La diseñadora, que en una época fue directora de Elle Sudáfrica, y su hija arquitecta unieron sus estilos en esta casa de inspiración Bauhaus en las afueras de Ciudad del Cabo.
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Esta vez, decidimos entrar por el contrafrente. Porque la casa de la diseñadora de interiores, estilista y ex directora de Elle Sudáfrica, Laureen Rossouw, y su marido revela allí gran parte de la reforma que hicieron junto con su hija, la arquitecta y artista plástica Renée Rossouw.
"Mi madre y yo trabajamos juntas seguido, alternando los roles de creadora y editora según de quién sea el proyecto. Yo soy más minimalista, pero entendemos el color y el estilo de forma parecida."
Arq. Renée Rossouw
La decisión de eliminar un dormitorio en el primer piso creó este estar con vista a los árboles del jardín y el parque vecino desde la base hasta la copa. Por si hiciera falta reforzar la doble altura, el revestimiento de ladrillos se colocó de modo vertical, y el larguísimo tiraje cobrizo de la salamandra se lleva más miradas que el fuego.
Con la reforma vino un cambio de distribución que le dio lugar a un comedor diario alrededor de una mesa ‘Tulip’ y sillas Eames originales (todo de Vitra). En toda la casa hay arte, y la cocina no es la excepción: abajo, obra del artista sudafricano Anton Karstel, detrás de algunas cerámicas de la enorme colección de Laureen.
Verlo todo
Lo esencial en la reforma fue conectar los ambientes, agrandar las aberturas e incluso colocar ventanas nuevas, como este ojo de buey. “Propuse esta ventana circular como eco de la arquitectura. La han confundido con una obra de arte: cuando detrás hay un jardín bien plantado, suelen serlo”, dice la dueña de casa con razón.
Seguir las curvas
Fue mirando de afuera, como pasa casi siempre, que Laureen y su marido quedaron encantados con esta casa de trazos Mid-Century e inspiración Bauhaus. Y la compraron aunque estuviera en pésimas condiciones. Entre los sólidos conocimientos de diseño y decoración de ella y la competencia de su hija como arquitecta, no podían fallar.
Durante la reforma, se mantuvieron las líneas rectas y redondeadas de la cáscara, pero llevando las aberturas al máximo. Un ejemplo genial son los ventanales curvos, que en planta baja cierran el living y, arriba, la suite principal.
Un living con carga geométrica
El living es un fabuloso ejercicio de geometría de inspiración Bauhaus, con paredes y ventanas semicirculares enfatizadas por un sillón de terciopelo verde del diseñador norteamericano Vladimir Kagan, que hizo de la curva su sello.
“Mamá fue el motor de esta obra; yo fui su guía en cuestiones de luz, volumen y espacio. Cuando empezó con la ambientación, solo diseñé los pisos, un mural y algunos muebles. El resto es producto de su coleccionismo de años, de sus ideas y de sus deseos”, comparte su hija.
Impactante escaleras arriba
El mural en el descanso de la escalera es obra de Renée Roussow. Girando a la derecha se llega a la suite principal.
Con estilo tropical -desde la manta al ventilador de ratán pasando por las plantas- detrás de la división vidriada que surge del respaldo de cama se hizo un escritorio para Laureen. Allí se reiteran los ventanales curvos (como en el living) y sillones del mismo estilo, esta vez tapizados en rosa.
El único espacio blanco
El baño principal es el único ambiente blanco, salvando las vetas del mármol y detalles puntuales en bronce y madera. La bañadera asume la posición central, como de isla, y tiene calculadas vistas a una ventana de vidrio repartido.
Un escritorio amado y colorido
“El escritorio es uno de los ambientes preferidos de la familia, lleno de recuerdos y de los colores primarios que todos amamos”, dice Renée. Un placard pintado de amarillo, las sillas de Le Corbusier en cuero teñido en el mismo tono, un escritorio azul, el rojo sinuoso en las cerámicas hechas por Laureen conforman este estudio lleno de energía.
Entre la colección de pósters vintage, uno original de las Olimpíadas de Múnich 72.
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