Sobre la base de una arquitectura que resiste a las modas, una familia joven planificó reformas tan puntuales como eficaces y una deco que alegra la vida cotidiana
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Decididos a dejar su departamento en Acassuso, Mery Rojo Vivot y su marido salieron a buscar una casa con jardín para echar raíces junto a sus dos hijas, que entonces eran pequeñas. Ante la primera que vieron, los dos tuvieron la misma sensación: “Es esta”. Sin embargo, sus visiones sobre el futuro de la construcción eran distintas. “Él podría haber entrado a vivir en ese momento. Yo sentía que teníamos trabajo por delante para actualizarla y darle nuestra impronta”, cuenta Mery.
Todos se sorprenden con la puerta de entrada: perteneció a Mariquita Sánchez de Thompson y el dueño anterior la compró en un remate. Ese estilo continúa en el hall con el banco de anticuario.
Prioridades claras
Guiada por la experiencia de varias mudanzas y por su buen ojo para la decoración, Mery se concentró en modificaciones precisas: traer luz al interior y generar continuidad entre los ambientes. Para eso, reemplazaron un montón de ventanas chicas por aberturas que agrandaron las visuales hacia el exterior, cambiaron los pisos por otros más claros y pintaron las paredes en el mismo tono. Sobre esta base, surgió el interiorismo, con un juego infalible de blanco, negro y texturas que sumaron calidez.
Mery es una apasionada de la fotografía. A tono con los colores elegidos para una deco armónica, va rotando algunas de sus obras en blanco y negro, que dan la nota artística y personal.
“De a poco, fuimos armando la casa con cosas que trajimos, otras heredadas y algunas que fuimos comprando. Me gusta unir el trabajo que hay en los muebles antiguos y la simplicidad de lo moderno”.
En una vieja edición de Living, Mery encontró el dato de Rigoberto, un experto que hizo el piso con la técnica de calcáreo in situ. Frente al hogar de 2,60x1,80, alfombra de yute (Rugit). Sillas ‘Ghost’ de Philippe Starck (Manifesto) con corderitos (Las Cabrera). En el comedor mantuvieron el juego de sillas y mesa que estaba en la casa, que fue restaurado en El Chañar. Cortinas de lino off white. Aberturas de toda la casa color ‘Jagger’ (Upstairs).
"Los cuadros se perdían en el tiraje enorme de la chimenea hasta que decidimos cubrirlo por completo con un espejo. El efecto es impactante"
Mery Rojo Vivot, fotógrafa y dueña de casa.
Afuera, el color
En una sola planta, la distribución clásica de la casa a la familia le resulta muy cómoda. Desde el patio interno, se nota la separación entre las áreas privadas y las sociales, que en el interior se unifican por el estilo de la decoración.
“Hace un tiempo descubrí la potencia del rojo. Junto con el gris y el verde, crea un conjunto vital y alegre”
Cocina luminosa
El ambiente en el que pasan gran parte del día se renovó con los mismos colores que usaron en el resto de la casa. También cambiaron la ubicación de los artefactos y sumaron la isla. Pisos de calcáreos gris y blanco (Giacomozzi). Sobre la mesa de campo heredada, pan rústico (@panbarro).
El antiguo garage ahora es un patio lateral con mucho verde, que conecta con la parrilla y la galería. Parece mentira que donde hoy están el ventanal y la puerta, antes hubiera una pared con una ventanita.
Dormitorios simples y frescos
“Los dormitorios de los chicos se usan solo para dormir y mantienen el estilo del resto de la casa: ambientes simples, frescos, que transmiten paz”.
El dormitorio de Bautista se ambientó en variaciones de blanco y gris. La cuna hecha por un carpintero, es la que usaron sus hermanas.
Suite de estilo despojado
En la ambientación de esta casa, reconoce la influencia de referentes como Isabelle Firmin Didot, Mery Giménez y María Faure (de Upstairs), que la ayudó a definir la paleta. La suite principal mira hacia el jardín y el patio interno. Con la luz natural como protagonista, optaron por un estilo despojado.
La decoración siempre estuvo presente en la vida de Mery. Recuerda un ritual: cuando era chica, faltaba a la escuela para ir a Casa FOA con su madre.
Para alegría de las chicas, la casita llegó como regalo de una amiga Mery le dio un marco de realismo soñado con el cerco de boj y dietes.
Proyecto a medida
A la casa le faltaba una galería. Mery tomó medidas, hizo el diseño y coordinó los trabajos para construir esta estructura, que –en el mismo tono de gris de las aberturas– se consagró como un espacio de encuentro con sombra al aire libre, integrado a la parrilla y a la pileta y, lo más importante, sin interrumpir la vista hacia el jardín.
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