Rodeada por espejos de agua, esta casa de impronta japonesa impacta por su genial sistema de parasoles móviles, techos a dos aguas y ambientes semicubiertos.
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La búsqueda del dueño de este terreno en las afueras de Junín era clara: tener un refugio que le permitiera volver a su ciudad natal para descansar en familia, conectar con el verde y abrazar la calma. Sus condiciones, también: quería que la vivienda respetara el entorno y que tomara como punto de partida una construcción preexistente en la que guardaba sus autos de colección. Todo fue cumplido con creces por el estudio Leone-Loray, a cargo del proyecto de arquitectura e interiorismo.
Diseño pensado para la calma
La impronta industrial del galpón de los autos y la búsqueda de un espacio que invite a la contemplación fueron los grandes puntos de partida a la hora de definir el estilo de este proyecto que acaba de ser distinguido con el Luxury Property Award en la categoría ‘Best Luxury Single Residence’. En esa búsqueda de calma, el Estudio optó por darle estilo japandi.
"Optamos por una arquitectura horizontal que no invadiera en altura el entorno, por eso trabajamos en un solo nivel sin sumar superficies innecesarias. Queríamos lograr buenos espacios sin ‘chiches’ o excesos."
Arq. Nadia Navarrete, directora de proyecto, Estudio Leone-Loray
La propuesta, entonces, fue desplegar la casa en dos naves unidas por un hall. En una se instalaron los dormitorios en suite, y en la otra, el gran volumen central semicubierto que une living, comedor, cocina y dos generosas galerías. El acceso principal ofrece una vista amplia a la casa con sus espejos de agua y una circulación franca entre los volúmenes.
"Una vez que se abre la puerta, te encontrás con el parque, los espejos de agua, el bosque de eucaliptos, las perforaciones en el techo y los parasoles."
Juliana Virla, directora de diseño interior, estudio Leone-Loray
En clave Japandi
Uno de los rasgos más distintivos del diseño es su techo inclinado, que genera espacialidades de forma sutil y remarca las reminiscencias asiáticas. “Se optó por un envarillado en símil madera porque no requiere de gran mantenimiento. Al ser una casa de fin de semana o vacaciones, quisimos que los dueños no tuvieran que preocuparse por esto”, explican las arquitectas.
”Unimos la estética oriental con elementos de la deco escandinava. Nos basamos en los tonos neutros, como blancos y madera, que remiten a la tranquilidad y a lo cálido; a la sensación de hogar, de familia”.
Para cocinar y compartir
Como a la dueña de casa le gusta mucho cocinar, en vez una la clásica mesada contra la pared, se hicieron dos islas: una con la bacha y anafe eléctrico y extractor de mesada; la otra como desayunador con sillas altas.
La calefacción se incorporó mediante losa radiante en todos los ambientes (menos en las galerías) y un aire acondicionado central frío-calor. “Siempre recomendamos unir los dos sistemas porque el calor de la losa es mucho más natural, mientras que el inyectado desde arriba puede resultar más invasivo”.
Totalmente integrada
“Buscamos que el sector quedara como un semicubierto, como un espacio exterior más”, dicen las arquitectas sobre la planta abierta que contiene el living comedor y la cocina. De gran efecto, las carpinterías que recorren el largo de los dos lados se deslizan hacia los muros que contienen a la cocina. “La idea era poder mirar a ambos lados sin la división de los marcos ni nada que obstruyera las vistas hacia la naturaleza. Con esa apertura total e imperceptible, resaltamos los espejos de agua”, explican.
La galería techada se despliega de forma longitudinal a la nave central, que la protege de la primera caída del sol y de la lluvia. Es un ambiente que se disfruta con cualquier clima, en todas las estaciones del año.
Duplicando los sectores y las funciones, se hicieron comedor y living exteriores que acompañan la parrilla totalmente conectada con la cocina.
Con los espejos de agua, la vista se extiende, se fortalece el espacio abierto y termina conformando un cuadro en la medida que vas recorriendo la chacra.
A la medida de sus dueños
La pareja dueña de casa tiene ritmos que pueden parecer irreconciliables: él ama empezar el día bien temprano; ella, no tanto. La feliz solución la encontraron las arquitectas con el diseño de un cuarto principal en el que el baño y vestidor son compartidos, pero los dormitorios están separados. Así, cada quien duerme a su gusto.
“Para evitar las cortinas considerando lo fuerte del sol del verano, diseñamos este sistema de parasoles móviles que, al cerrarse, conservan la visual y tamizan la entrada del sol”.
“Buscamos las cuadrículas para generar texturas en el interior, armadas por luces y sombras, y para reforzar en la construcción la impronta japonesa”.
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