En un campo de Buenos Aires, el paisaje sirvió de inspiración para ambientar esta construcción rústica de ladrillo a la vista. Madera, fibras naturales y los colores del atardecer rural fueron las claves para un reciclaje que apuntó a renovar el espacio sin negar su historia.
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Para ser sinceros, este proyecto nació muchísimo antes de volverse realidad: cuando la diseñadora Paula Gachie era apenas una pequeña amante de los caballos. “De chiquita adoraba pasar tiempo en este campo porque era donde teníamos a mi yegua Princesa. En el silo guardaban el pasto, yo vivía jugando adentro, imaginando miles de historias”, recuerda sobre la antigua construcción que por entonces era muy rudimentaria.
“Cuando Princesa ya no estuvo, dejé de venir por casi quince años. Hasta que un dia finalmente adopté dos nuevos caballos, Nacho y Viento, que me hicieron volver a este lugar soñado”, cuenta la decoradora. Para ella, el campo, y en particular, el silo, son lugares que la conectan con su infancia e infinitos momentos felices.
"Un día, observando el silo, la belleza de esta edificación redonda, lo increíble del entorno y la naturaleza que lo rodea, pensé que sería hermoso hacer algo ahí."
Paula Gachie, decoradora y fundadora de Pauline Diseño
Casi al mismo tiempo, Betina y Macerlo, los dueños del campo, decidieron refaccionar el desmejorado silo para hospedar amigos y familiares de visita. Al enterarse, Pau (hoy conocida por su proyecto Pauline Diseño) aprovechó la oportunidad y la confianza que tenía con la familia para sumarse al proceso con el diseño y la decoración.
Los colores del campo
“El punto de partida de la ambientación fue sumar algo de color y tendencias, pero sin perder la onda rústica del lugar”.
“Tratamos de no cubrir los ventanales de paños fijos, ya que son como cuadros que ayudan a destacar el campo incorporándolo al interior”, cuenta Pauline. En el ambiente principal, la paleta de colores se inspiró en el paisaje rural utilizando tonos de verde seco, madera y fibras naturales que remiten a los pastizales de la pampa argentina.
Para conservar el espíritu de la construcción se utilizaron aberturas antiguas y materiales de demolición, como las vigas y durmientes que enmarcan la chimenea y el ingreso a la cocina. Las mesas con rodajas irregulares de árboles y la hamaca de mimbre aportan un toque informal.
“La redondez de la casa invita a una circulación natural, donde cada vista es una obra de arte viviente”
Integrada y rústica
Aprovechando un tablón recuperado, los dueños fabricaron una barra desayunadora que fue cortada con una plantilla de papel para seguir la curvatura exacta de la pared.
En la cocina se destaca la mesa vintage bañada por la luz natural, rodeada de sillas de hierro que coquetean con el color (Brixton deco), que se tomó de las hortensias del jardín. “Son muy significativas para mi: me transportan al patio de la casa de mi abuela”, comenta Pauline.
La mesada se construyó en obra y se revistió con los mismos cerámicos de la alzada; el toque de carácter lo aportan las molduras de madera que decoran los bordes y cantos. Sobre la pared, una repisa provenzal pescada en un remate de la zona sirvió para organizar condimentos y colgar tazas.
Escaleras arriba
En la planta alta se encuentra el sector de descanso, con un dormitorio que tomó sus colores de los atardeceres que se aprecian desde la ventana. La cabecera está decorada con postigos y celosías que Pauline encontró en la chacra, y que se recuperaron respetando las marcas del paso del tiempo.
“Amo las antigüedades, los objetos y muebles que cuentan una historia. En un galpón encontré los postigones y una puerta; no dudé en reciclarlos y que sean parte del diseño del dormitorio, donde enmarcan la cama con un toque rústico”
El baño se revistió con detalles en mayólicas y fue pintado con un tono de verde Dumbo, de la cartilla de colores que Pauline creó especialmente para Prestigio.
Honrar la memoria
Mientras el sol baja en el campo bonaerense, los muros gastados del silo se ven más rojizos que nunca. Los caballos, testigos silenciosos de la reforma, se disponen a descansar igual que Pauline; con la satisfacción del trabajo cumplido y los recuerdos vivos en cada rincón.
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