caballos y los carros a este patio simétrico”, cuenta Marina.
El colegio fue terminado y habilitado el 1ro. de mayo de 1851. En el libro “El Colegio del Uruguay” de Antonio Sagarna (1943) cuenta que cuando el Gral Mitre, gobernador de Buenos Aires, fue a Entre Ríos abrazó a Urquiza y le obsequió el bastón de mando como testimonio de admiración, visitó el Colegio y pronunció un discurso que, al decir del Dr. Julio Fonrouge, estudiante de entonces, todos se aprendieron de memoria.
“De entre vosotros, jóvenes estudiantes, han de salir los ciudadanos ilustrados y fuertes para quienes la patria tiene reservado el don de sus futuras glorias en el campo fecundo de la paz: los que tendrán a su cargo la honrosa tarea de dirigir los destinos de la Nación desde los más altos puestos que puede brindar la República a sus mejores ciudadanos, los que redactarán y comentarán las leyes y los Códigos de la Nación dentro de un régimen de orden y libertad”.
Entre los años 1939 y 1940, la edificación fue reconstruida y ampliada, se hizo el piso superior de la calle Leguizamón y, siguiendo los dichos transmitidos oralmente, la herradura de caballo se cerró. De la primera época se conserva el mirador, la parte del frente y la mitad de las arcadas de patio posterior.
En 1942, el colegio fue declarado Monumento Histórico Nacional por ser el primero en todo el territorio nacional en ser laico, público y gratuito.
“Su característica fundamental se relacionó con la amplia representación geográfica y política de sus estudiantes, a sus aulas asistieron jóvenes de todas las provincias y de países limítrofes”, cuenta la nota de un suplemento exclusivo que conmemora el aniversario 174 del colegio.
Al crearlo, la finalidad de Urquiza fue, justamente, forjar una institución que preparara a la élite política de la nación, con estudiantes que llegaran de todo el territorio y del exterior. En su llamada “Época de oro”, liderada por el rectorado del Dr. Alberto Larroque –a quien se rinde homenaje en una de las caras del tríptico ubicado en el patio–, el colegio tuvo un status comparable al de una universidad, y contaba con internado para los jóvenes, que ingresaban como pupilos, y funcionó hasta 1876.
Llegó a tener una imprenta para reproducir los textos que los alumnos necesitaban para estudiar. La comida llegaba del saladero Santa Cándida, propiedad de Urquiza, de ahí, “…salía la carne que iban a comer. Estaba todo relacionado para que la institución pudiera ser sustentable o lo más sustentable posible”, cuenta Marina.
El Colegio del Uruguay es uno de los pocos que cuenta con dos museos, una biblioteca y un archivo histórico. Cada uno gravita en la historia de la institución. Ellos son: el Museo Histórico Evocativo y el Museo de Historia Natural Pablo Lorentz, recientemente puesto en valor por Marina Porteiro, fue el primer museo de la provincia de Entre Ríos, reinaugurado durante la última semana de julio, cuando se cumplió el 175º aniversario de la fundación; la Biblioteca “Dr. Alberto Larroque” donde funcionó la Legislatura de Entre Ríos cuando Concepción del Uruguay fue capital de la provincia y donde se estableció, desde fines de la década del 70, el Archivo Histórico Oscar Urquiza Almandoz, “prestigioso historiador y docente de la institución que inició la tarea de rescate, recuperación, registro y clasificación del acervo documental”.
El aula histórica con bancos y un pizarrón de época que funciona con sistema de poleas; la sala de profesores enmarcada con fotografías de rectores y vicerrectores que pasaron por ahí, el notable salón de actos con gran escenario y óleos en las paredes (uno del General Francisco Ramírez, “Pancho Ramírez”, el caudillo admirado por Justo José de Urquiza por pelear a favor del federalismo y la provincia de Entre Ríos) son otros de los espacios atesorados en el edificio.
El mirador del colegio, puesto en valor en 2019 por el actual rector, Ramón Cieri, es una de las únicas partes originales que datan de 1849 y tiene 18 metros de alto. Fue el lugar desde donde se visibilizó el primer ataque que tuvo la entidad, a fines de 1852, por el General Juan Madariaga, mientras Urquiza se dirigía a Santa Fe a firmar la primera constitución nacional.
