Victoria Bullrich y Sebastián Mihanovich son la dupla creativa detrás de Bull Buenos Aires. Pareja y complemento perfecto en el diseño, su casa es el mejor ejemplo de ese mix elegante y contemporáneo que ya es su sello.
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“Bull nació en parte gracias a nuestro primer departamento”, asegura Victoria Bullrich. Diseñadora de interiores y socia de Bull Buenos Aires, la marca de muebles que hace once años fundó junto con Sebastián Mihanovich (su marido), en su historia, el amor vino primero y la potencia como dupla creativa unos años después.
"Como equipo, tenemos un buen equilibrio. Él es más jugado; yo, más clásica, pero de ese intercambio sale algo que funciona bien."
Victoria Bullrich, socia de Bull y dueña de casa
“Cuando nos casamos y nos mudamos juntos, que nos tocó armar nuestra primera casa, fue un descubrimiento para mí. Yo había estudiado Diseño y trabajaba en eso, pero no sabía que él tenía ese costado ni que ese intercambio funcionaría tan bien”, recuerda. Ese departamento chiquito sobre la calle Tagle fue el primer experimento de lo que después sería Bull, una marca de muebles de diseño que hoy cautiva por igual a arquitectos, diseñadores y amantes de la decoración.
Apostar por lo propio
“En esa época yo trabajaba en Etiqueta Negra y seguí haciendo las dos cosas durante un tiempo”, se acuerda Sebastián. Dejar la tranquilidad del sueldo a principio de mes no es fácil y fue recién dos años después (cuando se animaron a alquilar un showroom de 500 metros donde antiguamente había funcionado una academia de música), que tuvo que dar el salto.
Acababan de tener a Maica, su primera hija: “Hoy agradezco que fue en ese momento, porque después es cada vez más difícil animarse. A nosotros se nos juntó todo: el inicio de la familia y el inicio de la empresa, que son dos cosas súper demandantes. A veces pienso en esa primera época y no sé si podría volver a hacerlo”, reflexiona Vicky riéndose.
Balance de estilos
“Dos personas diseñando siempre son mejor que una: el resultado se potencia. Hace años que hacemos juntos el trabajo de diseño, porque realmente es lo que más nos funciona”, confiesa la dupla. Más arriesgado él, más clásica ella, para la pareja ese diálogo creativo es clave en sus proyectos.
En la biblioteca había una boiserie que se actualizó al pintarla de gris. “Dudamos mucho, pero cuando laqueamos los pisos se generó un contraste entre las maderas, que antes no quedaba bien”.
"Cuando visitamos el departamento, no nos enamoró. Tenía algo de clásico, pero no llegaba a ser esos edificios antiguos de techos altísimos. Sí veíamos que el contraste entre las molduras y nuestros muebles podían funcionar bien"
Sebastián Mihanovich, socio de Bull y dueño de casa
Ponerse al frente
Aunque el departamento estaba bien, quisieron hacerle algunas reformas. Uno de los cambios más sutiles pero fundamentales fue el tratamiento que hicieron en los pisos de madera para darles un aspecto más fresco. La pintura y los empapelados fueron otros detalles fundamentales, mientras que en la cocina sí hicieron una obra importante .
La decisión de la pareja fue ampliar la cocina y hacer un playroom en lo que era el escritorio y la antigua dependencia. Igual que en su departamento anterior, el diseño del proyecto fue suyo.
En el playroom un empapelado de motivo abstracto de Mercedes Costal marca el tono. “Nos gustaba corrernos un poco de los paisajes y flores, que son lindos pero están un poco más vistos”, cuentan. La lámina de una obra de Josef Albers da el toque de color.
Respetar el trabajo
“A lo largo de los años, buscamos un diferencial con el diseño, pero creemos lo que probablemente nos haya distinguido es el compromiso y el respeto por los clientes”, asegura Sebastián. Lo dice sin falsa modestia: para él el compromiso con los clientes y los tiempos de entrega son uno de los valores fundamentales. Justamente por eso se niegan a abrir más locales o tomar más proyectos que los que saben que pueden mantener en esos estándares.
De ese primer departamentito en Palermo en el que empezaron al que hoy comparten con sus dos hijos en Recoleta, hubo un largo recorrido, con mucho crecimiento pero también sacrificio. “Siempre decimos que si sobrevivimos a la sociedad, la llegada de los hijos ¡y la pandemia! estamos listos para todo”.
Espacio compartido
Entendiendo que el espacio debía ser suficientemente apto para Maica e Isidro, se eligió vestir las camas con un rayado neutro y acompañarlo de una mesa de luz en verde.
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