Tapa de la edición de Living de septiembre, recorremos la casa de campo menorquina de Christophe Comoy y el arquitecto argentino Luis Laplace, fundadores de un estudio con sede en París y obras en el mundo entero.
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En su sociedad, el arquitecto argentino Luis Laplace es el alma creativa, y el abogado francés y máster en economía Christophe Comoy, el cerebro estratégico. Cuando se ve la escala que adquirió el Estudio de esta auténtica power couple, es evidente que esa complementariedad se sostiene sobre enormes coincidencias. Durante la charla que mantuvimos, reconocimos los profundos conocimientos artísticos y la debilidad por el paisajismo de Christophe. Por su parte, a Luis se lo nota cómodo en su rol al frente de un grupo de arquitectos y diseñadores de diez nacionalidades distintas, con proyectos que se estiran desde California hasta Suiza pasando por Lima, México, Londres y, por supuesto, París.
Arte y arquitectura en contexto
El Estudio Laplace se distingue por sus proyectos para clientes de alto vuelo en el mundo del arte. Casualmente, buscando el terreno donde levantarían la espectacular sede menorquina de la galería suiza Hauser & Wirth, se toparon con esta finca derrumbada, pero de la medida de sus sueños de reposo, que también los tienen. Si bien se sale de su registro usual, quisimos publicarla, justamente, por ser la reforma de su casa. “Suele ocurrir que los arquitectos no muestren donde viven porque no es lo que hacen para sus clientes, pero a nosotros no nos resulta incómodo. A esta altura, la gente sabe por qué nos busca: podemos hacer algo súper moderno o que responda al sitio y lo deje hablar, como en Santa Magdalena”.
Si hay algo que les gusta de esta construcción son sus paredes de piedra y la historia que aparece al descascarar sus capas de pintura a la cal. “Para cultivar esta tierra tan pobre, los campesinos tenían que liberarla de piedras, que luego usaban para edificar. Más tarde, las pintaban a la cal, proceso que se repetía cada año. Porque antes se limpiaba pintando”.
"Si pudiera elegir qué proyecto hacer en la Argentina, sería una bodega. También, por nuestra relación con el mundo del arte, me encantaría colaborar con mi país curando obras para la Bienal de Venecia."
Arq. Luis Laplace, socio fundador del Estudio Laplace y dueño de casa
Entremos
“Compramos el terreno hace siete años pero, por motivos varios, recién pudimos empezar la obra hace tres. Antes que amargarnos, aprovechamos ese tiempo que no siempre se tiene para hacer muebles a medida, buscar objetos vintage en mercadillos y ferias (algo que nos encanta) y trabajar con los artesanos locales. Así se fueron creando, de a poco, las capas de la decoración”.
“¿Qué sentido hubiera tenido comprar una finca en Menorca y hacer algo totalmente nuevo? La chimenea, inspirada en la obra del arquitecto catalán Josep Sert, es lo más cercano a lo contemporáneo que hay en esta casa”.
Una cocina deliciosa
Aunque cada persona que los visita queda encantada con la puesta en escena, Luis y Christophe insisten en que no son diseñadores de interiores, solo sucede que saben hacerlo. De hecho, un proyecto del Estudio puede ir desde la compra del inmueble ideal y el proyecto de arquitectura hasta la vajilla. “Incluso en su modo de diseñar muebles, Luis hace arquitectura”.
“El panel de cobre marcó el tono de la cocina y la cambió para siempre”, dice Christophe sobre la pieza colgada en la pared. “Quienes nos visitan preguntan por su procedencia, para conseguir una similar, pero fue un hallazgo único en un mercado de pulgas de París”. Las cortinas de las alacenas vienen de Artesanía Textil Bujosa, fabricantes de las tradicionales “telas de lenguas” mallorquinas. Luis, que trabaja con ellos desde hace veinte años, les llevó a hacer su propio diseño, para el que eligió este color, entre ocre y verde.
Almuerzos al fresco
Como en toda casa de campo o de playa, diseñar un buen refugio de sombra es fundamental. Este se hizo aprovechando los saberes locales para el trabajo de las fibras naturales, la herrería y los solados de marés, la piedra arenisca de la región.
“Las cortinas de esparto son típicas de acá. Verlas moverse con el viento tiene el mismo efecto hipnótico −o romántico− que sentarse a mirar el fuego en invierno”
Ansiada serenidad
“Las Baleares son como hermanas. Mallorca es la más grande,la que hizo todo bien; Formentera, la fashionista; Ibiza, la más traviesa; Menorca, la que tiene conciencia ecológica, la silenciosa. Eso atrae a cierto tipo de gente y no a otra: es un filtro natural. Acá se vive relajado, en sandalias. Por suerte”.
“Esta arquitectura aparentemente pobre en recursos está llena de ingenio para aprovechar lo que hay. He visto vigas arregladas –o reemplazadas– con viejos mástiles”.
“Somos muy de visitar mercados de pulgas (de los de Menorca, provienen la mayor parte de las lámparas y las cerámicas) y tenemos un estilo de compra ecléctico. Más allá del gusto, lo primero es que las cosas funcionen para el lugar”.
Golpe maestro en la suite
“Diseñar para uno es más fácil. Las preguntas que te hacés se responden automáticamente. Tanto Christophe como yo sabemos muy bien lo que esperamos de una casa”. Y si hay un lugar donde esta afirmación se concreta, es en su espacio más privado, donde en medio de la arquitectura telúrica irrumpe el diseño de vanguardia.
“Muchas veces traté de convencer a mis clientes, sin éxito, de hacer mamparas de colores. Ahora que la vieron, todos la quieren”, se ríe Luis.
El cuarto rojo
“Para los todos los pisos elegimos terrazo, el material más noble y común en el Mediterráneo, aunque se dejó de usar durante un tiempo porque la gente lo asociaba con los edificios públicos de los 70″. Los dueños idearon estos con el tinte del marés, y convocaron a artesanos locales para que hicieran un solado continuo, en lugar de en formato baldosa.
Sobre una base común de pisos de terrazo, cerámicos esmaltados, techos inclinados y paredes blancas, cada dormitorio tiene su sello.
Una merecida ampliación
“En esta isla, la reforma y restauración de un edificio con valor patrimonial permite, como ventaja asociada, el agrandar la propiedad en un 30 por ciento. “Como no nos gusta el pastiche, hicimos una estructura muy neta para la ampliación. Queríamos que resultara evidente la diferencia entre lo original y lo nuevo”, nos explica Christophe.
“La figura del arquitecto estrella es algo del pasado. Hoy, los clientes están más educados en arquitectura, los sistemas 3D les hacen más sencillo leerla y se trabaja en tándem con ellos. En ciertos casos, hasta es lícito decir que se trata de una cocreación”.
Cielo, agua y piedra
“Los sitios vienen con su propio ADN y tienen mucho que decir. Nuestras intervenciones nunca son ruidosas, no buscamos imponernos si la arquitectura no lo pide y, menos que menos, descontextualizar una obra. Me resulta fácil identificar el alma de un espacio”
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