Entramos a esta vivienda de más 100 años en una muy reconocible esquina para mostrarles en detalle su antes y después.
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Arcos ojivales, molduras, vitrales con plomo, chimenea Tudor, paredes revestidas en paneles de roble y una fachada bajo protección patrimonial. La arquitecta Bernardita Crespo se enfrentó al desafío de reformar una de las icónicas casas de estilo inglés que hace más de 100 años es parte de las joyas edilicias de Palermo Chico.
La tarea no fue fácil: bajo la premisa de instalar un ascensor para aprovechar al máximo el segundo piso y la terraza (antes, área de servicios), agujerearon la losa, descartaron una enorme cantidad de escombros, rehicieron las cañerías y aprovecharon a conectar espacios e iluminar. Así, se logró llevar aire nuevo a los actuales dueños de casa: una pareja joven con tres hijos chicos.
Fachada protegida por la Ciudad... ¡y por los vecinos!
Las tareas sobre la fachada se hicieron un tiempo después, con la familia ya mudada y bajo el ojo atento de los vecinos Palermo Chico, que suelen mirar con recelo cualquier intervención en este oasis de Buenos Aires –delimitado por la Av. del Libertador, las vías del ferrocarril, el Jardín Japonés y la calle Tagle– cuyo arbolado y calles curvas fueron diseñados por el paisajista Carlos Thays en la primera década del 1900.
“Hay mucho cuidado por parte de las familias que viven en la zona. Tocaban timbre a cada rato, desesperadas por asegurarse de que no arruináramos la esquina”, recuerda Bernardita. Son los mismos vecinos que, a fines de 2021, salieron a la calle a manifestarse en contra de la construcción de una torre que se gesta a tan solo 20 metros de esta casa, sobre la calle San Martín de Tours.
Un presente clásico, pero luminoso
"La construcción tenía una base de gran calidad, pero tenía paredes con humedad, rejas por todos lados y un aspecto general lúgubre."
Arq. Bernardita Crespo, a cargo de la reforma y restauración
En la planta baja y en el primer piso se conservó el estilo Tudor, que remonta a la Inglaterra del siglo XVI, pero con un plus de frescura: las paredes se pintaron de blanco, se destaparon ventanas que estaban anuladas y se hicieron a nuevo los baños con algunos toques de modernidad.
Los dueños decidieron mantener el estilo clásico en los ambientes principales, pero aclarándolos con blanco en las paredes.
Una nueva orientación en la cocina
Se cambió la orientación de la escalera de servicio de modo tal que la cocina y comedor diario quedaran mejor integrados.
Suite principal
La mayoría de los muebles fueron comprados en remates. Las arañas estaban en la casa y fueron restauradas.
Zona de cambios radicales
En la segunda planta y en la terraza, el cambio fue radical. “Pusimos aberturas de PVC negro mate con vidrio repartido, Tarquini con almohadillado en las paredes, mármol Travertino, chapa gris en sintonía con las tejas; todos gestos que conectan con el estilo original”, detalla Bernardita.
“Es la parte más moderna. Se hizo toda a nuevo, pero sin perder la elegancia ni el vínculo con los pisos de abajo”
Ahí construyeron un quincho y una sala de TV con escritorio, que se integran por completo a la terraza para recibir invitados.
“Querían dar vida a todo ese lugar, que no tenía uso y al cual era un incordio acceder porque las escaleras eran angostas y empinadas. Ahora se lo pasan allí”.
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