Recuperamos de nuestro archivo una casa originalmente proyectada para dos, cuya reforma la hizo crecer en diseño y experiencias, sin renunciar a nada.
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Los arquitectos Nicolás y Ana Mink estaban conformes con la casa en José Ignacio que hicieron para una pareja de creativos porteños. Les habían pedido “una propiedad de verano vivible, donde pudieran alojar a un par de huéspedes y hacer reuniones cómodamente”. Promediando la obra, la pareja tuvo un bebé, pero el planteo original seguía adecuándose bastante bien a la feliz situación. Con la llegada de su segundo hijo, ahí sí, se impuso la ampliación.
Para evitar más mampostería revocada en la ampliación, se hizo un velo de madera “que cae como un mantel que aún no se posó sobre la mesa”, como describían los arquitectos Ana y Nicolás Mink.
“La alta concentración de funciones exteriores íntimamente relacionadas y aun así claramente diferenciadas es uno de los mayores logros del proyecto”.
De la protección de la vela al techo curvo
Desde la galería se entra directamente a la nave principal de la casa, que reúne living, cocina y un singular comedor con mesa-isla de hormigón hecha en obra y sillas de madera y cuero combinadas con otras en mimbre.
“Como arquitectos, nos entusiasma romper con esa espacialidad urbana y típica de los departamentos que generan los cielo rasos planos”, nos contaban Ana y Nicolás.
Por qué hacer un techo curvo
- Por personalidad: la comba en el cielo raso aporta un toque de gracia y le da dirección al espacio.
- Por sofisticado: es una encantadora referencia arquitectónica a los años 50.
- Para crear efectos especiales: el volumen que atraviesa el ambiente y separa el hall de entrada del estar-comedor genera atractivos juegos de luz.
- Por fácil: para realizarlo, basta con doblar los encofrados en obra.
- Porque estira el ambiente: en la perspectiva de la página siguiente se luce el efecto longitudinal del recurso.
Plano detallado
La suite en planta alta
“Cuando hicimos la obra no existía la variedad de colores que hay hoy para el cemento alisado, por eso en la planta baja usamos blanco. Pero al proyectar la suite durante la ampliación, el propietario propuso pintar el piso y la escalera de azul para variar. Nos pareció una idea excelente”, cuentan los arquitectos.
La terraza mantiene una separación física entre el escritorio y el playroom respecto del volumen de los dormitorios reforzando la idea de liviandad de la ampliación.
La ampliación sobre la zona de estar es una construcción mixta con perfiles de hierro, paredes y techo de madera con telgopor, membrana y varillas de lapacho como terminación exterior. Las paredes interiores están revestidas con terciados enchapados en pino y la chimenea es de mampotería revocada. La estructura comprende un playroom grande, un baño completo, una kichinette y una oficina pequeña para trabajar remotamente.
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