Sobre la base de su casa de estilo racionalista encararon una reforma profunda en la que se destaca la construcción de una sala de música subterránea.
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Cuando Jazmín Prodan, compositora, cantante, pianista y artista plástica y Pablo, su marido llegaron a esta casa en Acassuso, después de mucho andar, se encontraron con interiores iluminados por una orientación inmejorable, un jardín fecundo y el espacio para la sala de música que tanto querían. También quedaron fascinados por la buena energía que transmitía el lugar, un aspecto intangible y tan importante como los detalles edilicios a la hora de echar raíces. Convocaron a la arquitecta Ana Boneo, socia del Estudio Ana Boneo y Adalberto Fossati Arquitectos, y proyectaron una reforma total que la pareja siguió al detalle.
La construcción –ubicada en un lote profundo– conservaba algunos rasgos de su esencia racionalista. Sobre esa base, abrieron por completo la planta baja para crear un gran estar con cocina integrada y ampliaron el primer piso con un nuevo dormitorio. Por sugerencia de la arquitecta, se animaron a emprender la aventura de construir una sala subterránea de música, que les permitió mantener intacta la superficie de la entrada.
“En lo imperfecto también hay armonía y mucha información valiosa”, dice Jazmín Prodan. La afirmación vale para describir la historia de su hogar que comparte con su marido y sus dos hijos
La impronta familiar llegó de la mano de una paleta rica en tonos de verde y azul, materiales que marcan un hilo conductor en los ambientes y objetos con historia. Un conjunto sensible y personal que expresa su modo llevar el arte a la vida cotidiana.
Fluidez y armonía
Sobre la base neutra del piso de porcelanato ‘Legni’ (Ilva), los tonos cálidos de la madera, las cortinas y la pared color crema crean un balance agradable y potencian la luz.
"Al elegir tanto los colores como los materiales, buscamos la misma fluidez y armonía que en la música y en la pintura. Era una necesidad que la casa hablara de nosotros."
Jazmín Prodan, música, artista plástica y dueña de casa
Ampliaron los límites de la galería, que tiene nuevo techo de madera y deck. Aplique de pared en cerámica (I Wish + ThiaraK). Troncos y mesa (Puerto de Frutos). Sillón con apoyapiés, copas y botella (heredados). La araña (Compañía Nativa) le aporta un toque de sofisticación a la onda informal de la galería.
“Deseaba que la galería fuera una prolongación del interior, pero con un aire más rústico, sin repetir el estilo del living”.
Paleta personal
“Junto con el azul, el verde es un color que nos encanta por su energía. En distintas tonalidades, está en toda la casa”. Por ejemplo, desde la alzada, la pared está pintada en un balsámico tono menta.
“Con la cocina a la vista, quería que tanto los muebles como la campana de la cocina tuvieran buen diseño”, cuenta Jazmín, que llegó a este modelo de líneas puras tras varios ensayos.
Como si fuera una instalación, reunieron las macetas (Atelier Botánico) que estaban dispersas a lo largo de la pared del pasillo.
“La prioridad fue que los chicos hicieran uso de los espacios sin restricciones. Por eso, pensamos en un gran ambiente, con la cocina integrada, que pudiéramos compartir todo el tiempo. Y se vive con mucha alegría”.
Crecer entre colores
“No es lo mismo criarse rodeado de colores que sin ellos. Queremos que nuestros hijos tengan la experiencia de vivir en una casa alegre”.
En el playroom, sillones modulares (Chandra). Biblioteca (Raúl Magnarelli). Cocina de madera (El Cuartito Azul). Mesa para niños (BS Carpintería). Detrás del revestimiento varillado (recurso que es hilo conductor entre los ambientes), hicieron otro mueble de guardado.
“La búsqueda del punto donde convergen la alegría, la expresividad, el color y la música”. Así describe Jazmín Prodan las sensaciones que marcaron el rumbo en el proyecto del hogar familiar.
Al abrir las puertas de vidrio, el playroom se conecta con el ambiente principal. La forma curva del varillado se la encomendaron a un astillero. En el bajoescalera, hay un mueble de guardado. Sobre el radiador, repisa (Patio) y aplique ‘Tulipán’ (Puerto de Frutos). Alfombra (Sir Xristian Antiques). En el toilette, la mesada une diseño vintage con un material atemporal como la madera. La pieza se torneó en un astillero.
