Después de una reforma en la que ella y su marido se involucraron a fondo, Luz Ballestero diagramó con detenimiento un interiorismo jugado y vital.
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En la temporada de invierno 2019, Luz Ballestero lanzó su línea “Vuelta a casa” con prendas que remitían a las texturas del espacio habitable. Un año más tarde, junto con Manuel, su marido, compró una propiedad donde sería capaz de plasmar su trayectoria entera en el rubro textil. Fanática del diseño en todas sus aristas, hizo un documento con más de 700 páginas en el que apuntó detalles y referencias que quería incorporar a su casa nueva. “No me da lo mismo. Este es el plan y estoy metida a fondo”, pensó.
“No le hicimos ningún tratamiento al revestimiento de madera porque queremos que con el tiempo se ponga gris, que envejezca al natural”.
Ambientar a lo grande
“Con Manuel somos un equipo. A él también le interesa el diseño y se involucró de lleno en la reforma”, asegura Luz. Y por suerte, porque lo que tenían por delante exigía un calibrado trabajo en equipo. “Veníamos de vivir un departamento de 70 metros cuadrados y nos topamos con el desafío de armar ambientes enteros que, solos, tenían esa medida”.
"En mi marca de ropa innovo todo el tiempo, sin dejar de lado la practicidad. En casa fue igual. No me iba a mudar otra vez, y me divertía tomar decisiones arriesgadas."
Luz Ballestero, diseñadora de indumentaria y dueña de casa
Para enriquecer la textura de este gran ambiente, la chimenea se revistió con calcáreos tipo vainilla (Noi), como los que se usan en las veredas.
Las sillas ‘Farinelli’ (La Base) y las modelo ‘40′ tapizadas en pana (Estudio Cano Rolón en colaboración con La Feliz) se asocian al piso de madera y realzan la mesa de terrazo. Además, le dan continuidad al amarillo, uno los colores favoritos de Luz, que acá fue pautado por el imponente farol del artista argentino Ricky Crespo en el living integrado.
“Investigamos las posibilidades de uso interior y exterior de la madera y la incorporamos en cada rincón. Su neutralidad compensa los aspectos más osados de la obra”.
Color a pleno
El hall de distribución se pintó de gris oscuro para generar un clima intenso y potenciar, por contraste, la luminosidad de los ambientes principales.
En la foto de la derecha, barra revestida con calcáreos tipo vainilla (Noi Estudio). Aplique de luz ‘Eclipse’ en piedra natural y cuerpo negro (La Feliz). Banquetas (Kamura). Color de pared: ‘Deep Blue’ (Upstairs).
Una cocina; diversos espacios
“Buscamos que cada sector pareciera distinto. Si ves solo el comedor diario, te sentís en los años 50. Desde la mesa, el clima cambia cuando te enfocás en las griferías y lámparas doradas de la isla”.
“No queríamos generar la imagen de un área de servicio, así que apelamos a la madera y a los entelados para darle calidez, con la misma importancia que al living”.
“La mesada de cuarcita gris veteada es jugada y neutra a la vez. Nos copa porque es un elemento con personalidad que no compite con el color de los azulejos ni con el brillo dorado de los accesorios”.
Deseo verde
“Buscábamos una casa con jardín, pero afuera no había espacio para sentarnos”, cuenta Luz sobre el origen del ambiente que armaron en el lateral, sin sacrificar metros verdes. Simple y de pocos gestos, el paisajismo estuvo a cargo de Marcela Brudnick (Savia Paisajismo).
La pileta ya estaba cuando compraron la propiedad. Se le bajó la altura y se pintó de blanco. “También sacamos el piso perimetral refractario (que tenía adosado como una especie de solárium), para tener más pasto”, dice la dueña de casa.
Para descansar
Luz Ballestero tiene su marca desde 2011. Trabaja con prendas básicas de alta calidad que ofrece en un único talle muy holgado, adaptable a todas las figuras. Durante su formación profesional, hizo una pasantía en Benetton, de donde tomó el fuerte uso del color para su ropa y, también, para la decoración de su casa.
La pared del dormitorio principal es gris -en este caso, el tono ‘Jagger’ de Upstairs-, para que pudieran camuflarse la chimenea y el televisor cuando está apagado.
“Las lámparas colgantes estaban en el living de nuestra casa anterior. Acá las pusimos a cada lado de la cama para simular el efecto y la iluminación que proyecta un velador desde las mesas de luz, algo que nunca usamos”.
Buen gusto
La casa había sido reformada por el dueño anterior con “muy buen gusto”, según Luz. Los baños, por ejemplo, no se tocaron. Solo pintaron las celosías del bajomesada con el mismo gris que el dormitorio, lo que genera continuidad entre los espacios en suite.
Apto todo público
Como la casa tenía habitaciones de más en la planta alta, aprovecharon a unir dos ambientes para crear esta gran sala de juegos, donde conviven los chicos y los grandes, que disponen de un living secundario para ver televisión. La hamaca (Hammäks), fue una compra de pandemia que llegó para quedarse.
La altura de las paredes permitió jugar con un corte horizontal de pintura que baja la escala y, también, hace de respaldo corrido a todo el sillón.
Cuarto para dos
Al dormitorio de los chicos se entra por una puerta pintada de verde lima. “Es el remate perfecto para el pasillo, como una luz al final del recorrido”, describe la diseñadora.
Camas cucheta de madera (Ukelele). Ropa de cama y manta en panal de abeja (Mercado Libre). Luz hizo el mural del cactus con pintura que sobró de la obra.
Oficina playera
Sillas ‘Mar del Plata’ y canastos (Puerto de Frutos). Cuadro ‘La Calavera’ (Ricky Crespo). Cortinas en red de Basilea (Casa Almacén). Color de pared: ‘Rose’ (Upstairs).
“Siempre quisimos un cuarto playero para trabajar relajados. Así es el escritorio de mi marido. A la mañana, la luz que entra por la ventana se topa con la pared rosa para recrear un atardecer en la arena”.
Enamorada que conquista
La enamorada del muro venía con la casa. “Es un pequeño monstruo que invade toda la fachada y que nos conquistó, porque todo ese verde hace que el jardín parezca más grande de lo que es”.
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