En la reforma integral de su casa, la arquitecta Cecilia Fidanza logró una fusión genial entre el estilo original de la construcción y un salto a la modernidad
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Con experiencia en interpretar la esencia de las construcciones, la arquitecta Cecilia Fidanza sintió que tenía la oportunidad de jugar el juego que más le gusta en su propia cancha. Junto con Matías, su marido, llevaban bastante tiempo en la búsqueda de una casa con jardín y espacio suficiente para su familia ensamblada, compuesta por los hijos de Matías, Mora (21) y Tomás (19), y los de la pareja, Carolina (8) y Federico (5). Al fin, en uno de los primeros barrios cerrados de Hudson, tenía ante sus ojos una vivienda sólida, con estilo definido y ubicación inmejorable junto al golf. Así comenzó el proyecto que emprendieron codo a codo: Cecilia, con su probada sensibilidad para las restauraciones; Matías, con ideas frescas, originales y bien recibidas. Así sacaron el mayor provecho del estilo y la distribución de una vivienda señorial que se revalorizó con intervenciones contemporáneas.
Sin las columnas ni la biblioteca empotrada, el living ganó luminosidad y fluidez.
Renovación elegante y sobria
En el living, el tono neutro, y el gris ‘Argos 7065’ de Sherwin Williams fue su alternativa al clásico blanco. “Pasamos mucho tiempo acá. Las mesas fueron pensadas para apoyar los pies sin culpa”, dice Cecilia. Sofás a medida tapizados con tela antimancha color ’212′ de Aquaclean Mystic (Laura Botinelli, de Art Capitoné). Sillones de un cuerpo restaurados (Bendita Madera) con almohadones de pana (Lote Propio).
"Nos enfocamos en generar ambientes funcionales, sin ningún espacio residual. Aquí, cada metro se aprovecha al máximo."
Cecilia Fidanza
Conectado con la cocina, cada noche el comedor es punto de encuentro para la comida familiar. Se lo equipó con mesa de petiribí diseñada por Cecilia (Antigüedades El Viejo Taller) y lámpara de techo ‘Chandelier Oslo’ (Landmark). El piso es de porcelanato ‘Antico Smoke Vite’ en baldosas de 1,20x1,20m (Totos Cerámicos). Los vajilleros, al día pintados del mismo gris ‘Iron Ore 7069’ visto en el resto de la casa.
Reutilizar lo que se tiene -y mejorarlo-
Experta en su oficio, Cecilia reutilizó y reubicó los muebles de la cocina original, que quedaron impecables con nuevas puertas en un actualísimo color. Dispenser de jabón líquido (Madison Market). Banquetas ‘Tólix’ (JB Lacroux). Lámparas ‘AR111’ led (Iluminarte Quilmes). Bacha ‘Luxor SI 85’ (Johnson Acero).
Amplia y con estructura ligera, la isla es el lugar para el desayuno, las comidas informales y para cocinar en grupo. El piso también acá es de porcelanato, esta vez ‘Basaltina White Vite’ de 0,60x1,20m (Totos Cerámicos).
“Prefiero que la cocina esté separada de otros ambientes. Derribamos la barra desayunadora y un pasillo que llevaba al garaje para crear el estar con la tele”.
Viaje al presente
El toilette hizo un viaje sin escalas hasta el presente gracias a decisiones acertadas: la mesada de líneas puras, el espejo de pared a pared y el color profundo de las paredes.
Planta alta unificada por el color
Al pie de la escalera, alfombra de yute (Hometh). “Me encantan las puertas robustas. Una señal de que la construcción es sólida”. En la planta alta, los nuevos pisos son de bambú, un material ecológico, renovable y de fácil mantenimiento.
“Los muebles flotantes son la opción más práctica para las mesas de luz. Y con apliques en la pared, para aprovechar toda la superficie de apoyo”.
“En los baños y en las cocinas es donde más se nota que una casa pasó de moda. Por eso proyectamos un espacio clásico que resista con elegancia el correr de los años”.
Eliminando el jacuzzi, Cecilia diseñó un mueble con dos bachas, puertas y una tolva para la ropa. Piso y revestimiento de pared de porcelanato ‘Bianco Apuano’ (Totos Cerámicos).
Movimiento libre
“En los cuartos de Carolina y Federico concentramos los muebles sobre las paredes, de modo que puedan moverse a gusto”.
Muebles diseñados por Cecilia en melamina blanca. Lámpara globo (I Wish Deco). Estrella y luna de fibras naturales (Paysana). Sobre el sillón heredado, manta artesanal (Mapuche Hecho a Mano). Alfombra de yute tostado (Hometh).
Para unificar la planta alta, los dormitorios se pintaron en color visón.
Un jardín para disfrutar
La galería se prolongó con un espacio definido por la pérgola de hierro, donde armaron un living que brinda una nueva situación de relax.
El jardín cambió por completo: las pendientes pronunciadas se suavizaron con terrazas escalonadas; y la pileta, libre de rejas, se conecta con la galería a través de un solarium. En las alzadas de los escalones, cerámicos ‘Flower Black’ (San Lorenzo).
Matías, que sufrió el trauma del parrillero abandonado en el quincho, quería que la parrilla estuviera integrada a la casa. Así surgió la idea de cerrar un extremo de la galería.
El cerramiento de hojas de vidrio templado se abre totalmente y, si hace frío o llueve, se cierra herméticamente. Fue el recurso ideal para que la galería sea una prolongación del interior. Cuando se abre el toldo, se agranda aún más la galería, uno de los lugares más preciados por sus vistas largas.
Donde antes había pasto que se encharcaba, surgió un espacio más limpio y disfrutable. El paisajismo estuvo a cargo del Estudio Diana Estévez.
El sueño del playroom
“El sótano fue una gratísima sorpresa, porque siempre quisimos tener un playroom. Como hay lugar de sobra, lo dividimos en tres partes para diferentes funciones”.
Definieron el ambiente en tres áreas: el estudio de Cecilia, el playroom con juegos, barra, cava y proyector de cine y un cuarto para Tomás, el hijo adolescente de Matías. El dormitorio de Mora (21) está en la planta alta.
Mantuvieron el piso de madera y el revestimiento de piedra Mar del Plata que le dan al ambiente la impronta íntima y rústica.
“Tuve mis dudas sobre el cambio en el techo, pero Matías insistió y tuvo razón: mejoró por completo la fachada sin alterar la impronta francesa de la casa”.
Impulsada por su marido, Cecilia se lanzó a quitar los techos cónicos de pizarra. La obra fue rápida, pero tuvieron que esperar a tener una semana sin lluvia porque solo tenían el cielo raso. “Formamos un buen equipo: él ve lo funcional y yo, lo estético”, concluye la dueña de casa.
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