Esta familia trajo de Italia sus muebles y su deseo de vivir rodeada solamente de lo esencial, en un hogar con patio central y el blanco como protagonista.
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“Balcones llenos de flores blancas, escalera maciza de piedra, horno a leña... Hogar con olor a humo, pisos de madera, damero, calcáreos. Árboles eternos, un parque con pendientes y un rincón con el recuerdo de lo que había sido la carnicería del pueblo”. La villa piamontesa donde vivieron Floppy Dursi y su marido prácticamente se materializa en sus descripciones. Hay una esencia que trajeron de allí y es la que define su vida en Buenos Aires, tanto como Hogares Conscientes, el estudio que crearon para replicar el concepto de aquella casa y de esta, ambas bautizadas Villa Raimonda.
Floppy, además, es productora de Para Ti Deco, de ahí la mano y el ojo para crear ambientes fotogénicos con lo mínimo, un talento que ella resume como captar “lo extraordinario de lo ordinario”. Allá y acá recuperaron muebles y materiales de obra que transformaron en objetos decorativos o funcionales y moldearon un entorno etéreo acorde a su filosofía de transitar sus días livianos, muy livianos.
Interiorismo diáfano y sintético
"Villa Raimonda es la última casa donde vivimos en Italia y nuestro primer hogar en la Argentina, completamente blanco y con inspiración de muchos lugares que tocamos y nos tocaron."
Floppy Dursi, interiorista, estilista y dueña de casa
Cruzando el hall de entrada y hacia la derecha se encuentra este ambiente de estar que se ambientó con cortinas de gasa y almohadones de lino (Kinka).
Diáfano y sintético, el interiorismo sublima el espacio, concepto que la dueña define como equilibrio, paz y calma: “Es la suspensión del tiempo, y nos permitimos eso”.
El living se equipó con sofás mullidos, un sillón tapizado en pana color cognac (Vaguada), mesa ratona (Raimonda) con camino de arpillera (Plain Textiles) y cuadro abstracto de gran formato (Baby Dursi). Cortinas de pana dividen espacios y generan intimidad.
Imposible imaginar un entorno mediterráneo sin un olivo. Visible desde todos los ambientes, el árbol se erige en el centro del patio evocando el tiempo que la familia pasó en La Toscana.
Una cocina con lo necesario
El comedor integrado a la cocina se organizó en torno a una mesa de obra con terminación en cemento alisado color hueso (@obran.do) con sillas de esterilla restauradas (Estudio Ayke), lámparas colgantes de la línea ‘Raimonda’ (Casa Tilia) y cuadro abstracto (Baby Dursi).
“Nuestra premisa: ‘Lo que es realmente necesario’”, comparte Floppy desde esta cocina, que prioriza planos libres de estantes y alacenas.
En el filo de la alzada, un cuadro comprado en un anticuario piamontés con las mondine trabajando en los campos de arroz.
Revestimiento de pared en cemento alisado (todo de @obran.do). Bancos de madera recuperada (Estudio Ayke). Igual que toda la casa, la cocina tiene piso de hormigón llaneado a mano color hueso.
Galería y jardín
Los dueños ataron con alambre una por una las hojas de poda de palmeras.
El diseño consciente guió el proyecto desde el inicio: distribución, orientación y superficie se estudiaron con un ingeniero para definir la materialidad y el sistema de calefacción más eficientes.
El interior de la pileta pintado de blanco le da un color único al agua.
El orden como herramienta
Un rincón de lectura con un banco de laurel y una lámpara ‘Nävlinge’ (Ikea Italia).
“La sábana que cubre la cama me la regaló un gran amigo con quien empecé a recorrer el mundo de los mercatini y a restaurar muebles. Todo lo que nos rodea nos recuerda quiénes somos”.
En el baño, espejo con marco de hierro hecho a medida, grifería ‘Triades’ (FV), mesada revestida en cemento alisado (@obran.do), jabón artesanal (Saponarium), arreglo verde (Don Ramón).
En el toilette, bacha de piedra recuperada de una villa italiana y canilla de bronce comprada en la feria de San Telmo.
De inspiración mediterránea
Para los dueños no hay trucos: el orden, más que una regla, es una herramienta para discernir lo necesario de aquello que no lo es, y esa visión se extiende también a los espacios de sus hijas.
La paleta de blancos y tonos tierra, un pintoresco secreter y grandes ventanas dejando pasar la claridad; el dormitorio de las más chicas de la familia mantiene la inspiración mediterránea.
La cama de Juana, la misma donde dormía su papá cuando era chico, tiene respaldo tallado a mano.
Guardiana de la fortaleza
La puerta construida en el siglo XIX fue rescatada de una extinta villa piamontesa.
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