Integrada, emplazada en un rincón o incluso oculta detrás de algún mueble, la manera en que se resuelve el espacio de la cocina varía en cada monoambiente. Con más ideas que presupuesto, los dueños de estos monoambientes lograron resolverlo muy bien.
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De todos los desafíos que implica la vida en un único ambiente, uno de los más grandes es la cocina. Que el horno y la cama convivan en un único ambiente no es lo ideal, tampoco lo es el tener que cocinar encerrado en un ambiente de un metro de ancho. Cuando el espacio escasea cada elección tiene su costo y depende de la creatividad de sus dueños encontrarle la vuelta.
Repasando algunos departamentos que visitamos en el último tiempo, que con diseño e ideas resolvieron un espacio clave.
Integrada y cálida
“La cocina tenía que ser linda porque la ves todo el tiempo”, cuenta Paula De Falco, dueña de este monoambiente y socia de Octava Arquitectura. Uno de los cambios más importantes que hizo al comprar su primer departamento estuvo en la disposición de la cocina, que no solo ganó en espacio sino que además se renovó en con cambio en los revestimientos.
La primera decisión de la arquitecta fue extenderla de punta a punta a lo largo del living comedor. La segunda, reemplazar las clásicas alacenas por unos estantes de madera laqueados y cambiar las mesadas y alzada por unas de mármol de carrara. “Tener estantes abiertos me obliga a tener las cosas elementales”, asegura De Falco. El mármol y la madera no solo sumaron calidez sino que además jerarquizaron un diseño modular básico.
Bloque de color
Cuando Victoria Diamore, socia de Dicha Studio, decidió renovar por completo el monoambiente en el que vivía con su marido, se valió del color como elemento clave a la hora de renovar la cocina. Entendiendo que se trataba de una construcción nueva y que volver a hacerla significaba una gran inversión, apostó por una verdadera lavada de cara con la ayuda de pintura en techos, paredes y revestimientos y el asesoramiento de la diseñadora Marina Christe, especialista en color.
El color fue clave para sectorizar, decisión que se reesforzó gracias con una barra. “La hicimos con una forma inusual que surge de las diagonales que tracé para darle más espacio a la cocina. Permite que uno esté sentado sin molestar al que está cocinando y, a la vez, amplía el paso”, explica. Pensando en soluciones para las alacenas que no se iban a cambiar se cubrió las tapas con espejos.
“Puse espejos en las alacenas para aprovechar los muebles existentes que no estaba dispuesta a hacer a nuevo. Volvería a repetir ese recurso porque desdibuja los volúmenes en espacios chicos”.
Salir del closet
Cuando Romina González, fundadora de Estudio Habitante, compró como inversión un monoambiente en una planta baja de Recoleta, sabía que tenía que hacerlo a nuevo. Digno exponente de su época el departamento tenía la cocina oculta dentro de un placard, algo que entonces se percibía como un beneficio pero que poco se condice con el estilo de vida actual.
Al analizar el plano y repensar sus posibilidades, la decisión no fue solamente remover el armario que contenía a la cocino sino darle un lugar protagónico. Además de ocupar la pared donde originalmente estaba, se extendieron las mesadas y alacenas hasta la puerta del patio, rodeando el “comedor”. Una curva estructural de la construcción cobro relevancia gracias al nuevo diseño. “Cuando empecé a trabajar el plano, me encontré con la curva donde hoy está la cocina y me gustó tanto que la retomé, como punto de partida del diseño”, asegura la ingeniera.
"En mis proyectos, siempre busco incluir madera y algún elemento de color que genere contraste. En este caso, fueron los muebles de cocina, con ese azul tan profundo."
Ing. Romina González, fundadora de Estudio Habitante
Para los muebles, que hizo a medida, eligió una melamina sobre MDF con madera en los tiradores. Un tabique varillado al costado ofrece una pared mínima para crear una suerte de hall de entrada y no ver la heladera chiquita no bien se entra.
En negro
Cuando una joven pareja convocó a las arquitectas Alejandra Tobar y Vanesa Schmidt, socias de Vara Arquitectura, para reformar su PH el primer pedido fue que “tuviera espíritu de casa”. La respuesta llegó de la mano de un gran mueble de madera que sumó calidez y ayudó a sectorizar. Entendiendo que la atención iría ahí, se intervino la cocina sin mucha obra ni grandes inversiones: la idea fue llevarla a un negro pleno que acompañe sin desentonar.
La cocina se mantuvo original con algunos cambios puntuales. Los frentes de las alacenas y los herrajes se cambiaron por unos negros, igual que la pastina de las venecitas (originalmente, blanca). “La idea era lograr una cocina bien monocromática”.
Al resguardo
A la hora de proyectar este monoambiente en Experiencia Living 2023, la arquitecta Rocío Brunet y su hermana, Natalia Brunet, de Vint Market tuvieron cada detalle en cuenta. Pensado como oficina y pied à terre en la ciudad para un arquitecto, la dupla entendió que el monoambiente debía poder recibir clientes pero también funcionar como vivienda. Una columna de extremo curvo en melamina fue la solución para que, al entrar, se vieran objetos de diseño en lugar de la cocina.
"En este monoambiente de 45m2 con dos laterales vidriados, ubicamos la cocina sobre una de las paredes, y llevamos la barra frente a la ventana para comer y desayunar con vista."
Arq. Rocío y Natalia Brunet, fundadoras de Vint Market
Además de generar una suerte de hall de entrada, el tabique duplicó el espacio de guardado en la cocina. La barra frente a la ventana, liviana en su diseño, ofrece postales únicas del puerto sin interferir.
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