La decoradora Sol Larrosa pone en marcha lo que la inspira sin demora y obtiene como resultado una casa en permanente cambio, tal como le gusta.
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“Esta casa no surgió de un proyecto integral: lo que se me pasa por la cabeza, lo llevo al plano. Hace ocho años que vivimos acá, y el living ya debe haber cambiado ocho veces”, dice Sol Larrosa sobre la antigua fábrica de sobres de papel en Villa Crespo que se convirtió en el hogar de su familia ensamblada, con hijos que hoy tienen 13, 14, 16 y 18 años.
“La araña de cristal de roca y bronce es una verdadera obra de arte: la trajeron los abuelos de mi marido de Rusia, adonde fueron como embajadores”, nos cuenta Sol que encontró en la entrada bien industrial el lugar donde se luciera, por contraste . “El cuadro de Stranger Things estaba en una obra que hice y me lo regalaron para uno de mis hijos, que es fanático. A los chicos les divierte la casa, pero –lógicamente– la tienen normalizada; sus amigos flashean más”, se ríe.
“Me pongo muy creativa en mi casa. Por mi profesión, veo cosas nuevas todo el tiempo y me dan ganas de reproducirlas acá. Como tampoco me apego demasiado a los objetos, el cambio se da sin muchos obstáculos”, cita como otro rasgo positivo de su oficio.
“La pandemia para mí fue un momento de gran inspiración: me ocupé, con lo que se podía en ese momento –aunque fuera apenas pintando–, de muchas cosas que, con el trajín del trabajo, había desatendido en mi casa. Mi casa era mi paraíso”, recuerda.
"Creo que hay que darse el gusto con los colores y descreo del argumento de no aplicarlos por temor a cansarse. O a equivocarse. Lo peor que puede pasar es retapizarlos con el tiempo, cosa que eventualmente hay que hacer también con los de tonos tranquilos."
Sol Larrosa, decoradora y dueña de casa
Las dimensiones del espacio y el espíritu lúdico de sus habitantes le dieron la bienvenida a esta mesa de pool, comprada a un bar.
Todo abierto al patio
“Compré este empapelado por internet. Me encantó cuando lo vi, súper naranja y con hojas distintas de las típicas, y me encanta aun más ahora. Es un recurso que recomiendo muchísimo para levantar un ambiente”
“No alteramos gran cosa el planteo abierto de la fábrica. Solo achicamos un poco el patio para construir los cuartos de los chicos”
Escaleras arriba
En esta casa que se vive intensamente, los pisos de cemento alisado aseguran un bajo mantenimiento, además de que su claridad potencia la luz que viene del patio. La escalera de hierro que surge en la pared posterior del living está acompañada por caños de electricidad a la vista, propios de la historia fabril del lugar.
Arriba, la suite de la pareja que se distingue desde el living, “funciona como un monoambiente”, en palabras de la decoradora.
“Amo mis cortinas de terciopelo color mostaza, lo único que no cambié desde que nos mudamos. Necesitaba moderar la luz de estos seis metros de ventana de manera estética y contundente. Las uso mucho en mis decoraciones”.
El baño en suite con mueble de hierro, tapa de Neolith y dos bachas bajo sendos espejos redondos. El estilo industrial sigue en los espacios separados de ducha y bañadera, con azulejos blancos con junta gris y listel negro, el mismo color con que se pintaron los barrales y los caños que llevan luz hasta los spots.
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