Un arquitecto acompañó a sus clientes y amigos en todo su proceso de inversión: desde la elección de esta propiedad hasta completar su reforma, en la que los viejos elementos conviven con el aire nuevo de las intervenciones realizadas.
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“Estuve casi un año acompañando a los clientes en la búsqueda de una casa para comprar, hasta que dimos con este PH en Caballito. Después de varias visitas conjuntas y referencias de otras obras con carácter patrimonial que habíamos realizado en el Estudio, llegamos a la conclusión de que esta propiedad del siglo XX era la ideal para ellos”, nos cuenta el arquitecto Martín Gallino, socio fundador de Estudio Nodo.
“Entendiendo las diferentes ‘leyes’ estéticas de cada momento histórico, apuntamos a crear una atmósfera de calidad espacial, basada en una convivencia armónica y respetuosa entre el antes y el ahora. Entonces, preservamos el valor material del lugar, pero lo adaptamos a formas de habitar contemporáneas”, dice Gallino.
Un living íntimo
El recibidor vincula varios sectores. Entre ellos, el living a la calle, que se reserva para reuniones chicas y para el uso de la pareja, dejando que el flujo social transcurra en la cocina-comedor. ¿El resultado? Un departamento donde cada ambiente vive y se aprovecha en su plenitud.
“La obra de Amparo Viau tiene un rol muy potente en hacer convivir lo nuevo con lo viejo: coloniza de modo provocativo el fondo del ambiente, donde las operaciones arquitectónicas fueron de respeto absoluto por lo existente. Como el piso de pino tea original, restaurado en algunos tramos, y las aberturas”.
Escritorio también conectado con el recibidor
“El PH no tiene espacios estancos ni oscuros. Las vistas desde cualquier ambiente siempre se fugan hacia alguna ventana en esquina o hacia otro sector de la casa, trayendo luz y sensación de amplitud”.
Transición entre lo viejo y lo nuevo
Una cocina maravillosa
“La cocina era mucho más chica y estaba relegada. Ahora, es el único ambiente con ventanas a lado y lado, y naturalmente se convirtió en el corazón de la casa: dejó de ser un lugar de servicio y tomó protagonismo como espacio social. Y el PH, que solía ignorar sus tres patios, cobró luz y vida al abrir amplias ventanas de hierro a su alrededor. Repetimos la lógica estética del vidrio repartido, pero con paños en una escala que permite la tecnología actual”.
Las paredes conservan la textura del ladrillo, pintado de blanco para mimetizarse con el resto de los ambientes y hacer que se destaquen las maravillosas vigas de roble de la bovedilla. Allí se puso una mesa de 2,40m de largo “que remite a las viejas cocinas de campo, donde todo sucede en torno a un tablón de madera central”, según explica el arquitecto Gallino.
“Llevamos al fondo del departamento el mismo verde agua que aparecía en la herrería del patio principal y lo aplicamos en los paneles que ocultan el lavadero y la sala de máquinas. Sin puertas de por medio, se percibe con claridad esa continuidad en el registro del color”, explica Gallino.
Plano detallado
- El sector derecho mantiene la distribución original. La intervención más importante se hizo en el área de servicio del ala izquierda. Allí, se demolieron muros para abrir una gran cocina-comedor y se armaron dos baños a cada lado del patio de aire y luz.
- También se reconstruyó un piso de madera similar al original, y se optó por terrazo para las partes de uso intensivo: el lavadero, la línea de cocina y la escalera que conduce a la terraza.
- La escalera original era del tipo caracol, muy común entre los viejos PH porteños. “Era muy incómoda, así que la demolimos y la volvimos a construir con proporciones aceptables”.
- Se abrieron ventanas (traslúcidas y opacas) en todo el perímetro de los patios internos para maximizar la entrada de luz desde los tres vacíos del edificio. Cada ambiente de la casa tiene, al menos, una ventana propia.
Paso hacia el cuarto
La cocina cuenta con un acceso directo al dormitorio principal, en donde continúa el mismo piso de madera, y también se incorporan detalles en verde.
“La elección de un equipamiento sintético y de una paleta de colores neutra fue estratégica para destacar y poner en valor la arquitectura noble del PH”.
El baño en suite estaba dividido; la reforma aumentó su superficie hasta el pulmón interno, lo que mejoró su iluminación natural y ventilación.
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