Con la unión de un frondoso vergel urbano y colores vibrantes, un diseñador de interiores plasmó en su departamento el estilo que lo representa y que llena de sensaciones positivas su vida cotidiana.
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Las tonadas de provincia, una más linda y musical que la otra, se mezclan en la voz del interiorista Ramiro Suárez. “El chico de los colores”, como se presenta en su Instragram @decorama_designer, nació en Santiago del Estero, estudió Diseño de Interiores en Córdoba y vive desde hace once años en Buenos Aires, donde lo sigue una clientela afín a su gusto por los espacios estimulantes y consciente de su solidez profesional, ya que Ramiro maneja a la perfección los oficios vinculados con las obras.
Cuando comenzaron la convivencia con Jorge, su pareja desde hace ocho años, el primer paso después del desembarco en este dos ambientes de Villa Ortúzar fue darle nueva vida, y Ramiro lo hizo con los elementos que nutren su imaginación y su trabajo: las plantas, los tonos vibrantes y los objetos nuevos o recuperados que dan identidad.
El uso del color, explicado
En el living, lo que Ramiro buscó destacar como punto focal está pintado en el tono ‘Calypso’ 6950 de Sherwin Williams, mientras que usó látex ‘Z10′ gris para las vigas y el resto de las paredes. “El color es un generador de sensaciones. Lo uso para establecer contrastes fuertes, pero de modo equilibrado”.
"En las paredes y las columnas, usé el color más estridente para definir sectores; en las vigas, el gris, como un modo de conectar los espacios."
Ramiro Suárez, diseñador de interiores y creador de @decorama_designer
“A partir del centro que marca la tele, cada lateral debía tener una impronta. En el comedor, es la línea diagonal, que además da la sensación de mayor longitud”.
Moodboard
“Hago cambios para poner en movimiento lo que queda estancado”, dice Ramiro, que giró el sentido de la estantería que se ve bajo estas líneas y ahora la usa acostada, porque así queda mejor en este determinado lugar. La pintura del tucán es una obra de su mamá.
Más creatividad que plata
Ramiro pintó los muebles de la cocina con este verde menta que transformó por completo el ambiente. Luego generó un contraste llamativo con la franja anaranjada contra el cielo raso.
Escenario tropical
La profundidad del balcón les dio la oportunidad de tener un generoso espacio al aire libre para trabajar, comer algo rápido o descansar en la hamaca paraguaya. “Hoy me toca vivir en la ciudad, pero amo la naturaleza. Por eso armé mi mundo incorporándola donde pudiera”, dice Ramiro sobre el clima exuberante que le dio.
Simples toques
El baño, que aún no tuvo cambios, se puso a la altura del resto de la casa con la cortina que aporta color y diseño y la franja anaranjada contra el cielo raso, como en la cocina.
DIY en el dormitorio
“Después de pintar la pared del dormitorio con un tono acqua, sentí que faltaba algo más y apliqué un patrón en gris claro, gris oscuro y mostaza hecho con esténcil”, revela Ramiro sobre lo que, a simple vista, parece un empapelado. Con el mismo espíritu artesanal creó el respaldo de cama. “Lo hice con parte de un futón. Hay quien prefiere sacar y volver a comprar. Yo, en cambio, creo que hay que cuidar los objetos para que duren y siempre darle una oportunidad a lo que puede tener una función”.
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