De Cabo Vírgenes a La Quiaca, yacimientos arqueológicos, un faro, extrañas formaciones y una obra de ingeniería icónica son algunos de los sitios que atraviesa la emblemática ruta nacional.
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SANTA CRUZ
1. Cabo Vírgenes
El extremo sur continental
Es el Km 0 desde 2004, cuando cambió el trazado (antes estaba en Mendoza y se dividía en dos tramos) y el único lugar donde la ruta corre junto al mar.
Para llegar desde Río Gallegos, a 127 km, hay que tolerar un lento andar por un ripio grueso y suelto, con la recompensa de alcanzar el último confín de la Argentina, un paisaje estepario y desolado. Del otro lado del mar azul se adivina la presencia de Tierra del Fuego.
Además de sacarse la foto de rigor junto al mojón indicador (que instalaron recién en 2010), se puede visitar el faro, que funciona desde 1904, y comer algo en la confitería Al fin y al cabo, de la estancia Monte Dinero. En los alrededores también hay una pingüinera, la más importante de Santa Cruz y la segunda del país (después de la de Punta Tombo, en Chubut) donde cada año llegan unas cien mil parejas de pingüinos magallánicos para reproducirse. También funciona el museo de la UNPA (Universidad de la Patagonia Austral), que abre sólo en verano.
SANTA CRUZ
2. Cueva de las Manos
La huella de culturas pasadas en el cañadón del río Pinturas
Sobre el cañadón del río Pinturas, se trata del yacimiento arqueológico más importante del país, con pinturas rupestres que datan de más de 9 mil años.
Declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1999, tiene 24 metros de profundidad, 15 metros de ancho en la entrada y alrededor de 10 metros de altura. Allí pueden verse más de 800 figuras de manos en negativo y algunas en positivo, de variados colores y tamaños, aunque la mayoría son de la mano izquierda. El significado simbólico de las manos es todavía un misterio. También hay dibujos geométricos, formas humanas y antropomorfas e impresionantes representaciones de cacerías de guanacos.
Las pinturas abarcan un enorme período de tiempo, es decir que fueron ejecutadas por personas diferentes y en distintos momentos. Eran preparadas con pigmentos minerales de la zona y usaban diferentes tonalidades, como ocre-amarillo, verde y distintos tonos de rojo, que molían con herramientas de piedra.
Cueva de las Manos Las visitas son únicamente guiadas y salen cada una hora, de 9 a 19.
NEUQUÉN
3. Siete Lagos
La Patagonia de postal
Este bellísimo camino que hilvana los célebres lagos Correntoso, Espejo, Escondido, Falkner, Villarino, Hermoso y Machónico, era parte de las RN 231 y RN 234, pero en 2012 se incorporó a la nueva traza de la RN 40. Ahora une Bariloche con Junín de los Andes, pasando por Villa La Angostura y San Martín de los Andes.
Si bien el recorrido no es tan extenso en kilómetros (apenas 233), la cantidad de paisajes imponentes pide hacer varios altos. Avanza entre coihues, ñires y radales a través de los PN Nahuel Huapi y Lanín. En el tramo que une Villa La Angostura con San Martín de los Andes, la parada obligada es la playa del lago Espejo.
MENDOZA
4. Tupungato
Viñedos al pie del Cordón del Plata
Conocida como “la capital de los vinos de altura” este hotspot del Valle de Uco está a 90 km de la ciudad de Mendoza. La rodean varias bodegas pequeñas y otras de gran escala como la pionera Salentein, cuya visita se combina con el acceso al impecable museo Killka y su restaurante. En general, todas ofrecen visitas guiadas para mostrar los pasos de la elaboración del vino, con degustación final incluida. En este polo vitivinícola también se suceden hoteles boutique e interesantes opciones gourmet, por lo que cada vez es un destino más codiciado por los viajeros y tiene proyección internacional.
LA RIOJA
5. Cuesta de Miranda
El camino de cornisa
Tramo sinuoso entre Chilecito y Villa Unión, es una asombrosa obra de ingeniería que enorgullece a los riojanos. Con 400 curvas bien trazadas e impecables muros de contención graníticos, se extiende a lo largo de 12 km entre tupidos cardones y montañas rojizas.
Marca la división entre las sierras de Famatina y de Sañogasta y fue usado desde antaño: por allí pasaba un sector del Camino del Inca, que aún hoy puede verse en la piedra. Fue tiempo después un camino de arrieros, por donde pasó una de las columnas del ejército de San Martín. En 1918, el ingeniero Vicente Bolloli emprendió la construcción de la ruta actual, que tardó diez años en terminarse. Con la llegada del asfalto, en 2015, se hizo más fácil recorrerla.
