Dee todas las notas que publicamos este año, elegimos 12 cuartos que, con su estilo maximalista transportan, inspiran y dan sensación de cobijo.
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Algo que los decoradores (y nosotros mismo, por supuesto) saben muy bien es que muchas veces los grandes esfuerzos e inversiones decorativas suelen reservarse para los espacios sociales. Y cuando llega el momento de pasar al cuarto, no nos sentimos tan urgidos para hacerlo porque, después de todo, no están a la vista. Pero tener un lindo dormitorio ayuda a pensar mejor el resto de los ambientes. ¡Y muchas otras cosas también!
Colores con firma
Este año, nos dimos el lujo de visitar una obra del genial arquitecto Luis Barragán, una joya de la arquitectura mexicana que hoy es casa de familia y el centro cultural Tetetlán, en el mismo predio. “Él siempre trabajó con Chucho Reyes que era un gran colorista, se apreciaban y complementaban muy bien. Aquí eligieron tonos ocres, terrosos, leñosos, piedra”, explica César Cervantes, artífice de la puesta en valor de esta austera casa familiar rodeada de piedra volcánica que, a 70 años de su construcción, no pierde vigencia.
La niña de la casa
Así es el dormtorio que la artista Laura Ale ideó para su hija de 11 años. “Dejamos a la vista la columna estructural recuperada de un desarmadero, que tiene un pequeño estante donde está la maceta”, cuenta Laura. Entre otros detalles, la persiana móvil crea un alegre juego de luces y sombras, y la mesas de luz y la cama tienen rueditas para reconfigurar el cuarto a gusto y piacere en caso de que vengan amigas.
WOW Factor
Elevándose en medio de un pintoresco pasaje de Palermo, esta casa combina la impronta del barrio con la personalidad de Axel, un profesional de la comunicación y las relaciones públicas, que le encargó al arquitecto Juan Pinilla la remodelación de su PH de 58m2 distribuidos en dos plantas.
“Los materiales y el interiorismo de la suite reflejan un momento mucho más power y de gran expresividad en la vida del dueño de casa”, comparte Juan Pinilla.
La reinvención del conventillo
La arquitecta María Carballo compró en La Boca una amplia propiedad que data del 1800 y allí por fin pudo cristalizar el sueño de la casa propia. “Como todo en conventillo, precario, los muros no tenían más que madera y, por lo tanto, se filtraba aire y entraba tanto frío como calor”, nos explica María, por lo que las paredes del dormitorio que dan al pasillo y al balcón exterior, fueron engrosadas con placas de yeso para generar una aislación en el medio.
“Elegí el azul porque remite a una estética náutica ligada con los barcos de inmigrantes que llegaron a La Boca; además, el machimbre original del conventillo tenía un tono parecido. Por último, me resonó el nombre del código de color: ‘Refugio’”
El chico de los colores
Así es el cuarto del interiorista Ramiro Suárez, “El chico de los colores”, tal como se presenta en su Instragram @decorama_designer. “Después de pintar la pared del dormitorio con un tono acqua, sentí que faltaba algo más y apliqué un patrón en gris claro, gris oscuro y mostaza hecho con esténcil”, revela Ramiro sobre lo que, a simple vista, parece un empapelado. Con el mismo espíritu artesanal creó el respaldo de cama. “Lo hice con parte de un futón. Hay quien prefiere sacar y volver a comprar. Yo, en cambio, creo que hay que cuidar los objetos para que duren y siempre darle una oportunidad a lo que puede tener una función”.
Imperdible
Para equipar una casa prefabricada donde vivió mientras duraba la restauración de un antiguo rancho de adobe, en medio de los Valles Calchaquíes Delfina Magrane acudió a viejos muebles que estaban en el campo, y otros tantos que llegaron de Buenos Aires recorriendo varios días en la ruta. Como las paredes no eran de muy buena calidad, decidió sumar una capa aislante que protege los interiores del clima de montaña. En el dormitorio, enteló ese material con un rollo de cotín colchonero que consiguió en tiendas San Juan de Salta.
Para vivir todo el año en colores
La historiadora del arte y fotógrafa Nicole Castillo (33) nos mandó imágenes su casa, en un remoto bosque de Suecia. Acá, el dormitorio que ella y su marido hicieron personalmente (como toda la casa, por otro lado) para su hijo Valter, de 8 años. “Es fan del Hombre Araña, y nos pidió un cuarto con paredes azules y pisos rojos. Encontré esta vuelta de tuerca para convencerlo: suelo rojo y blanco, paredes neutras y un sofá azul”, cuenta, entre risas, su madre.
Sereno refugio
Lograr la calma que naturalmente busca la vida privada fue el desafío principal de Josefina Giordano (al frente del estudio Moscú Company) y Paz Engelmann (diseñadora y creadora de la marca de textiles Pezkoi), en este tres ambientes de 75m2 dentro de un complejo con una gran pileta (y la consiguiente vida social) en el medio.
Un norte clarísimo
La diseñadora de interiories Leticia Rocco, fundadora del Estudio 11.11, no pudo haber encontrado mejor destino para este biombo antiguo pintado a mano que estaba en la casa anterior de sus clientes. Lo ubicó en el cuarto de huéspedes en planta baja y marcó el rumbo para usar tonos de verde que brindan un efecto escenográfico.
Una historia única
Hace seis años que, junto con su familia, el correntino Oscar Rinaldi abandonó el confort y el estilo de vida cosmopolita de Londres para mudarse a un derruido castillo del siglo XV en Chinon, en el Valle del Loira. Allí, junto con su marido Jeffrey Zeidman, y sus tres hijos siguen poniendo a punto Château de Belebat, donde disfrutan de una vida inimaginable para la mayoría y reciben húespedes todo el año. No se pierdan la nota completa haciendo click acá.
Estilo inglés
“Yo siempre había vivido en casas coloridas y alegres y esta, que era más clásica, me resultaba muy fría. Recuerdo que, cuando empecé a pintar todo, la familia de mi marido quedó un poco shockeada, ¡algo que yo ni siquiera imaginé que podía pasar!”, recuerda la Ale Sly sobre su llegada, hace muchos años, a esta casa de Maschwitz. Estilo inglés a la vista.
Cálida sobriedad
Javier Biglieri, fotógrafo y director creativo de Büro Content Studio y Rodrigo Pedreira, actor y creador de Hábitat Concept, pudieron alquilar el chalet en La Lucila que le había pertenecido a la abuela de Javier tras la salida de los últimos inquilinos, justo cuando evaluaban la idea de convivir. No dejen de mirar la reforma súper ingeniosa que hicieron acá.