Ubicada a la misma distancia de San Pablo que de Buenos Aires, esta casa de hormigón se hizo sin muros para que una joven pareja la ocupara como quisiera, pero siempre habitando el bosque.
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Los clientes del arquitecto Luciano Lerner Basso le dieron plena libertad creativa y eso terminó resultando un gran desafío. “Son jóvenes. No saben qué van a hacer de su vida, ni si van a tener hijos, ni de cuántas habitaciones les gustaría disponer; lo único que querían era una casa. Entonces diseñé una hoja en blanco, sin muros, para que la ocuparan como quisieran”, cuenta este arquitecto brasileño que dirige su propia firma desde hace casi 20 años. Y ¿qué mejor solución para despejar la planta de columnas y paredes que el uso de una estructura de hormigón, un material que es moneda corriente en el país vecino?
El hormigón armado tiene una larga trayectoria en Brasil, parte del legado de arquitectos como Paulo Mendes da Rocha y João Batista Artigas. Es una tradición nacional, como el ladrillo lo es en Uruguay. Por este motivo, el material resulta más accesible que en otros países y, para trabajarlo, existe mano de obra muy calificada.
Minimalismo material en un maxi paisaje
“Cuando los clientes buscan un arquitecto con una firma definida, suelen respetar su lenguaje al elegir la decoración. Por eso, la casa está equipada con pocos muebles y sigue un estilo minimalista”, explica Lerner Basso, sobre esta construcción con pisos de hormigón pulidos.
"El uso de un único material continuo en las paredes ayuda a desdibujar el límite interior-exterior. No es que adentro tengo una pared blanca y, afuera, otra textura o un color diferente."
Arq. Luciano Lerner Basso, a cargo del proyecto y la obra
“Las araucarias están en extinción, así que cuando vi el terreno pensé: «Tenemos un pedazo de paraíso»”. De ahí, el nombre del proyecto: Casa Fortunata. En italiano, “tocada por la suerte”.
Respetar el entorno
Inmerso en el pleno bosque neotropical, el bloque de cemento se pierde entre las araucarias y se prepara para envejecer con la misma dignidad y naturalidad que los árboles: la premisa fue no deforestar. La vegetación autóctona de la parcela –con árboles de más de 50 años– se conservó prácticamente en su totalidad. De hecho, la casa se diseñó en torno a una araucaria de 25 metros de altura que atraviesa el deck y lo transforma en una suerte de jardín elevado.
Según confiesa el Lerner Basso, los arcos de la terraza que enmarcan el verde son una referencia directa a la Casa Curutchet de La Plata, proyectada por el arquitecto y urbanista Le Corbusier.
“En medio de la mata se convive con problemas de construcción, siempre. Es imposible pensar una fachada blanca, porque en dos años se pone verde; hay que apostar a elementos naturales como el hormigón y la madera”.
Para intervenir lo menos posible la topografía, el volumen principal se apoya en pilotes que tocan el suelo en pocos puntos. La tierra de las excavaciones se usó para dar pendiente a las rampas de los autos y, las piedras, para reforzar los muros de contención.
Una recorrida en video
Espacio mágico
“Nadie querría encerrarse entre cuatro paredes para tomar un baño de inmersión pudiendo contar con una vista abierta a la copa de los árboles y a los pájaros volando. La idea fue que ese momento resultara mágico”.
Todos los ambientes cuentan con iluminación natural y sistema de losa radiante. Las ventanas llevan doble vidrio hermético.
En línea con el resto de la casa, la circulación es continua también en el dormitorio, que a futuro podría cambiar su función.
Casa abierta
Según Luciano Lerner Basso, la planta de Casa Fortunata no es abierta, sino que está abierta. “Es una condición temporal. Puede quedarse así toda la vida o, de repente, dividirse sin problema.
Bajo la premisa de mantener la casa libre de muros, algunos ambientes se separan con un varillado desmontable de madera tahuari, que deja pasar la luz entre listón y listón y genera un juego de sombras encantador.
Habitar el bosque
El contacto con la naturaleza es permanente y son los propios árboles los que se encargan de dar privacidad. Al mismo tiempo que se habita la casa, se habita también el bosque.
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