Recuperamos de nuestro archivo esta cabaña de cáscara rústica que esconde un inesperado y colorido estilo vintage.
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Desde hace un tiempo, estamos recuperando del archivo de Living notas que no fueron digitalizadas ni subidas a redes para compartirlas con ustedes. Al elegirlas, consideramos cuáles resistieron dignamente el paso de los años, algo que llena de sentido esa palabra -“atemporal”- que tantas veces usamos en decoración y encierra una lección sobre la importancia de nuestras decisiones (e inversiones). En este caso, creemos que ambientación que propuso Titi Petersen, la dueña de casa, se adelantó a su tiempo: hoy, en Living, cada vez más estamos viendo casas de campo sencillas, pero con muebles fuera del más obvio estilo rural.
Un escape más sencillo
Hace nada menos que 14 años, Titi Petersen y su marido, Ferdi García Guevara, nos contaban que su escape de la rutina consistía en pasar en Punta del Este algunos fines de semana largos, pero lo cierto es que los trámites antes de cada viaje hacían que se fueran espaciando cada vez más. “Por eso, cuando Ferdi comenzó un desarrollo inmobiliario en Carmelo, no dudamos en cambiar de destino”. Hablaba de “Las Perdices”, un campo de 36 hectáreas dividido en 25 chacras, a escasos 4 kilómetros del pueblo y sobre el arroyo Las Vacas.
Buscando copiar lo mejor de la cabaña a la que iban, y con la asesoría profesional del recordado arquitecto Pachi Firpo, construyeron una casa de 200m2 cubiertos, con tres cuartos en suite y un amplio living-comedor con cocina abierta. En lo que hace a la decoración, el saber de Titi simplificó la labor: desplegó en cada ambiente un estilo típico de los años 50, con predominio de colores como el turquesa y el rojo.
Agua cerca
“La idea del tanque australiano se la copiamos a un amigo que también construyó en Carmelo. Nos encantó cómo quedaba la figura recortada en el borde del deck y lo bien que se mimetizaba con el resto del paisaje”, compartía Titi. Se construyó a la misma altura de la casa, dada su elevación sobre el terreno.
Construida sobre un terreno desigual, la casa debió ser elevada varios metros sobre el nivel del suelo. “Ya habíamos utilizado este método en nuestra cabaña anterior, por lo que estaba bien probado. Además de salvar las alturas, nos resultó genial para mantenerla seca y aislada de la humedad”.
Cocina mínima
La ventana de la cocina mira a esta sección de la galería. De uno y otro lado, mil detalles para ver.
Guiños suficientes
En sintonía con el resto de los materiales de la casa, las camas de todos los dormitorios fueron hechas en madera de eucalipto por los mismos constructores de la obra. Después, Titi eligió para cada uno muy pocos detalles coloridos, evocadores y de diseño. El espíritu austero del campo, con una vuelta de tuerca.
Dado el tamaño del terreno, el desarrollo del parque se dio de un modo muy natural, respetando los espacios y arbolesdas propios del lugar.
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