Integrando espacios y llenando de verde el balcón, la arquitecta y propietaria dio un giro de 180 grados a este inmueble de los años 80.
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Este octavo piso palermitano coincide con el primer retiro del edificio desde la línea municipal, y en ese quiebre nace el protagonista: un balcón-terraza de tres metros, ancho suficiente para montar un buffer verde que amortigua el ruido y el aliento de la ciudad. “Paso mucho tiempo al aire libre, soy fanática de las plantas y suelo tener muchas de interior. Acá, con más espacio, pude apostar a armar un pequeño jardín”, comparte Ana Ottone, cofundadora del estudio Ottone-Victorica, en referencia al modo en el que se apropió de este departamento en la zona del viejo zoológico porteño.
La arquitecta cambió instalaciones, demolió muros e incorporó distintas texturas en los ambientes, que ahora están mejor conectados y reciben más luz natural. “Lo equipamos con muebles que ya teníamos; el interiorismo no lo aporta tanto el mobiliario, sino la exploración de texturas, los toques de color y la búsqueda de que las especies plantadas en el balcón se cuelen por donde puedan”, aclara.
Con criterios similares en la elección de materiales y una superficie menos compartimentada que antes, Ottone consiguió fluidez no solo en términos de circulación sino, también, en cuanto a la estética, consolidando la unión de los 160m2 cubiertos y los 30 de exterior.
Una columna totalmente atípica
Algo que Ottone nunca pudo haber previsto fue que, al demoler la pared que cerraba el living, iba a toparse con esta columna de forma triangular, más parecida a lo que podría encontrarse en un pallier o una fachada, con intenciones sobre todo decorativas.
"Típico de los 80, el departamento tenía ambientes muy definidos y divididos. Lo refuncionalizamos para llevarlo a una forma de habitar más contemporánea, pero no solo tirando paredes, sino repensando las transiciones y los vínculos entre espacios."
Arq. Ana Ottone, socia de Ottone-Victorica Arquitectos
Celebrado multiespacio
Los arquitectos desplegaron varios recursos para darle un giro de 180° a este departamento de época. Uno de los más destacados es el fuelle de transición hacia el área de servicio, que se logró eliminando el rastro de viejas arcadas y paredes divisorias. La indefinición de este sector es la clave de su versatilidad. “Como no tiene un uso específico, pasa de todo: sirve para reforzar el apoyo de la mesada de cocina, tomar algo y hasta trabajar”, enumera Ottone.
“La barra de chapa que envuelve la columna fue una idea que surgió en obra, para celebrar el hallazgo sorpresivo de esta estructura tan particular y crear un fuelle que permite integrar la cocina, pero mantener oculto su sector menos prolijo”
La discreción del revestimiento de madera ayudó a despejar de información y habilitó, así, a introducir los colores fuertes del living, que no siempre el Estudio puede usar en los encargos de sus clientes.
Generando un frente homogéneo que nace en el comedor y termina al final de la cocina, el varillado de roble esconde alacenas, una despensa y los accesos al toilette y al lavadero
El nicho de estantes, atravesado en vertical, rompe el límite rotundo entre el mármol negro y la pared blanca
Gran remate verde
“Siempre supe que el balcón-terraza no era para mirarlo desde adentro nomás, sino para habitarlo; es la joya del departamento. Por eso, las ventanas del comedor se pliegan sobre el muro y desaparecen para fusionar ambos espacios”
“La paisajista Clara Victorica puso plantas frondosas para dar privacidad y aislarnos de la ciudad. Este balcón, medio selvático y con glicinas colgantes, nos hace olvidar el contexto del edificio”.
Los toldos son una suerte de cortina romana sunscreen, pero horizontales. “Dan movimiento orgánico al balcón, al igual que las mesas curvas”.
El sector privado
“El departamento tenía muy buenos materiales y quisimos mantener el nivel: conservamos el parquet del living y usamos roble en los muebles y pisos de los cuartos, donde había alfombra. Las zonas húmedas llevan un nuevo porcelanato símil piedra, que aporta categoría y marca lo que existió. Podría decir que busqué componer una experiencia espacial y sensorial: hay piedras con diferentes terminaciones en la columna, las mesas del living y del comedor, las mesadas de los baños y la cocina. Y suman contrastes la chapa fría y lisa de la barra, y el varillado de madera”.
Cambio de ventanas, porcelanato gris claro que trepa a las paredes y mesada en mármol de Carrara son los tres gestos que llenaron de luz el baño principal
Divino cuarto infantil
“Como el dormitorio de las chicas no es muy amplio, acudimos a una cucheta amigable y que invitara al juego. El empapelado selvático está en línea con la onda de la casa y trae plantas a este cuarto sin balcón”
Más rincones
“La biblioteca de madera del escritorio fue encargada a medida por los dueños anteriores y resultó ideal para guardar todos esos fetiches que solemos tener los arquitectos, como las cámaras de fotos, el casco de obra y los cientos de libros”
Truco: para despejar la superficie de apoyo, la lámpara de escritorio se agarró a la pared
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