Estudio subterráneo: luminoso y estimulante
Al hall se accede por el patio de entrada y desde la casa. A veces, funciona como mudroom. El cajón con frente varillado se usa para guardar instrumentos y como banco. Bolso hecho a mano con manijas de cuero (Lote Propio). Maceta y planta (Enraizar). Percheros (Azucena). Las lucarnas que acompañan el trayecto de la escalera, convierten a la sala de música en un ambiente luminoso y estimulante. La trapezoidal es de vidrio doble con cámara de aire y lámina de seguridad (Vidriería Bakara); la que está sobre la escalera tiene perfiles de PVC, con vidrios DVH (Next Windows).
Estaba previsto construir la sala de música en el primer tercio del terreno. Al ser subterránea, pudimos darle más metros, despegarla de los vecinos y conservar el espacio del garage.
Las paredes, el techo facetado y el difusor de sonido en la pared son parte de un minucioso proceso de acustización e insonorización (Matías Nobili). Con diseños únicos y el valor de lo histórico, las alfombras vintage son una constante. El piso hecho con placas de fenólico y la pared del escritorio en guatambú favorecen la acústica.
“Lo único que pedimos es que la sala de música no pareciera un sótano”, cuenta Jazmín que hoy disfruta de su refugio creativo.
“Mi madre es pintora. Hace un tiempo, en conjunción con la llegada a esta casa, empecé a involucrarme con las artes visuales”, cuenta Jazmín, que con tres discos editados ya tiene su carrera como música y que, en esta nueva etapa, prepara una exposición individual. Así, sus ideas se expresan en sus canciones, cuadros y, por supuesto, en su hogar.
Más espacio para jugar
En el dormitorio de la hija, cama (BS Carpintería). Cortinas (Hilo Cortinas). Alfombra (Sir Xristian Antiques). Muebles de guardado, diseño de la Arq. Ana Boneo.
“Sacamos los placares que había en los dormitorios de los chicos y, teniendo en cuenta sus edades, diseñamos estos que les dejan más espacio libre”.
El baño de los chicos es similar en muebles y materiales que el de los padres. Se diferencian por el color y los revestimientos: en este caso, con venecitas Murvi (Moby) de un verde alegre. Tiene bacha y mesada (Marmolería Lanzavecchia). Bañera (Ferrum). Grifería (FV).
El lavadero está en planta alta porque la ropa circula por aquí. Tiene aberturas originales y diseñaron los muebles con la intención de que fuera un ambiente tan atractivo como los demás. Bacha ‘Country’ (Ferrum). Textiles (Lote Propio). Cuenco en cuero trenzado (Paysana). Cepillos y broches de madera (Orbol).
Con vista al verde
El cuarto principal se construyó donde había una terraza. Replicaron el piso en sintonía con el del resto de los cuartos y las nuevas ventanas en ángulo recto respetan el tamaño de las existentes. Colocaron las cortinas debajo de los paños fijos para contemplar el verde sin filtros. El escritorio surgió de la observación. Aprovecharon la pared debajo de la ventana para hacer dos mesas separadas y un espacio común sobre el radiador.
En la pared color ‘té con leche’ creado por Jazmín, espejo que forma parte de una mini colección que le regaló una amiga cuando se fue a vivir al exterior. Piso de pino tea recuperada, pulida e hidrolaqueada (Jorge Bouza).
Jazmín tenía ideas claras para el vestidor. Puertas ciegas para despreocuparse si algo está (temporalmente) fuera de lugar. Todos los cajones son bien anchos; los de arriba, poco profundos para tener solo una pila de ropa y facilitar la búsqueda; los de abajo, más grandes para carteras, ropa deportiva y accesorios. Los estantes, para prendas de otras estaciones y valijas. Organización de placard (Sos en Orden). Alfombra (Sir Xristian Antiques)
Tonos neutros en símil madera para el baño de la suite principal. Bacha y mesada (Marmolería Lanzavecchia). Grifería (FV). Revestimiento (SBG).
Jardín que enamora
“Desde que vi la casa, me enamoró este jardín que recibe sol todo el día y emana vida.
“Para la familia es importante que los chicos puedan experimentar la naturaleza. Por eso, nos concentramos en definir sectores como la huerta cerca de la casita, la zona de compostaje y elegimos especies que atraen colibríes, mariposas y otros polinizadores”, cuenta Clara Marré, responsable del paisajismo y creadora de Enraizar.
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