En su hogar, una interiorista proyectó ambientes resplandecientes y apertura sin límites hacia el exterior. El resultado es un clima sereno que invita a cambiar de ritmo
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Hace varios años, cuando vivía en un departamento en Belgrano, la interiorista Cecilia Vassaro, creadora de Capricho 5, tuvo una visión que la incomodó: la de su hija Bianca –en ese entonces de solo 7 meses– creciendo en un entorno saturadamente urbano. Eso impulsó la búsqueda de un terreno donde construir una casa en la que ella pudiese crecer y disfrutar de la naturaleza.
“Fue el primero que vi en Parque Leloir. Quedé deslumbrada por las calles con palmeras de más de 100 años. El lugar fue diseñado por Carlos Thays, y no tuve dudas de que era el indicado para este proyecto”, dice hoy, más de una década después, y con la compañía de una segunda hija, Jazmín, y dos perros, Ulises y Rosa.
La arquitectura y el interiorismo fueron planteados íntegramente por Cecilia, que afrontó con éxito los desafíos que se propuso. Entre ellos, que los 180m2 cubiertos se desarrollaran en una sola planta, darles la mayor cantidad de luz natural posible y dejar de lado los revestimientos típicos.
"“Tomé características de las casas mediterráneas, como los nichos en las paredes de un blanco incandescente”."
Cecilia Vassaro, creadora de Cecilia Vassaro Estudio y dueña de casa
Todo sucede aquí
Las puertas, diseño de Cecilia, esconden la tele: "El monolito de la modernidad. Lo detesto. Mi lema es: 'que esté, pero que no se note'"
Cecilia quería que el living le provocara ganas de zambullirse en los sofás, por eso eligió piezas grandes, como los negros de cuerpo y medio (Taller de Tapicería Ariel Villordo) con un género lavable y uno tipo camastro (Estudio Cecilia Vassaro) con funda de lino (Ángel Pérez).
Un espacio abierto en el que se suceden funciones y las mejores situaciones: living, comedor con puertas corredizas que lo hacen parte de la galería, y una parrilla interior.
Una lámpara colgante (Iluminación Castelar) sobre una mesa heredada. La zona de la parrilla se suavizó con fanales, sillas y sillón de un cuerpo de cuero (Taller de Tapicería Ariel Villordo).
Lo que más me gusta de ser interiorista es lo que surge de la necesidad de cambio. Se trabaja con formas y colores, pero también con palabras y emociones, con la ilusión y el deseo de las personas
Verde alrededor
Una picada árabe (Marina Becher) pone de manifiesto la añoranza de la dueña por Marruecos, adonde viajó por primera vez a los 20 años y adonde regresó dos décadas después para decorar un riad.
Tati Provenzano fue la paisajista encargada de armar este horizonte verde que, si bien fue mutando de forma orgánica, tuvo un claro norte inicial: ser un jardín donde crecieran especies del Mediterráneo bien adaptadas a nuestro clima, como la Santa Rita, los laureles de jardín y todo tipo de jazmines, para alargar la época de floración.
La cocina, convoca
"Se me ocurrió que hubiera una sola mesa y que la cocina dejara de ser simplemente cocina. Quería que todo tuviera las mismas terminaciones, sin diferencia de estatus entre ambientes sociales, de servicio y privados".
Las lámparas galponeras de gran tamaño, la mesa con tapa de mármol y las sillas –una de las incorporaciones más recientes, confeccionadas con un género lavable por Ariel Villordo– forman un conjunto teatral que hace que uno olvide que está en una cocina. Cada uno de los muebles fue diseñado especialmente por su estudio.
"Por lo general, tiendo a que la caja sea blanca; el mobiliario, blanco o negro, y que los colores los den los objetos con historia. Para mí es muy importante que al abrir la puerta te puedas dar cuenta de quién vive allí".
Atraer con color
“Siempre trato de poner los cortinados pegados al techo. ‘Lo más alto posible’ es la frase clave. En la cabecera de la cama, preferí ir por una sola imagen, para que se viera más liviano”
“La mesa de noche era una especie de bar que mi padre tenía en su casa y luego mi madre usó en su taller. Tiene pintura aún, pero amo ese cromado desgastado”. El respaldo remachado y la banqueta con capitoné, ambos de cuero, fueron diseñados por el estudio de Cecilia y tapizados por Ariel Villordo. Lámpara con pantalla de lino (Iluminación Castelar).
Cálido contraste
El tono azul ‘Agapanthus’ (Sherwin-Williams) de las paredes contrasta de manera amable con detalles en rosa, como la manta de piel sintética (Philippa Deco Boutique), los almohadones con pompones (Cas a Cas) y las lámparas de cobre (Iluminación Castelar).
Con el tiempo, y ante la necesidad de crear una sombra natural, Cecilia plantó un fresno áureo frente a la galería: “Decidí que fuera un fresno porque crece muy rápido y que fuera áureo porque en otoño se pone increíblemente amarillo. Como es caduco, además, en invierno deja pasar todo el sol a la galería”.
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