Marina Besada mapeó a artistas del municipio y creó una colección virtual que aúna a quienes trabajan con ambiente y territorio. Ahora, busca profundizar la propuesta con un nuevo proyecto.
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Cuando la artista plástica Marina Besada se mudó a Vicente López hace ocho años, tomó interés por la escena de arte local y mapeó a más de 300 artistas de la zona. Ese fue el inicio de MACVILO: museo de arte contemporáneo de Vicente López, un proyecto que busca poner en diálogo el territorio de este municipio con la obra de artistas que lo habitan.
“Había obras de artistas con una sensibilidad particular hacia la naturaleza que me llamaban la atención, porque se vinculaban con mis intereses y búsquedas. Contacté a varios, tuvimos reuniones y les propuse una modalidad de museo efímero: armar una colección para mostrar su obra y una ‘inauguración’ con acciones o intervenciones en el Parque Natural La Lucila, en el Paseo del viento”, cuenta.
¿Cómo fue esa primera experiencia?
Maravillosa. Había muchos artistas que no conocían el parque, lo cual me llamó la atención, porque cuando lo descubrí era mi lugar en el mundo. Es una parte poco conocida del vial costero que tiene un “órgano de viento”, una escultura que brinda una experiencia sonora. Este lugar ya tenía esa característica de obra en diálogo con la naturaleza, con el viento. También tiene una reserva que empezaron a cuidar los vecinos y un proyecto de observatorio de aves armado por un ambientalista del municipio.
Me llamó la atención la cantidad de artistas que generan obra muy potente que están en este lugar y que no se conocían. Generar interconexiones entre la naturaleza que nos rodea y entre nosotros, que estábamos dispersos y aislados, es el corazón del proyecto
MACVILO es un proyecto digital, efímero y territorial. La colección y los registros quedaron publicados en la web para que se puedan visitar, pero el fuerte era llevar a los artistas a entrar en diálogo con la naturaleza. La gran mayoría de los que están en la colección quisieron sumarse a esa inauguración y activar sus obras o generar nuevas para esa tarde en el río. Les propuse expandir la idea de límite que nos impone la entidad de un museo.
¿Este seguirá siendo el modus operandi de MACVILO?
Pueden existir otras instancias, no quisiera que si el proyecto crece queden afuera obras que tocan otras cuestiones por tener una posición muy radical. Pero sí me parece importante destacar que posiblemente haya algo en el territorio que genere una sensibilidad particular. Desde que vivo acá incorporé el río a mi vida; Buenos Aires le da la espalda. Hay algo de eso que pienso que está presente en los artistas que convoqué.
MACVILO es un proyecto orgánico, fluído y evolutivo que apunta a construir vínculos con el entorno y un reconocimiento comunitario, fortaleciendo la identidad y la legitimación de una cultura contemporánea local, que pueda concientizar sobre el espacio habitado
¿Cuáles son los próximos pasos?
Estuve desarrollando un proyecto que se llama “Las reservas”, una acción que vincule artistas, naturaleza y acciones regenerativas. Es un proyecto que terminé de desarrollar y pulir cursando la Diplomatura de Perspectiva Ambiental en Industrias Creativas de Untref.
En el municipio de Vicente López hay lugares que no tienen catalogación de reserva, y deberían ser protegidos. El proyecto MACVILO, como acción artística, los enunciaría y los declararía reservas. Aunque no tendrían protección legal, el hecho de que se los enuncie, se los evidencie, propiciaría que la sociedad empiece a mirarlos con otros ojos, a cuidarlos más. Consiste en una nueva exhibición, y una articulación con un vivero inclusivo local.
¿Cómo ves el vínculo del arte con lo ambiental, especialmente en este momento del país en el que estas cuestiones parecen quedar en segundo plano?
El arte tiene capacidad de transformación porque habla en un idioma que atraviesa las palabras, va más allá de una posición política o un negacionismo, tiene un poder de sensibilización y de concientización. Me parece importante que los artistas empecemos a tomar conciencia, porque estamos en un momento muy complejo de la historia de nuestro planeta, y tenemos que conectar con eso para utilizarlo, darlo a otros, y que esos otros se transformen. Cuidar el ambiente es fundamental para cuidar a cualquier persona.
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