Cargada de historia, la franja este de Buenos Aires ofrece una amplia variedad de actividades culturales y recreativas; nada mejor que una dupla de feriados para lanzarse a hacerlas
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En vísperas del fin de semana largo que honra al creador de la bandera, Manuel Belgrano, recordamos la joya arquitectónica en la que se montó su mausoleo, digna de ser visitada: el Convento de Santo Domingo, anexado a la Basílica de Nuestra Señora del Rosario. En las inmediaciones de este complejo cuyas partes más antiguas se remontan al siglo XVIII, también merecen un paseo otras iglesias y museos protegidos por las leyes de patrimonio. Y por qué no, en este viaje al Centro, refrescar otros rincones cargados de historia y cultura.
Convento de Santo Domingo
Los dominicos desembarcaron en esta esquina de Avenida Belgrano y Defensa en el siglo XVII y construyeron los edificios que todavía hoy vemos, entre los años 1751 y 1856. El predio fue sede de batalla durante las invasiones inglesas de principios del 1800, y es por eso que allí se encuentran las banderas que el militar Santiago de Liniers tomó al recuperar la Ciudad. También, hay banderas de las batallas de la Independencia donadas por Manuel Belgrano.
De estilo neoclásico, y, como tal, sin excesivos ornamentos, en la Basílica, las líneas simples y los tonos claros de las paredes invitan al silencio y hacen que se destaquen los tallados de las puertas de madera, así como los mármoles esculpidos en las columnas y la nave central. Defensa 422. Visitas guiadas, dom. de 12 a 13 y de 14.30 a 18 @santodomingobaires
San Francisco de Asís y Museo Altos de Elorriaga
“La esquina de Defensa y Adolfo Alsina es una esquina muy interesante porque estamos trabajando en la restauración de la Basílica de San Francisco de Asís y la Capilla San Roque, y, en paralelo, se reparó la fachada de la Casa Altos de Elorriaga (1808) y el Gobierno de la Ciudad puso en valor la Farmacia de la Estrella, la más antigua de Buenos Aires”, nos cuenta la arquitecta Mariana Quiroga, especialista en patrimonio y directora de Ejecución en el Ministerio de Obras Públicas de la Nación.
Altos de Elorriaga es una de las primeras casas del mapa porteño e integra, junto a otros inmuebles de valor patrimonial –como la Casa de Ezcurra, la Casa de los Altos de la Estrella y la Casa de los Querubines–, el Museo de la Ciudad. Adolfo Alsina 417. Lun. a vie. de 11 a 19; sáb. a dom. de 11 a 20. Martes cerrado.
En lo que a la iglesia respecta, es la más antigua de la Ciudad. Es que los franciscanos –de cuyo líder, San Francisco de Asís, tomo el nombre Jorge Bergoglio para su papado– establecieron su orden en Buenos Aires hace más de 800 años, en 1209. Su primer templo llegó a principios del siglo XVII y parte del edificio que hoy vemos, hacia mediados del 1700, bajo un proyecto del arquitecto colonial Andrés Blanqui.
¿Por qué “parte del edificio”? Porque el 14 de diciembre de 1807 se derrumbó la fachada de la basílica, y recién 104 años después, en 1911, fue posible apreciar su completa renovación, comandada por el alemán Ernest Sackmann. Entonces, quedó atrás el estilo colonial español, simple, plano y de colores neutros, para dar lugar a un frente e interior barroco, cargado de relieve, detalles dorados y pátinas coloridas en algunas de las paredes.
Las obras de reconstrucción, que están en curso, buscan detener el deterioro del edificio y recuperar su integridad física y lenguaje, en tanto fue uno de los templos más afectados en la famosa quema de iglesias de junio de 1955.
Otros lugares cercanos que recomienda visitar la arquitecta y especialista en patrimonio Mariana Quiroga: la Manzana de las Luces, el Zanjón de Granados y el Museo del Bicentenario (ex fuerte de Buenos Aires y Aduana Taylor)
Teatros y un clásico en Avenida Corrientes
Con su programación –que incluye talleres, obras teatrales, cine y sesiones musicales– el Teatro Colón, el Centro Cultural Kirchner (ex Palacio de Correos y Telecomunicaciones) y el Teatro San Martín no tienen nada que envidiarles a los mejores centros culturales del mundo. Ni por la acústica, ni por sus escenarios, ni por la calidad edilicia. Cada uno, con su sello, refleja una época particular de la música, la danza, el teatro y, también, de la arquitectura. Están nucleados en San Nicolás, el barrio comprendido por las avenidas Córdoba, Callao, Rivadavia y Eduardo Madero.
El Colón es el más viejo, de 1908. Le sigue el CCK, que se reinauguró en 2015 incorporando las más altas tecnologías, pero que se había construido en 1928 para oficiar de sede del Correo Central.
El San Martín llegó más tarde, en los años 60, y su estilo modernista lo refleja. Su fachada e interiores son mucho más austeros y despojados que los de sus pares; la transparencia del frente vidriado incorpora la calle al hall principal, a diferencia del secretismo que emanan los dos edificios monumentales de principios del siglo XX, y en los pasillos siguen plantadas las sillas Barcelona, símbolos del racionalismo que Mario Roberto Álvarez incorporó mirando al arquitecto germano-estadounidense Mies Van der Rohe.
