Dueños, arquitectas, paisajista, ambientadora: nadie se achicó en este proyecto que tiene el corazón en el patio y la mirada en el cielo.
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“Nosotras siempre vemos en una pendiente algo para aprovechar”, dicen las arquitectas Carolina Ramos Mejía y Verónica Etchegaray sobre este proyecto que llevaron a cabo en un barrio cerrado a 30 minutos del centro de la ciudad de Salta. Efectivamente, construir en lo escarpado de la sierra algo es algo que han repetido de tanto gustarles, y esa repetición las llevó a ser maestras en la prueba.
Si bien su estilo es contemporáneo, aclaran que nunca dejan de lado ciertos elementos de la memoria local, como los patios. “Por algo se usaban: el clima salteño lo propicia muchísimo. Al margen, son un gran recurso para lograr privacidad, sea de un vecino, de los autos que pasan, o entre los habitantes que los comparten. Acá ofrecen vista panorámica y, también, un espacio protegido del viento, que te habilita a usarlos hasta en los días fríos, si hay sol”.
“Más allá de las floraciones, los lugares por donde se entra y sale constantemente deben tener una estructura que permanezca estable todo el año y, en Salta, mucha sombra en verano”, dice la paisajista Verónica Saguier.
Sin puertas principales
Entradas a la casa hay varias, y que la puerta de acceso tenga esta discreción habla de un planteo con el foco puesto en el enorme plus del patio.
Junto con la enorme chimenea, el cielo raso de ladrillones sostenidos por vigas enlaza la tradición campera en este living-comedor de impronta actual. La oficina del dueño de casa se aisló con un cerramiento de vidrio que acompaña la caída del techo a un agua.
"En la ambientación propuse un estilo ecléctico, con colores neutros y textiles bien tramados, para nada rústico."
Ro Ceriani, sueña del local y estudio Concepto Arte y Diseño, a cargo del diseño interior
El paisaje, elemento crucial del diseño
El piso de piedra que nace en el patio y sigue en el quincho cambia por cerámicos San Carlos, clásicos salteños, en la galería principal, pensada explícitamente como gran mirador.
"Los muros de contención están hechos con piedras que las lluvias fuertes del verano arrastran por el río Vaqueros. Allí, los maestros pedreros las seleccionan para luego colocarlas sin junta, con un encastre perfecto."
Arqs. Verónica Etchegaray y Carolina Ramos Mejía, a cargo del proyecto y la dirección de obra
“Trabajamos siempre con materiales locales; es un modo de anclar la obra a su terreno”, dicen Ramos Mejía y Etchegaray cuando les preguntamos por las fantásticas paredes de piedra, que también sostienen la parrilla y el horno de pan bajo la pérgola del quincho.
Sensación de galerías
“En un lote tan amplio, uno de los grandes objetivos fue generar misterio y sorpresa en los recorridos, y una sensación distinta en cada galería. Tener buenas vistas desde cualquier punto es un gran logro de las arquitectas”, dice la paisajista Verónica Saguier, que atribuye el mantenimiento impecable del parque y los caminos que diseñó a la correcta selección de las especies y al compromiso de los propietarios.
Saguier también nos cuenta que se usaron vigas de quebracho para marcar escalones en el césped, que plantó salvias porque son rústicas y atraen picaflores, que los olivos se trajeron grandes y se asombra con la altura alcanzada por las arcas autóctonas.
En este proyecto tan celoso de la privacidad de sus dueños, se accede a los dormitorios bajando por escalera. Esa distancia del área social y una distribución más cerrada sobre sí misma cambian la atmósfera por completo en cuestión de peldaños.
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