El tradicional anticuario Calvaresi se amplió con un nuevo local en la calle Defensa, donde hoy tiene su propia galería de arte y diseño argentino contemporáneo que logró tras una reforma absolutamente impactante.
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Todo anticuario que se precie tiene o tuvo su local en San Telmo, y Carlos Calvaresi pertenece a ese círculo aúlico desde que hace 25 años instaló su local en la calle Defensa. Poco antes de la pandemia (y tras una obra que demandó tres años) se amplió sobre la cuadra siguiente con una galería de arte y diseño argentino que, para decirlo pronto, corta el aliento.
Si a cargo de la dirección de la galería están sus hijos varones, Guido y Franco; su hija arquitecta, Sofía Calvaresi fue, junto con su colega Piera Aglietta, la encargada de reciclar un edificio de fines del siglo XIX para lograr cuatro pisos brillantes: la trastienda con muebles de diseño retro en el sótano, la colección permanente de obras de arte nacional en planta baja, un espacio de exposición para artistas plásticos abierta al público gratuitamente (hasta el 20 de octubre pueden ver “Brote pictórico”, que reúne a 28 artistas argentinos) y un último piso vidriado, infartante por su estructura y todo lo que exhibe.
"Conservamos las columnas de fundición originales y les dimos el mismo tratamiento de las barandas de la escalera que se recorta contra la pared de ladrillo, bien iluminada para mostrar las capas que la hicieron crecer a lo largo de su historia."
Arq. Sofía Calvaresi, a cargo de la reforma junto con Piera Aglietta
Un edificio único, ahora más único
“Tuvimos la suerte de poder comprar este edificio de 1870, que nació como almacén de ramos generales con la vivienda del comerciante en planta alta, como era costumbre. Con el correr de los años, y ya con la temática de las antigüedades instalada en San Telmo, cambió manos entre una serie de anticuarios de distintos rubros, y el primer piso pasó, en todos los casos, a ser taller de restauración”, nos cuenta Carlos Calvaresi, enciclopédico y siempre entretenido.
“Encontramos el edificio muy deteriorado, y nos embarcamos en una obra realmente grande”, recuerda Carlos. “El resultado es un proyecto orgánico en su estética y recorrido: desde el minuto cero estaba claro que sería un lugar de exposición y que el espacio se debería dejar lo más libre posible para apreciar las obras”.
“Cuando empezó la obra yo era bastante más chica, y me animé porque lo haría con Piera Aglietta, que había trabajado con mi padre en varios proyectos anteriores. No era chiste: había que intervenir un edificio centenario y mantener su fachada, protegida por Patrimonio, en medio de una calle transitada. Durante largos meses fuimos vaciando el interior, cavando el sótano de atrás para adelante mientras asegurábamos las medianeras de los edificios vecinos. Un trabajo de hormiga”, recuerda Sofía Calvaresi.
“Los primeros tiempos de la obra se dedicaron a la tarea delicada de apuntalar las medianeras y la fachada, que se mantuvo y restauró. Venía mi papá y nos decía: ‘¡Pero acá no está pasando nada!’”
Una bomba en la terraza
Por la disposición municipal de no alterar la fachada histórica, este nuevo piso sobre la terraza se hizo retirado, es decir que no se detecta caminando por la calle Defensa. Pero, desde adentro, su estructura imponente impacta más aún en contraste con las antiguas edificacione del barrio. Sobre estas vigas de hierro, que se calaron con círculos decrecientes, se ubicó el techo de vidrio, que se puede proteger con toldos cuando el sol pega fuerte. Es un espacio en el que obras y muebles se lucen triplemente, una apuesta que Carlos Calvaresi hizo a conciencia porque, afirma, afecta positivamente las ventas.
“¿La reacción de la gente cuando llega a la terraza? ¡La mayoría me dice que me la quiere alquilar para vivir!”, dice Carlos Calvaresi, feliz de la vida con el resultado de esta obra titánica.
Recorrer todos los pisos es impresionarse por la cantidad y calidad de muebles originales mezclados con obras de grandes nombres del arte y, también, del diseño (un gran diferencial de la galería).
El amor al barrio
Carlos Calvaresi es un enamorado de San Telmo. Y de la Argentina. “Cuando me dicen que esta es una galería que podría estar en el Meat Packing District de Nueva York, yo contesto: ‘¿Y por qué no podría estar acá? ¡Si hay tanto talento!’”. Se lo nota entusiasmado con su proyecto y con el movimiento que tiene este lugar que define único por su riqueza arquitectónica, su bohemia indestructible, las mejoras positivas en el urbanismo circundante y la llegada de nuevos colegas. Lejos de sentir competencia, lo alegra que galerías como Nora Fisch, W-Galería, Piedras, Pasto o El Mirador se hayan instalado recientemente a pocas cuadras, lo que crea un interesante circuito.
“Atribuyo ese movimiento a la arquitectura de la zona, que es un plus para los que estamos en este métier. Si tenés una galería en Villa Crespo, existe siempre la amenaza de que los dueños encuentren más tentador vender para propiedad horizontal antes que renovar un contrato. Acá eso no ocurre, porque es un área protegida: desde los impedimentos de edificación, San Telmo no te expulsa. Y, entonces, los galeristas se encuentran con espacios amplios (y altos) para exhibir. Además, está la impronta cultural de la zona, con el Museo Moderno o el MACBA a doscientos metros”.
Timbre mediante
Conocer la zona es lo mismo que decir que se conoce a su gente. Calvaresi está más que acostumbrado a un público en el que se mezclan locales y extranjeros, compradores y vendedores y también, paseantes. “Pasa mucho. En otras zonas, a una galería tenés que llegar expresamente; acá es natural que la gente que viene de paseo tenga algún interés en el arte, y el que quiere entrar es porque le interesa el tema, aunque no venga a comprar. La puerta está cerrada; no es un local de ropa, pero tocan el timbre y acá estamos”, dice, sobre todo sobre los que vienen a ver las muestras gratuitas en el primer piso.
“De las cinco muestras anuales que montamos en el primer piso, una está dedicada al diseño argentino. La última fue ‘Bombonera’, que conjugaba diseño, arte, gráfica, arquitectura, interiores y repostería!”
Este fin de semana largo la galería estará abierta, con excepción del lunes, según su horario habitual, que es de martes a domingo, de 13 a 18. Defensa 1136. calvaresicontemporaneo.com
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