Desde ese lugar, Ricardo López Jordán, por aquel entonces mano derecha de Justo José de Urquiza, organizó la defensa del colegio y consiguió la victoria. En 1870 el sitio fue atacado por el mismo López Jordán en un acto múltiple y simultáneo: la ofensiva al mirador, el asesinato de Urquiza en el Palacio San José y de sus dos hijos mayores que se encontraban en Concordia.
Desde esa estratégica ubiación se puede ver el Río Uruguay y el frondoso follaje de los árboles que cubren el patio simétrico, colocados bajo la mirada de Carlos Thays, el “Jardinero de la República”. El mismo Thays, Director General de Paseos Públicos, envió 60 plantas al colegio, pero José Benjamín Zubiaur, rector de aquel entonces, no se conformó y “decidió escribirle directamente argumentando que la cantidad era escasa al igual que las variedades, solicitándole nuevos ejemplares”, dice un artículo escrito por el Profesor Celomar José Argachá, Vicerrector del Colegio de Uruguay (1974-1994).
Si el Colegio del Uruguay “Justo José de Urquiza” es el corazón de Concepción del Uruguay, su patio, transitado diariamente por estudiantes, profesores y visitantes, hace latir la memoria identitaria de esta casa de estudios. Quien visite el mítico lugar, debe tomarse tiempo para pasear por los caminos, observar las arcadas de medio punto con sus claustros alrededor, las figuras que deja la luz del sol un mediodía de otoño.
En el centro del patio hay un tríptico, obra fundida en bronce por el escultor Lucio Correa Morales, una pirámide de tres caras, homenaje a Justo José de Urquiza y los directivos de la década de oro, el rector Dr. Alberto Larroque, y el administrador Dr. Jorge Clark.
Hasta el año 1892, el colegio fue exclusivamente de varones. Teresa Ratto, una de las primeras médicas de la provincia, soñaba con ingresar a la Universidad de Buenos Aires, y la única posibilidad que tenía era recibirse de bachiller en el Colegio del Uruguay. Para conseguir su vacante femenina le escribió una carta al rector Zubiaur, quien elevó el pedido al Ministerio de Instrucción Pública, obteniendo una respuesta exitosa. La mujer consiguió ingresar al colegio, pero aquella decisión que había tomado a la corta edad de 15 años, tuvo su costo: debió cortarse el pelo (su larga trenza se conserva hasta el día de hoy), llevar vestido largo y, por más esfuerzo que hiciera, resignarse a notas inferiores a la de cualquier otro estudiante de la institución.
A los 26 años, Teresa Ratto se recibió de médica por la Universidad de Buenos Aires dedicando la tesis de estudios a su familia y a José Benjamín Zubiaur.
Datos Curiosos. Si se ingresa por la entrada principal de la calle Urquiza, es importante no pasar debajo de la caja de cristal que cuelga justo en el medio del hall de ingreso: parece que trae mala suerte. Si algún distraído olvida esta máxima y pasa por ahí, debe ir de inmediato al busto de Julio Argentino Roca, ex alumno del colegio, y tocar su nariz. La nariz de Roca está gastada porque hace décadas que es frotada por el alumnado convencido de que traerá buenos augurios y fortuna en los exámenes.
En la actualidad, además de impartirse la enseñanza media, la casa de estudios es el sitio donde funciona la sede de gestión de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER), en la que se dictan las carreras de Bibliotecología, Turismo, Administración de Empresa y Museología. En 2022, debido a la cantidad de oferta para estudiar que hay en la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay, la UNESCO la declaró Polo Educativo. Sin dudas, este colegio construido en 1849, y que el último domingo cumplió 175 años, supo irradiar su fuego de prosperidad a cada parcela de la tierra uruguayense.
Colegio Nacional del Uruguay. Leguizamón 24. IG: @colegiodeluruguay. Archivo del Colegio: @archivodelhistorico. Guía especializada: Marina Soledad Porteiro, Licenciada en Museología. T: 3442 51-3824. Visitas guiadas los fines de semana. Desde $2.500 por persona (está incluido el aporte a la Cooperadora del Colegio).
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Revista Lugares 344. Diciembre 2024.