La arquitecta María Cosentino trabajó junto al arquitecto Mariano Clusellas para perfilar el proyecto que soñaba su familia, con un interiorismo ideal para disfrutar los fines de semana.
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Al principio, fue una solución inmediata: el alquiler de su anterior casa de fin de semana se había vencido, buscaban otra y esta estaba lista para mudarse. “Compramos los muebles y la vajilla, y nos instalamos. Fue una oportunidad para resolverlo de manera rápida”, recuerda la arquitecta María Cosentino, sobre la casa que la llevó junto a su marido y sus tres hijos al barrio cerrado de Pilar. Sin embargo, unos años y varios arreglos superficiales después, empezaron a notar algunos problemas estructurales y llegó el replanteo.
"Nos dimos cuenta de que queríamos una casa a nuestra medida y con impronta propia. Pasamos de hablar la idea de la reforma, a tirar todo abajo y hacerla nueva, desde cero. Era jugado, pero nos animamos."
Arq. María Cosentino, dueña de casa, responsable del interiorismo y ambientación
Durante la pandemia, la familia empezó a soñar el proyecto, y no dudó a quién recurrir para encabezarlo: convocaron al arquitecto Mariano Clusellas, amigo de María y socio del Estudio Clusellas + Ades, quien propuso a la arquitecta Carolina Reich para hacer la dirección y ejecución de obra. Lo otro que era seguro: María iba a estar a cargo del interiorismo y la decoración. Dueña de una larga y variada trayectoria profesional, hace años que María cambió las obras por el interiorismo y su propia casa la encontró en el momento ideal. Después de ocho años de ser la directora comercial de Paul French Gallery en Argentina y Uruguay, Cosentino estaba cerrando esa etapa y empezando su camino independiente. Ocho meses de obra fueron los necesarios para estrenar su casa, un lugar que refleja a la familia y sigue su modo de vida.
Todo al centro
“La propuesta del Estudio fue hacer un galpón-nave central en donde transcurriera el área social de la casa”, cuenta la arquitecta. De su lado estuvo la decisión de revestir el techo a dos aguas en kiri: “Mi intención fue que la materialidad resaltara la morfología de la casa”, nos explicó.
En el corazón del ambiente, el volumen central aloja la heladera y la estación de café, espacios de guardado generosos, el lavadero y un toilette, además de delimitar –hacia atrás– la sala de TV.
“El revestimiento del techo requirió un trabajo artesanal, se colocó tablita por tablita. Tuvo una alta incidencia del presupuesto pero, espacialmente, lo que genera es muy fuerte y asegura una calidez”
Camino propio
Esta fue la segunda casa familiar para que la María trazó el diseño de interiores: en su carrera profesional, la arquitecta empezó haciendo reformas y decoración, luego trabajó una década desarrollando escenografías para televisión, de donde saltó a Paul French Gallery. El final de esa etapa necesitó de un tiempo para dar forma a Cosen Estudio, desde donde realiza asesorías en interiorismo y ambientación. El proyecto de su casa coincidió con esa última etapa, escucharla explicar cada una de las decisiones en su espacio es suficiente para dimensionar el peso de su experiencia.
“Teníamos 5 objetivos irrenunciables: que fuera una casa de una planta, fácil de abrir y cerrar, con bajo mantenimiento de limpieza, rincones aprovechados y una estética pensada”.
“Para una casa con estas características, pensé un interiorismo con diseño flexible. Elegí muebles exentos –nada grande a medida ni contra las paredes– para que la casa pueda ir cambiando en caso de tener reuniones o querer armar lay out distinto”
En simultáneo
Aunque el living, el comedor, la cocina y el playroom se agrupan en el mismo ambiente central, el espacio se pensó de manera tal que pudiera albergar varias situaciones en simultáneo. En ese sentido, el volumen central cumple un rol clave ya que separa los ambientes sin interferir.
“Si bien el espacio es abierto, este núcleo genera una separación: pueden pasar dos cosas distintas, con alguien en el living-comedor y otra persona viendo la tele”
La fachada ciega –apenas con una cabreada que deja pasar la luz natural– facilitó la creación de esta sala, que queda resguardada.
Cierre al frente
“Mariano nos trajo la idea de no tener puerta de acceso en la fachada principal, ni los grandes ventanales típicos en los barrios cerrados, que luego se visten con cortinas que siempre están cerradas para poder tener intimidad”, cuenta Cosentino sobre la propuesta del arquitecto Clusellas. Así se generó el acceso lateral a la casa, desde una galería, y se focalizó la apertura hacia el jardín trasero.
“La colocación de los ladrillos fue tan prolija, que nos daba pena pintarlos. Pero ya habíamos decidido que la fachada sería negra”, confiesa la arquitecta. El paisajismo, a cargo de Guada Vilchez, cobra un rol fundamental en esta fachada atípica.
Módulo extra
“No quería una galería alargada, sino un espacio diferente que, al abrir las carpinterías, ampliara la casa”, cuenta la arquitecta. Proyectaron, entonces, un sector semiabierto hacia el jardín, con puertas que se pueden ir corriendo a lo largo de la tarde para frenar el impacto directo del sol.
La elección del comedor exterior también sale de lo común. “No veía el en sentido repetir dos mesas para 10 personas a menos de 6 metros de distancia”, asegura María.
“Opté por una mesa redonda que genera un ámbito muy lindo para compartir reuniones. Además, no le saca tanto espacio al sector. Usándola tanto, nos damos cuenta de lo buena que está”.
Sectores independientes
Los dormitorios están en un volumen apartado, que además tiene bien separados los cuartos de los hijos del de los padres. “Es ideal para todos. Además, si vamos solo nosotros dos, abrimos nuestra suite, y el otro ala queda cerrado. Lo mismo si los chicos se quedan a dormir allá en la semana, porque van a estudiar o entrenar”
El baño de la suite principal fue planteado en dos partes: el tocador en el ingreso al cuarto, abierto, y en otra sala la ducha y los sanitarios.
Para los tres
“Los cuartos de los chicos se armaron con una idea de vestuario, con los placares y parte del baño en el pasillo de circulación”
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