En el Centro Cultural Kirchner impacta el salto arquitectónico: su impronta es casi futurista y el tamaño de sus salas asombra. El Auditorio Nacional, la sala sinfónica, cuenta con un escenario de 250 metros cuadrados y capacidad para 1750 espectadores. En otro de los espacios, la Sala Argentina –reconocida por su impecable acústica– entran 530 personas más. Allí estará performando la pianista rusa Irina Dichkovskaia el domingo 18 de junio, mientras que en el resto de las instalaciones se proyectarán películas internacionales y, también, el multicompositor Axel Krygier recreará La dicha en movimiento, el inolvidable disco debut de Los Twist.
Visitas guiadas regulares: teatrocolon.org.ar; cck.gob.ar; complejoteatral.gob.ar.
Dato curioso: las tres construcciones, juntas, suman alrededor de 140.000m2
Al margen de agenda activa y de las visitas guiadas tradicionales, es posible (¡y muy recomendable!) recorrer los talleres escenotécnicos, en donde se palpa la realidad del tras bambalinas: escenografías, vestuario, pelucas y efectos especiales.
Parada por un chocolate caliente
A pocos metros del San Martín, renace el clásico bar La Giralda, que con su típico chocolate caliente nos invita a sortear el frío.
Existe desde 1930. Empezó como lechería, siguió como bar, y se consolidó como un ícono más en la avenida de los teatros y las pizzerías, elegido por políticos y artistas como Perón, Alfonsín y Borges. Por su historia y su valor edilicio, integra la lista de los 92 bares notables que selecciona el Gobierno de la Ciudad.
En 2018 se había anunciado su cierre definitivo, pero el cambio de dueños y una enorme reforma permitieron que resurgiera, como el ave fénix, para volver a abrir sus puertas el año pasado. El objetivo fue recuperar la impronta del siglo XX: se restauraron las sillas Thonet originales y los herrajes de bronce, se reconstruyeron las mesas de mármol, los vidrios al ácido y las boiseries.
La obra de restauración estuvo a cargo del estudio Pereiro Cerrotti & Asociados, quienes también intervinieron la confitería La Ideal, el Club Español, el Petit Colón y el Museo del Jamón, entre otros lugares históricos.
El bar ahora vuelve los años de gloria, con una particular novedad: incorpora servicio de restaurante. “Pero, no importa cuán tarde sea, desarmamos la mesa de la cena para aquellos que llegan antojados de churros”, advierten, en alusión a un clásico del lugar: churros rellenos de dulce de leche o crema pastelera, acompañados por una taza de chocolate. Av. Corrientes 1453. Dom. a jue., de 7 a 01; vie. y sáb., las 24 horas. @lagiralda1453
Hacia el norte: caminata por la calle Arroyo
1. The Shelter Coffee
Este místico café inglés asegura la excelencia en cada taza, con al menos seis métodos distintos de preparar la bebida. French press, moka, chemex, syphon, coffee dripper, aeropress: distintos granos, distintas máquinas, distintas temperaturas. Una opción para cada gusto. Arroyo 940. Lun. a vie., de 8.30 a 20; sáb., de 10 a 20. @thesheltercoffee
2. Florería y Rotisería Atlántico
Este bar se cansó de integrar el ránking de los mejores del mundo. Escondido en el subsuelo de un local de flores, al show de tragos y picoteo se accede por una suerte de puerta de frigorífico, camuflada entre ramos y hojas verdes. Es pionero entre los speakeasy de la noche porteña. Arroyo 872. @floreriaatlantico
Al lado, y sobre la vereda, Rotisería Atlántico. Hermana de Florería –incluso comparten algunos platos–, lista para recibir a quienes prefieren mantener los ojos en la calle. Arroyo 886. Lun a dom de 12 a 1. @rotiseriaatlantico
3. Pro.vin.cia y arte en Fundación OSDE
Una tabla de quesos, un par de copas de vino cuidadosamente seleccionado y, como en el caso anterior, unas pocas mesas en la vereda de una de las calles más pintorescas de la ciudad, sin bullicio ni tumultos: el escenario ideal para fantasear con un viaje a París. Arroyo 826. Lun. a mié., de 10 a 22; jue. y vie., de 10 a 23; sáb., de 10 a 18. @pro.vin.cia
Tan solo con cruzar la calle, hasta el sábado 17, es posible dis de la muestra De regreso al infinito, mar original. Nada que atribuirme en Fundación OSDE, un homenaje a la difunta artista visual Mara Facchin, una de las pioneras del arte digital en la Argentina. La exposición, organizada por excolegas de Facchin, recopila obras que van desde 1998 a 2017, que incluyen fotografías, abstracciones, impresiones sobre distintos soportes e, incluso, piezas que nunca fueron mostradas. Arroyo 807. Mié. a sáb. de 12 a 20. @fundacionosde
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