La reconstrucción de esta casa en Vicente López conjugó elementos aparentemente imposibles de reunir: claridad y estilo industrial, integración y privacidad, cuadros y mecánica.
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Cansados de la distribución de su casa, la artista Laura Ale y David, su marido, decidieron hacer una reforma pequeña para integrar la planta baja tirando unas pocas paredes y ubicar los dormitorios arriba. Sin embargo, la estructura de la terraza presentó dificultades imprevistas que los llevaron a replantearlo todo, demoler y empezar la construcción de cero.
El proyecto, a cargo de la arquitecta Silvia Soqueff, buscó adaptar ambientes de vivienda, trabajo y esparcimiento en cuatro plantas con grandes ventanales y claraboyas que le abrieran camino a la luz. Los dueños sumaron detalles: el acanalado en el hormigón del frente, barandas hechas con descartes de hierro y persianas con diseño de trébol.
El ansiado sector social integrado
Finalmente, superando contratiempos y cambios de último momento, la casa logró cuajar cada exigencia que se le impuso. Como broche, la colaboración con el interiorista Marcelo Mazza unida a las obras de Laura y de colegas admirados terminaron de materializar una casa llena de arte, tal como la pareja la había imaginado.
El enorme cuadro de Eugenio Cuttica disimula aún más la pared-puerta pivotante que esconde el taller de David. “Cuando necesitamos ampliar el espacio o en los días más frescos, se empuja y se integra a la cocina”.
"A Marcelo Mazza le transmitimos nuestro deseo de un estilo personal y el uso de materiales nobles que integraran el hormigón y fueran de fácil mantenimiento. Algo práctico, sencillo y elegante."
Laura Ale, artista y dueña de casa
Las mesas de centro, el sillón Chesterfield y la alfombra son una propuesta de Marcelo Mazza para este living destinado al entretenimiento. En los muros, carbonillas de diferentes tamaños traídas de viajes, máscaras de Sudáfrica y una obra propia, Magnolia.
Mejor en el patio
“En un primer momento, pensamos hacer la pileta en la terraza, pero nos dimos cuenta de que, así, la íbamos a aprovechar mucho más. Incluso la calefaccionamos, para compensar la falta de sol por la tarde”, recuerda Laura, contenta con la decisión que tomaron.
“La persiana enrollable fue una sugerencia de la arquitecta Silvia Soqueff. Cumplía con la premisa de bajo mantenimiento y brinda seguridad sin ser la típica reja: incluso cerrada suma diseño”.
La suite principal
En el primer piso se ubican los dormitorios y baños. El pasillo que los comunica remata en otra obra de Eugenio Cuttica, esta vez, “Retrato de Laura”, de la serie Newyorkers.
“Elegimos la paleta de colores de nuestro dormitorio con Marcelo. Después hablamos sobre la idea y el estilo que él pensó para la ambientación general y confiamos. Simple”.
“Quería que el baño fuera un verdadero espacio de relax. Para eso eran fundamentales una iluminación natural y una bañadera cómoda y profunda”. El largo vanitory con dos bachas de apoyo, grifería (Roca) y mesada de mármol blanco fue diseñado por la arquitecta Silvia Soqueff para que cada miembro de pareja tuviera su parte.
El cuarto de Sophi
En el dormitorio de Sophi, de 11 años, las mesas de luz y la cama (Marcelo Mazza) tienen rueditas para reconfigurar el cuarto a gusto y piacere en caso de que vengan amigas. Si la cama pone paralela al respaldar de pared a pared, funciona como sofá. “Dejamos a la vista la columna estructural recuperada de un desarmadero, que tiene un pequeño estante donde está la maceta”, cuenta Laura. Entre otros detalles, la persiana móvil crear un alegre juego de luces y sombras.
Un espacio de trabajo sensacional
“Cada uno quería su propio lugar de trabajo. David, un taller donde arreglar y trabajar en su moto y su camioneta; yo, un espacio donde pintar y desarrollar diferentes proyectos artísticos”, comparte Laura hablando sobre su estudio-taller en el último piso, que culmina en una terraza con jardín integrado. Aquí recibe gente, pinta y explora materiales y técnicas para llevar su obra a nuevos soportes.
“Para el jardín de la terraza elegimos plantas con flores blancas como las rosas ‘Iceberg’, y violetas, como la salvia guaranítica, que atrae mariposas y colibríes. Estoy con planes de armar workshops y compartir con alumnas este rincón tan especial”, se entusiasma Laura.
Una última sorpresa
Dijimos al inicio de la nota que la nueva casa tiene cuatro pisos porque, hoy, tiene un subsuelo donde la familia instaló una sala de cine. Si miran la imagen de abajo, a la izquierda, notarán en el piso una claraboya, que es la que le lleva luz natural.
El subsuelo es un refugio más oscuro y aislado que sirve como salón multiuso. “Lo usamos como cine, cuarto de huéspedes, sala de reuniones y juego y, también, para las piyamadas de Sophi”, comparte Laura. Los cuadros acompañan los sillones diseñados por Marcelo Mazza, que también tienen ruedas y se pueden correr y acomodar de la forma que más convenga de acuerdo a la ocasión.
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