Le dio a cada espacio un impronta cálida personal, con muebles y objetos restaurados o hechos por ella.
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Sin buscarse, se encontraron. Sabrina Spinelli y Eduardo, su marido, vivían con su hijo Marcos (que entonces tenía 2 años; luego llegaron Antonio y Olivia) en una casa que alquilaban, pero siempre atentos a “lo que pudiera aparecer”. Cuando vieron las fotos de esta típica casa chorizo, sintieron que había llegado el momento de preparar una nueva mudanza.
En la primera visita, saltaron a su vista las marcas implacables de los años. La aceptaron tal cual estaba porque, como buenos amantes de las casas antiguas, vieron el vaso medio lleno: un patio extenso con calcáreos originales, columnas de hierro fundido en la galería, ambientes con techos de cuatro metros de alto, aberturas dignas, cerramientos de vidrio repartido de colores y amplitud para una familia en crecimiento.
Conscientes de que la casa no era de ellos, pero que de todos modos sería su hogar, se concentraron en una reforma sin obra y a pulmón. En la transformación fue clave el talento de Sabrina (terapista ocupacional de profesión y decoradora de alma) para ver el potencial de cada espacio y poblarlo con muebles restaurados o hechos especialmente por ella, textiles y muchas, muchas plantas.
"Ante la falta de espacio de guardado, diseñamos muebles nuevos y los combinamos con otros restaurados. Mezclo objetos de distintas épocas y estilos que tengan un factor común: el color, el material o la textura"
Sabrina Spinelli, creadora de Casa Pastel y dueña de casa.
Para esta reforma sin obra, los dueños plantearon una ambientación blanca y despojada. En el salón principal, de 4,5x10m, ubicaron el comedor y el living, delimitado por la puerta de cuatro hojas y la chimenea. Como el comedor se usa todos los días, las estanterías (ModulZeta) contienen desde la vajilla hasta libros o recuerdos.
"Muchos de los muebles son fruto de nuestros recorridos por remates y anticuarios de pueblo"
El quehacer artesanal siempre estuvo presente en la vida de Sabrina, que durante los meses de aislamiento creó Casa Pastel, un emprendimiento online de objetos deco, accesorios y estilismo para marcas.
El característico patio con galería de las casas chorizo es donde pasan el día durante buena parte del año. Está pensado como una réplica del living-comedor para darles lugar a todos.
Cocina de ayer y hoy
Con los muebles originales y la incorporación de una mesa de apoyo y la isla, mantuvieron la estética de esas cocinas argentinas que están en el imaginario colectivo. Pintaron el bajomesada (que era verde inglés) y los azulejos con esmalte al agua.
"Los muebles que sumamos son abiertos. Me parece que las alacenas encajonan, limitan. Y acá interrumpirían la entrada de luz"
La cajonera tipo mercería parece antigua, pero es nueva. La dueña de casa le dio el efecto vintage con capas de cera en pasta y betún de Judea, y le sumó unos tiradores ‘Cubeta’. Está hecha en pino, una madera que usaron en varios muebles porque es versátil, accesible y resistente.
Colorido descanso
En los dormitorios, que son lugar de descanso y también de paso frecuente, se mantiene la combinación de fibras naturales, madera, tonos neutros y el toque verde de las plantas.
Como en este tipo de casas cada ambiente cuenta con tres puertas, las cómodas y las bibliotecas se adaptaron al espacio que quedaba disponible.
Siguiendo el tono de la cajonera, Sabrina pintó la guarda en la media altura de la pared y todo se ve renovado
Las camas de Marcos y Antonio eran de la abuela de Sabrina, que pacientemente lavó la madera con removedor en gel y varias manos de lija. El esfuerzo valió la pena.
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