Las continuas curvas conducen hasta el mirador de Bordo Atravesado, que ofrece una panorámica de las sierras de Los Tarjados, parte de la precordillera y toda la policromía de la sierra del Famatina, a más de 2.000 metros de altura.
CATAMARCA
6. El Shincal
La herencia inca en las afueras de Londres
Como capital regional del imperio de Cuzco, integró esa monumental red de miles de kilómetros de caminos empedrados. Las ruinas fueron descubiertas en 1901. El equipo del investigador Rodolfo Raffino, del Museo de La Plata, comenzó a estudiarlas en 1991. Los trabajos condujeron al hallazgo de un centenar de edificios que albergaron entre 600 y mil habitantes. El conjunto fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1997.
Se destacan el ushnu, una plataforma elevada de piedra que cumplía una función ceremonial, y varios recintos rectangulares de corte administrativo (kallankas), dispuestos alrededor de una gran plaza (aukaipata). Cuenta con un museo que exhibe vasijas, cerámicas, mapas y elementos de defensa. Fue importante por su ubicación como tincuy (intersección) hacia otros caminos de ocupación inca en el Noroeste, y su categoría de wamani (cabecera provincial) del extenso Tawantinsuyo.
TUCUMÁN
7. Ruinas de los Quilmes
Una historia de resistencia
En la brevísima porción de la ruta que corresponde a la provincia de Tucumán, que equivale a 57 km (menos del 1% del trazado total), se descubren estas ruinas conservadas en impecable estado al pie del cerro El Cajón.
Llegaron a vivir cerca de siete mil personas en la ciudadela que data del siglo IX. Tenían un alto nivel de organización política, social y económica y avanzados conocimientos en arquitectura. Se pueden observar en pie casas de piedra y antiguas paredes de roca entreveradas entre cactus.
En 1665 se produjo lo conocido: la invasión y el exterminio por parte de los españoles. Pero no les fue fácil someter a este pueblo calchaquí. Los Quilmes resistieron 130 años. Al final, los arrancaron de su tierra y los obligaron a caminar, sin agua ni comida, hasta el sur de la provincia de Buenos Aires, hoy localidad de Quilmes. Llegaron con vida poco menos de 400. Hasta hoy, sus descendientes siguen administrando el lugar y dando testimonio de su rica historia.
SALTA
8. Quebrada de las Flechas
Paisaje lunar en los Valles Calchaquíes
Entre Cafayate y Cachi, más precisamente a la salida de Angastaco, en el corazón de los valles calchaquíes, la ruta se interna a través del ripio en esta espectacular quebrada donde sobresalen unas formaciones rocosas entre puntiagudas y oblicuas de color ocre, como afiladas flechas que apuntan al cielo.
Estas paredes de más de 20 metros de altura se remontan a 15 o 20 millones de años atrás, cuando antiguos bloques se elevaron y plegaron luego los pliegos.
SALTA
9. Viaducto La Polvorilla
La gran obra vial del Ing. Maury
Una de las postales más requeridas de Salta y punto de llegada del Tren a las Nubes, o ramal C-14 del Ferrocarril General Belgrano, es una obra de ingeniería impresionante: un puente de acero que mide 224 metros de largo, 63 metros de alto y tiene 1.600 toneladas de acero, ubicado a una altura de 4.200 msnm. Fue concebido por el ingeniero estadounidense Richard Maury para superar una gran quebrada en la puna salteña, a 4.220 metros de altura. Se inauguró en 1939. A 16 kilómetros se encuentra la localidad de San Antonio de los Cobres.
JUJUY
10. Valle de la Luna jujeño
Los colores de la puna en las afueras de Cusi Cusi
Versión reducida del sanjuanino y en tonos más norteños, a 4.400 metros de altura, se trata de una profunda hoyada de 60 km de diámetro formada de lava, escoria y basalto, con coloridos farallones que van del verde al gris y del gris al blanco, aunque lo que más domina es el colorado. Por eso también le dicen Valle de Marte. Ubicado en el paraje Matancillas, al costado de la nueva traza de la RN 40, está indicado con un cartel que tiene una cámara de fotos, una rareza por estas latitudes. Se luce mucho más a la tarde, cuando el sol le da de frente, que por la mañana.
A 5 km se encuentra Cusi Cusi, típico poblado de la Puna jujeña, con hileras de álamos, ranchos de adobe, una plaza diminuta, una capilla antigua y una flamante hostería. Otra posibilidad de alojamiento, y de encontrar comida, es en las casas de los pobladores, que son de lo más hospitalarios.
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